Con el tiempo, la pequeña ermita construida tras la aparición de la Virgen, se convirtió en uno de los Santuarios Marianos más importante de la Península y llegó a ser considerado santuario nacional de Castilla.
El santuario y monasterio de Guadalupe,
con sus más de siete siglos de fe, devoción mariana y cultura, ha sido por méritos propios uno de los destinos preferidos de un buen número de peregrinos, viajeros, visitantes, turistas e ilustres personajes de la historia de España desde el siglo XIV y hasta la actualidad.
La riqueza artística que encierran estos muros, unidos a la devoción y el fervor popular por la imagen de la Virgen, ha cautivado en todos los tiempos a personas de reconocimiento público, político, religioso, artístico y de otra índole, lo que sin duda ha contribuido a engrandecer este enclave monacal en todo el universo.
La certificación de estas visitas, viajes o peregrinaciones, llega a nuestros días a través de los numerosos documentos, publicaciones, crónicas y otros testimonios escritos, realizados por los propios protagonistas o en los documentos monacales que los monjes han custodiado a través de los siglos.
Muchos son los peregrinos que llegan a Guadalupe.
Para ello, desde los primeros tiempos, se construyen hospitales para acoger y socorrer a los peregrinos.
Hospital de mujeres
El Padre Yañez, primer prior, construyó el Humilladero de la Santa Cruz en la zona desde donde por primera vez veían el Santuario los peregrinos que llegaban del norte.
Se sitúa en el cerro de las Altamiras, a unos 4 kilómetros de la puebla y constituye un excelente mirador.
La ermita del Humilladero, cuyo verdadero nombre es de la Santa Cruz, fue comenzada a finales del siglo XV para que los peregrinos pudieran orar al ver el santuario de Guadalupe.
Miguel de Cervantes trajo aquí sus cadenas de cautiverio en Argel, para ofrenda de la virgen de Guadalupe.
Está construida en ladrillo plantillado y tiene bóveda de crucería. Su estilo mudéjar “gótico de ladrillo” se aprecia en sus ventanales de tracería y rosetas. En su construcción se usaron las mismas normas que en el templete del claustro mudéjar del monasterio de Guadalupe.
Fue declarada Monumento Nacional en 1931 y Bien de Interés Cultural.
Posteriormente se construyen otras ermitas en los últimos tramos de los demás caminos, con la misma finalidad:
punto de parada y oración a la vista del lugar santo.
Ermita de Santa Catalina
Esta singular Ermita, de estilo gótico, fue construida en el siglo XVI por orden del Prior Fray Juan de Siruela, de la orden Jerónima y reformada en el año 1967. Se trata de una construcción muy poco frecuente como se puede observar en la fotografía. Se sitúa en la ruta de Isabel la Católica enlazando con la ruta de las Ermitas, en el camino deGuadalupe a Cañamero y muy cercana al Palacio de Mirabel.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 18 horas
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