IGLESIA
Su portada barroca que asoma a la plaza Mayor, es del año 1670 y medio siglo después se añadieron en los laterales, dos ventanas ovaladas con ornamentación barroca y columnas salomónicas.
La portada fue encargada por el duque de Cardona.
Hay que hacer notar que en principio las abadías cistercienses no tenían puertas abiertas al exterior ya que la iglesia era de uso exclusivo de los monjes, y por lo tanto no precisaba de puerta exterior abierta a los fieles.
La portada da paso al atrio o galilea de la iglesia situado a los pies de la misma.
La fachada abre en un plano más elevado una hornacina con la imagen de la Asunción de la Virgen María, con los brazos abiertos en señal de bienvenida espiritual.
En el cuerpo inferior y también en sendas hornacinas, a la izquierda imagen de San Benito de Nursia, fundador de los benedictinos y a la derecha San Bernardo de Claraval fundador de los cistercienses.
EL TEMPLO
El templo adopta planta basilical orientado su ábside al Este.
Desde la puerta barroca abierta en el muro oeste de la muralla se accede al atrio o galilea de la iglesia (n.º 1 en plano) que debió construirse a finales del siglo XIII lo mismo que el rosetón abierto en el muro oeste, que proporciona luz a la nave central.
El atrio se cubre con bóvedas de crucería.
Tenía dos altares, uno del siglo XVI dedicado al Santo Sepulcro
que se conserva restaurado y otro ofrecido a la Virgen de los Ángeles del que no queda ningún vestigio; en su lugar hay un Calvario gótico.
Se proyectó la construcción de la iglesia durante los reinados de Ramón Berenguer IV y Alfonso II de Aragón, en estilo románico, en tiempos del abad Hugo, hacia 1166.
La integran tres naves de siete tramos, con crucero, ábside central, girola y capillas absidiales.
Tiene tres naves y crucero; las dos laterales son bastante más estrechas que la central.
La nave central tiene unas dimensiones 85 metros de longitud por 21 metros de anchura y 28 metros de altura, mientras que las laterales alcanzan los 18 metros de altura y es plenamente románica, está cubierta con bóveda de cañón apuntada, con arcos fajones en cada tramo
La nave norte, nave del evangelio, adosada al claustro, (n.º 3 en plano) es románica con bóveda de crucería;
La nave sur, de la epístola, es gótica, reconstruida por el abad Copons hacia 1330, al mismo tiempo que mandó abrir las siete capillas (n.º 4 en plano).
también es de tiempo de este abad el gran cimborrio gótico, octogonal y de grandes ventanales, que fue restaurado entre 1979 y 1981.
Además hay que destacar algo que no se corresponde con el Cister y es la existencia de un ábside semicircular en la cabecera del templo, con deambulatorio y cinco capillas absidiales.
Alrededor del presbiterio discurre la girola (n.º 7 en plano) a la que se abren cinco capillas radiales.
Esto es así, porque ante el elevado número de monjes que habitaban el cenobio, estos precisaban de capillas para celebrar su misa personal.
Hoy esta costumbre ha desaparecido y se realiza solo una misa para toda la comunidad.
Las capillas absidiales están dedicadas a San Vicente, San Miguel, San José, Santa Tecla y San Juan Bautista.
Las dos absidales de las esquinas tienen comunicación con el crucero (n.º 5 en plano).
Se conserva en el presbiterio la mesa de altar antigua que consiste en una gran piedra apoyada en cuatro pares de columnas románicas.
El edificio actual guarda en su interior dos grandes tesoros: el retablo renacentista de Damián Forment y los sepulcros reales (n.º 6 en plano).
Además hay que contar dos pequeñas capillas absidiales que se abren en los brazos del crucero, dedicadas a San Benito (brazo Sur) y a San Bernardo (brazo norte), ambos con clara relación con el Cister.
La iluminación se resuelve por medio de las ventanas de la nave central y de las laterales, los rosetones del crucero y de la nave central y los ventanales de las capillas.
También dispone de un gran vitral.
Al pie de la escalinata del presbiterio fue enterrado el abad general don Edmundo de la Croix, fallecido en el priorato de Nazaret (Barcelona) en 1604.
Distribución de los sepulcros
En el crucero de la iglesia se levantan dos arcos rebajados que sostienen los sepulcros de los reyes de la Corona de Aragón, magnífica obra iniciada por el rey Pedro IV el Ceremonioso, hacia 1359 y continuada por sus sucesores.
Los dos arcos fueron construidos en alto en 1380 por Jordi de Deu, y sobre ellos se situaron los sepulcros, lo que permitía el paso de los monjes por debajo sin entorpecer la cotidiana vida monástica.
Lado del Evangelio:
Jaime I (muerto en 1276)
Pedro IV el Ceremonioso (muerto en 1387) con sus tres esposas: María de Navarra, Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia
Fernando I de Antequera (1416) y su mujer Leonor
Lado de la Epístola:
Alfonso II el Casto (1196)
Juan I (1396), con sus dos esposas Matha de Armagnac y Violante de Bar
Juan II (1479) y su segunda mujer Juana Enríquez
En el extremo del crucero, junto a la capilla de San Benito, se ha instalado la tumba del rey Martín I el Humano, obra también de Federico Marés.
