santo evangelio según san Marcos (8,14-21):
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían mas que un pan en la barca. Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.» Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.»
Es así, no todos se dan cuenta de la nueva vida que trae Jesús, ni siquiera sus discípulos que han presenciado en primera persona los milagros de la multiplicación de los panes.
Ellos siguen con el "pan de sus seguridades", el pan de lo que realmente les preocupa. No entienden. ¡Es tan fácil hacer un Dios a nuestra medida, a la carta! Somos capaces de reducir a poco la grandeza de la fe.
¿Para qué os sirven los ojos si no veis? La levadura está más presente de lo que suponemos en el Evangelio. Para el pueblo judío, simbolizaba la corrupción, y en los días sagrados se tiraba y se barría hasta no dejar ni rastro por toda la casa para que no contaminara los alimentos permitidos.
Nuestro concepto de la levadura es mucho más positivo porque tenemos en cuenta el pasaje evangélico de Lc 13 en que se compara al Reino de Dios con el hongo que fermenta la masa.
Pero en el Evangelio de hoy, Jesús previene a sus discípulos de la levadura de los fariseos y de Herodes. Es decir, el fermento del mundo que hace crecer de modo artificial su Reino, inflado por la vanidad, la hipocresía o la falsa sensación de poder. Y se encorajina con ellos porque no lo ven, porque la mundanidad les ciega y les embota los oídos: “¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís?”.
Su Pan de Vida no precisa de levadura que lo haga subir de modo acelerado. La pregunta se clava como un dardo: “A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?”
En la barca no hay más que solo un pan, y ellos miran al pan que traen entre sus manos. En la barca no hay más que solo un pan, el único necesario y suficiente. Ese pan es Jesús, es su cuerpo entregado, su sangre derramada, su corazón partido. Todavía no han comprendido que el pan multiplicado es Él mismo, Pan de Vida Eterna.
¡A despertad los sentidos del corazón para no perdernos la hermosura insondable de mirar la vida con los ojos de la de, de vivir a fondo, desde dentro, con el corazón. ¿Cuándo reconoceremos la grandeza de la misión a la que Jesús nos quiere asociar? ¡Sembradores de vida eterna!
No hay comentarios:
Publicar un comentario