PRESENTACIÓN DEL SEÑOR Y PURIFICACIÓN DE MARÍA EN EL TEMPLO
2 DE FEBRERO
Hoy nos encontramos con la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo.
También conocida como La festividad de la Presentación de María, conocida también como de Ntra. Sra. de las Candelas, la celebración se remonta a Jerusalén en el siglo IV.
En tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz.
Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración. Ya que se cumpliera la fecha, acudía en compañía de su esposo a las puertas del templo para llevar una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola.
Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos. José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Como eran pobres, llevaron dos palomas blancas.
En el Evangelio según San Lucas se relata este pasaje en el que al entrar con su Hijo en el Templo, llegó un anciano piadoso llamado Simeón, al que el Espíritu le prometió que no moriría sin ver el consuelo de Israel.
También profetizó a María que una espada le atravesaría el alma, fruto de que el Recién Nacido iba a ser Bandera discutida y signo de contradicción.
También pudo contemplar y alabar al Cielo una anciana llamada Ana que servía y oraba en la Casa de Dios.
Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma, profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 18 horas
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