En los muros laterales de la capilla de San Benito, se encuentran los sepulcros de los infantes don Pedro, doña María, don Martín y don Alfonso, hijos de Pedro el Ceremonioso.
En la otra parte del crucero y simétrica a la tumba de Martín el Humano, sobre una fuente o lavabo,
existe una sepultura gótica de piedra. Guarda los restos de doña Juana de Aragón († 1384),
condesa de Ampurias, hija de Pedro IV. Quedan aun vestigios de su policromía.
Sobre la puerta de la sacristía vieja (la actual),aparecen los pequeños sarcófagos de los príncipes Juan, Jaime, Fernando y Leonor, hijos todos de Juan I.
En su origen los sarcófagos estaban policromados, y después de su expoliación fueron debidamente restaurados por el escultor Federico Marés, como ya hemos dicho.
Entre la decoración existentes en las tumbas podemos destacar los leones situados a los pies de los reyes, símbolos de poder y fuerza y los perros a los pies de las reinas, símbolos de fidelidad y lealtad.
Se considera que aunque los restos que figuran en el interior de los sarcófagos son los auténticos de los personajes allí enterrados, el deterioro de los mismos era tal que hacia imposible saber quien era quien, por lo que los sepulcros puede que no se correspondan con el finado.
La única excepción se considera el enterramiento de Jaime I, que debido a su altura y algunas marcas de su cuerpo se ha podido determinar que se trataba de este personaje, y pudo ser enterrado en su sepulcro
Se considera al Monasterio de Poblet como el Panteón Real de los reyes de Aragón, sin embargo hay otro monasterio que también tiene consideración de Panteón Real y es San Juan de la Peña, donde están enterrados los condes de Aragón y los tres primeros reyes del Reino.
Sin embargo la mayor parte de los Reyes se encuentran enterrados en Poblet desde que Alfonso II el Casto inició la costumbre.
Retablo de Damian Forment
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En el Altar Mayor, encontramos un magnífico retablo de alabastro blanco, esculpido en estilo renacentista por el artista valenciano Damian Forment (* 1480 † 1540), que lo esculpió del 1527 al 1529.
El abad Pere Caixal fue el que encargó esta obra, en la época del emperador Carlos V.
Los propios monjes diseñaron la temática que debía tener la obra y en la que en el centro debería figurar, como corazón mismo del monasterio, la imagen de la Virgen María.
El retablo se divide en cuatro cuerpos en los que se representan escenas de la vida de Jesús, la Virgen rodeada de santos, los apóstoles en torno a Jesucristo y, en lo alto, rematando el gran retablo, la Crucifixión con las tradicionales figuras.
Toda la superficie del retablo de Forment, quien sin duda se valió de colaboradores que no tenían su calidad artística, se halla rodeado de diversos motivos ornamentales.
En 1835, después de la exclaustración, el retablo sufrió destrozos y desperfectos.
En 1940 se procedió a su restauración.
Se trata del segundo retablo de Forment que se conserva realizado a lo romano, de traza arquitectónica renacentista con grutescos
introducción de las formas renacentistas.
--Sotabanco: Altorrelieves con escenas de la Oración en el Huerto, Prendimiento, Flagelación, Jesús ante Pilatos y Caída camino del Calvario.
-- Primer cuerpo: La Virgen con el Niño preside en el centro, con un tamaño mayor que las colaterales. A un lado y a otro, en hornacinas más pequeñas están las santas Colombina, Úrsula y Florentina y los santos Matías, Bernardo y Guillén.
-- Segundo cuerpo: Altorrelieves con los Gozos de María.
--Tercer cuerpo: En el centro está la imagen de Jesús, a mayor tamaño que las otras de los Apóstoles.
Se corona con el ático que lleva la representación del Calvario.
El Cimborrio
El cimborrio es una de las construcciones mas brillantes del monasterio. Construido sobre la intersección de la nave mayor con el crucero de la iglesia presenta ocho ventanales de arco ojival, uno sobre cada una de las caras del prisma de base octogonal.
El inicio de su construcción se remonta al abad Ponce de Copons en el año 1330, siendo concebida inicialmente como campanario y utilizándose con esta función hasta 1668 cuando las campanas fueron trasladadas a la torre situada a mediodía del cimborrio.
Sacristía
La primitiva sacristía (n.º 7 en el plano general) se ubicó en el emplazamiento de la capilla que durante un tiempo sirvió a los monjes mientras se construía la primera parte del gran templo.
Es del siglo XII hecha en piedra de sillería cubierta con bóveda de cañón apuntada.
La sacristía nueva (n.º 16 en el plano general) es un edificio levantado en el extremo sur del crucero que sobresale de la muralla tomando parte de ella.
Se construyó durante el mandato del abad Baltasar Sayol (1732-1736).
Está cubierta por una amplia cúpula con su linterna. Estuvo bien decorada con obra de Flaugier12 y su discípulo Gutiérrez.
Una gran cajonería se extendía a lo largo de las paredes, donde se guardaban valiosos ornamentos litúrgicos. Se restauró en 1984.