AL CORAZÓN DE JESÚS
¡NO DEJES SEÑOR!
Porque, es tarde, porque tememos perderte
las huellas que otros, antes que nosotros, nos dejaron y siguieron
No nos dejes solos, Señor;
quédate como peregrino por estas calles
que saben de la grandeza y de la pobreza
de los hijos de Dios y de sus miserias
No nos dejes solos, Señor,
acompaña la vida y las ilusiones
de esta ciudad que en Tí
siempre ha encontrado calor, respuesta y seguridad.
¡NO NOS DEJES SEÑOR!
Sigue siendo esa brújula que orienta a la ciudad que duerme:
a los hombres que estando despiertos se pierden y no se encuentran
a los que esperan y se desesperan
a los que creen pero quedan atenazados por mil dudas
¡QUEDATE CON NOSOTROS SEÑOR!
Y perdona cuando en el horizonte de mi vida
no dejé brillar tu rostro
cuando al inicio de cada jornada olvidé regalarte un pensamiento
porque en la enfermedad no encendí el cirio de la esperanza
cuando en la vida de cada día
me deje arrastrar por el duro y frío vacío de las cosas
¡ACOMPAÑANOS SEÑOR!
Y que te veamos en los acontecimientos de cada jornada
en el hondo de estas tierras
y en lo más alto de las cumbres de nuestros montes.
Y que te veamos que, cuando sales desde el altar,
hasta las calles de nuestros corazones
compartes y sientes nuestra condición de peregrinos.
Quédate y cuando nos toque mudar de este mundo e ir contigo
que nos presentemos ante Dios con el traje de la FE:
CON EL CORAZON LLENO DE FIESTA
Javier Leoz
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 17 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario