La Orden de San Benito (en latín: Ordo Sancti Benedicti), (O.S.B.)
Es la orden religiosa, perteneciente a la Iglesia Católica Romana, dedicada a la contemplación, fundada por Benito de Nursia, y que sigue la Regla dictada por éste a principios del siglo VI para la abadía de Montecassino.
Benito de Nursia contribuyó decididamente a la evangelización cristiana de Europa, por lo que es patrón de Europa
Actualmente la Orden está extendida por todo el mundo, con monasterios masculinos y femeninos.
El origen de la Orden benedictina se encuentra en las fundaciones hechas por Benito de Nursia en la localidad de Subiaco.
Allí surgieron los primeros doce monasterios propiamente benedictinos, dirigidos cada uno por un propio abad, el cual tenía a su cargo su propia iglesia para la recitación del oficio litúrgico en comunidad.
A la cabeza de los doce cenobios se encontraba Benito, quien además se encargaba de la formación de los futuros monjes.
Más tarde, se fundaron los monasterios de Montecasino y de Terracina, ambos autónomos de los surgidos en Subiaco.
Al morir Benito, en 547, deja 14 monasterios masculinos y uno femenino en Piumarola, donde se supone residía su hermana Escolástica
En 2005, la Confederación benedictina contaba con 349 abadías y prioratos, y 7876 monjes, 4350 de ellos sacerdotes.5
Siguiendo su ejemplo e inspiración, diversos fundadores de órdenes religiosas han basado la normativa de sus monasterios en la Regla dejada por Benito, cuyo principio fundamental es Ora et labora, es decir, Oración y Trabajo.
Los monasterios benedictinos siguen las Reglas de San Benito.
Conocidas como Regula Sancti Benedicti, de 73 capítulos, algunos añadidos y modificados después por sus seguidores.
Esta regla benedictina fue acogida por la mayoría de los monasterios fundados durante la Edad Media.
El principal mandato es el ora et labora, con una especial atención a la regulación del horario.
Se tuvo muy en cuenta el aprovechamiento de la luz solar según las distintas estaciones del año, para conseguir un equilibrio entre el trabajo (generalmente trabajo agrario), la meditación, la oración y el sueño.
Se ocupó San Benito de las cuestiones domésticas, los hábitos, la comida, bebida, etc. Una de las críticas que tuvo esta regla al principio fue la «falta de austeridad» pues no se refería en ningún capítulo al ascetismo puro sino que se imponían una serie de horas al trabajo, al estudio y a la lectura religiosa, además de la oración.
La regla daba autoridad de patriarca al abad del monasterio que al mismo tiempo tenía la obligación de consultar con el resto de la comunidad los temas más importantes.
Los discípulos de Benito se encargaron de difundir la Regla por toda Europa y durante siglos (hasta la adopción de la regla de San Agustín por los premostratenses en el siglo XII y los dominicos en el siglo XIII), fue la única ordenanza a seguir por los distintos monasterios que se fueron fundando.
Siguiendo los preceptos, el hábito benedictino debía estar formado por una túnica y un escapulario, cubiertas ambas piezas por una capa con capucha.
No se dice el color que deban llevar dichas prendas, aunque se cree que seguramente serían de la coloración de la lana sin teñir, que era lo más fácil en los primeros tiempos.
Después, el color negro fue el predominante hasta que llegó la reforma de los cistercienses, que volvieron a adoptar el blanco; de ahí la diferencia que se hace entre monjes negros y monjes blancos, ambos descendientes y seguidores de la orden benedictina.
Carlomagno en el siglo VIII encargó una copia e invitó a seguir esta regla a todos los monasterios de su imperio. Dio orden de que los monjes se aprendiesen de memoria todos los capítulos para estar siempre listos a recitar cualquiera de ellos cuando así se lo demandasen.
Horas Canónicas
San Benito denominó a estas horas de rezo "horas canónicas", y así se haría desde el siglo VI; su nombre proviene de las órdenes y normas o cánones de la Iglesia del medioevo.
Durante esa época se organizó el sistema de horas centralizando su uso principalmente en los monasterios benedictinos.
La división del día en siete partes tiene su origen en el Libro de los Salmos de la Biblia, en el que se lee: "Siete veces al día te alabaré", y también se lee "a medianoche me levantaba para darte gracias".
De ahí se puede ver que existe una agrupación de las siete horas canónicas de los Oficios diurnos y asímismo los Ofícios nocturnos, que a su vez se reparten en tres guardias o vigílias, denominadas Maitines.
Cada semana los monjes debían rezar el salterio íntegro (es decir, los 150 salmos). En su regla, San Benito recomienda a sus monjes que durante los viajes no dejen pasar el rezo de las horas de oración.
Las horas canónicas eran las siguientes:
Maitines u Oficio: medianoche. Se puede rezar en cualquier momento del día, pero en Domingo no antes de las Vísperas. También se puede rezar junto con Laudes. En un esquema diferente.
Laudes: al amanecer, habitualmente sobre las 3:00
Prima: Hora en la que sale el sol, aproximadamente las 6:00 de la mañana. Después del Ángelus*, según tiempo. Es importante decir que esta hora se suprimió, solo la hacen algunos monjes muy pronto al amanecer, antes de Laudes. No está en los Tomos de la Liturgia de las Horas.
Tercia: Tercera hora después de salir el sol, las 9:00
Sexta: mediodía, a las 12:00 después del Ángelus*, según tiempo.
Nona: sobre las 15:00, Hora de la Misericordia.
Vísperas: tras la puesta del sol, habitualmente sobre las 18:00 después del Ángelus*, según tiempo.
Completas: antes del descanso nocturno, las 21:00.
*Angelus (o Regina Coeli, en tiempo de Pascua) se puede omitir, es sólo una sugerencia. Eso depende de la devoción a la Virgen María. UST
Divisiones
Medalla de San Benito
Es una medalla cristiana que contiene símbolos y textos relacionados con la vida de Benito de Nursia, utilizados por los cristianos católicos, anglicanos, luteranos, metodistas y ortodoxos occidentales, que pertenecen a la tradición benedictina, especialmente utilizada por los oblatos de la Orden de San Benito.
Se desconoce exactamente el origen de la medalla, aunque se sabe con certeza que su aparición en tradición benedictina es tardía.
La parte frontal del crucifijo se remonta al siglo XI y se dice que el papa León IX la había utilizado; mientras que la el reverso, que lleva la fórmula Vade retro Satana resale al siglo XV.
Su uso se extendió a toda la cristiandad especialmente durante el pontificado de Benedicto XIV.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
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