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sábado, 5 de mayo de 2018

PALACIOS NAZARIES, MEXUAR II

Cuarto Dorado 

 Por la pequeña puerta con arco de herradura, dispuesta así para permitir el paso de una sola persona y controlar perfectamente el tránsito de una estancia a otra, se pasa al patio en el que el Sultán recibía en audiencia a sus súbditos en la Alhambra del siglo XIV.

A su entrada encontramos un pórtico de tres arcos sobre columnas, con capiteles de mármol del siglo XII.

A la izquierda, un pequeño arco comunica con el Mexuar y, al fondo, existe otro arco decorado con mocárabes, celosías y flanqueado por otros dos pequeños, que enlaza con una pequeña habitación, cubierta con alfarje de lazo con pinturas góticas, el escudo de los Reyes Católicos y sus emblemas.

 En la pared frontal de la sala, encontramos un balcón dividido por una columna con capitel cristiano bajo un friso de mocárabes. El capitel está decorado con los mismos emblemas reales.



Da acceso por un bello arco con capiteles del s.XII-XIII al patio


cubierto por esta bella techunbre, entre los arcos.


Al norte del patio, tras el característico pórtico de tres arcos se encuentra el Cuarto Dorado, cuya decoración original se debe a Muhammad V.
 Fue llamado así por la bella techumbre de madera que lo cubre, repintada y decorada, al igual que toda la estancia, en época de los Reyes Católicos,



 como testimonian sus escudos, el yugo y las flechas y la ventana central con parteluz y capitel mudéjar.


Esta sala debía ser utilizada por los administradores y secretarios de la corte musulmana para anotar y ejecutar las sentencias del Sultán.


Por debajo de la estancia corre el pasadizo de ronda que usaba la guardia de seguridad de los Palacios. Originalmente estaba sobre la muralla, a cielo abierto, pero las transformaciones y ampliaciones de los palacios en el siglo XIV lo dejaron oculto, al igual que la estructura original de este sector de la Alhambra.


La planta superior de la sala, también modificada, albergó a la Emperatriz Isabel de Portugal el verano de 1526, y después a los Gobernadores y Alcaides de la Alhambra.

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El Cuarto Dorado servía como sala de espera de los demandantes o litigantes, y, al salir, se encontraban con la majestuosa fachada que debía de imponer y resaltar la autoridad real.




  Patio del Cuarto Dorado 






Toma su nombre de los grutescos del techo árabe repintado de este color en época de los Reyes Católicos. Se abre al patio por un pórtico de tres arcos con columnas que tienen bellos capiteles de orejas de tradición almorávide.


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Imagen relacionada
 En el centro del patio hay una fuente baja de mármol con gallones, y a un lado una reja da paso al camino de guardia abovedado que comunica este patio con el patio de la Reja.

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 La pila que veis en el centro es una copia exacta del original, la cual se encuentra en los Jardines de Daraxa.

Frente al pórtico del Cuarto Dorado se levanta la fachada más importante del palacio: la imponente fachada de Comares.




Fue erigida por Muhamed V para conmemorar la toma de Algeciras en 1369. Esta fachada era la entrada a la zona residencial privada del palacio. La puerta de la derecha servía de acceso a la zona de servicio y la de la izquierda a la estrictamente privada, como dice la inscripción a su arrocabe de madera
. En la parte alta están las estancias privadas de las mujeres, cuyas ventanas estaban cerradas con celosías para guardar su intimidad.

En este patio recibía el sultán a los súbditos que lograban conseguir una audiencia especial. Estos se situaban en la sala del Cuarto Dorado, separados del sultán por la guardia que formaba un cordón de seguridad delante del pórtico.

En la parte central de la fachada, entre las dos puertas, el sultán se sentaba en una jamuga bajo el gran alero que era su dosel a modo de corona, como dice la inscripción, alero que es una de las obras cumbres de la carpintería nazarí. Así quedaba preparado el efecto teatral que se perseguía ante la llegada del monarca: por encima de las cabezas de los soldados podía hablarse al sultán y hacer las peticiones oportunas.

Mientras las mujeres observaban discretamente toda la ceremonia detrás de las celosías de las ventanas de los pisos superiores.




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