LO NECESITAMOS TANTO
Ese "pilar" con toque de María, que nos hace distinguir entre lo bueno y lo malo entre lo que es relativo e inmutable. Un "pilar" que nos aporte seguridad y esperanza ilusión y encanto, sueños e ideales eternos. ¡LO NECESITAMOS TANTO! Ese "pilar" que fue el orgullo de Santa María, y que, sin él, nunca hubiera existido el "sí" de Nazaret o la fidelidad en Jerusalén. Ese "pilar" que fue la locura de una Nazarena, que -en humildad, obediencia y sencillez- nos enseñó el camino para alcanzar el cielo: FIDELIDAD A LAS PROMESAS DE DIOS.
¡LO NECESITAMOS TANTO! Un "pilar" en el que apoyarnos para llorar y, una piedra, donde poder construir. Un "pilar " en cual alzarnos o, un suelo, sobre el cual divinizarnos. Un "pilar" desde el cual ansiar lo eterno con el color de la caridad o la oración. Tú, María, que apareciste en las horas amargas en tu semblante virginal a Santiago, danos ese valor y ese empuje para no detenernos, y seguir avanzando, para gritar a los cuatro vientos que Dios existe, que Cristo resucitó y que la fuerza del Espíritu Santo, sigue soplando en esta nave de la Iglesia, tan querida por muchos y, a veces, tan odiada por otros. Y es que, a veces, molestan los pilares porque preferimos sociedades de merengue. Amén.
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