SIGUE SU HISTORIA
Durante la Guerra Civil, el día 13 de marzo de 1936 los devotos y vecinos del convento lograron impedir que la imagen fuera destruida por un piquete de revolucionarios.
El 17 de julio los frailes ocultaron la imagen en una caja de madera, y envuelta en sábanas, en los sótanos del convento.
Alojándose en el mismo el batallón republicano conocido con el sobrenombre de "Margarita Nelken", y para mitigar el frío del invierno madrileño que allí padecían sus tropas, al buscar unas tablas para calentarse se encontraron con la sorpresa de la caja que contenía la sagrada imagen... Al comprobar Juan Manuel Oliva, jefe del batallón, "a las cuatro de la tarde" que se trataba del Cristo de Medinaceli, no sólo por motivos artísticos, sino también religiosos, entregó la imagen a la "Junta del Tesoro", que la trasladó bien pronto a la ciudad de Valencia, concretamente al Colegio del Patriarca.
En marzo de 1938 fue transportada a Barcelona y desde allí , el día 3 de febrero de 1939, fue trasladada con todo el Tesoro Artístico a la ciudad suiza de Ginebra, a la que llegó el día 12 de febrero
.Jesús de Medinaceli a su regreso de Ginebra
Cuando terminó la guerra y fue recuperado el Tesoro, Don Fernando Álvarez de Sotomayor, representante del nuevo Gobierno español, consiguió que la imagen del Cristo saliera de Ginebra el día 10 de mayo de 1939, siendo esperada con toda devoción en Pozuelo de Alarcón, pueblo cercano a Madrid.
Allí fue recibida con honores militares y de ella se hizo cargo la Junta de la Real Esclavitud, llevándola a Madrid, momentáneamente al monasterio de la Encarnación.
La víspera de la festividad de San Isidro, el día 14 de mayo, todo el pueblo de Madrid se organizó en solemne procesión acompañando la imagen hasta el altar de su templo en el que siguió recibiendo el culto y la veneración de multitud de devotos.
Siempre, pero sobre todo los viernes del año, y de forma multitudinaria el primer viernes de marzo, son incontables las personas que acuden a venerar al Cristo de Medinaceli, para lo que han de aguantar largas horas de espera y de incomodidades aún climatológicas, hasta conseguir besarle el pie y formularle las tres peticiones rituales.
La procesión que a las siete de la tarde comienza a recorrer las calles de Madrid con la imagen del Cristo el Viernes Santo y que organiza la "Archicofradía Primaria nacional de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno" es espectacular y en ella son muchos los que le expresan sus muestras de devoción, agradecimiento y sacrificio de múltiples maneras, rozando algunas de ellas hasta los límites de lo esperpéntico a veces, y otras, de los sacrificios cruentos.
Los viernes son días especiales para venerarla.
Recibe culto en la Iglesia de los RR.PP. Cacpuchinos de la Calle Jesús de la capital. Preside el templo desde su camarín.
El Papa Pablo VI el día 1 de septiembre de 1973 elevaría a Basílica Menor la iglesia de Nuestro Padre Jesús.
LA IMAGEN
Representa el momento en que Pilatos, dirigiéndose al pueblo judío, le dice: "Ecce Homo, he aquí al Hombre".
La imagen de Jesús tiene una altura 173 cm y fue elaborado en talleres sevillanos hacia el siglo XVII.
Es de talla completa pudiendo ser presentado sin vestir, constando entonces de un paño de pureza.
Tiene una mirada que refleja un gran sufrimiento así como una gran paciencia.
La talla está encorvada por el dolor de espalda producido por la flagelación .
. La imagen tiene una cabellera tallada a pesar de que no se muestre al estar tapada por la "artificial" que se le pone.
La imagen consta de un gran ajuar compuesto por más de treinta túnicas entre las que destacan una de 1846, regalada por el rey Francisco de Asís y otra de 1883, regalo de la Duquesa de Medinaceli.
Para las grandes ocasiones como el primer viernes de Marzo o la procesión, Jesús luce una corona de oro macizo de medio kilo de peso con piedras preciosas incrustadas, regalo de los joyeros madrileños en la década de los cincuenta.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 18 horas
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