Dios sembró un diminuto grano de mostaza en su corazón, en forma de vocación religiosa, y que un día se convertiría en un gigantesco árbol, al convertirse, el 16 de octubre de 1968, en vicario de Cristo en la Tierra.
El grano de mostaza fue regado y cuidado por diversas personas, especialmente por Jan Tyrannowski, un sastre conocido como "hombre de Dios" y "sastre místico" y que Juan Pablo II, hablando un día de él, dijo: Un santo anónimo. Su tiempo libre lo dedicaba a la labor pastoral de la parroquia de San Estanislao de Koska en el barrio de Debniki, donde vivía Karol.
El futuro Papa empezó a ir a las reuniones en 1940, meses antes de morir su padre.
Un día le entregó las obras de San Juan de la Cruz, una poesía caló en su corazón. Su vocación iba creciendo paso a paso y San Juan de la Cruz tenía mucho que ver.
Seguía trabajando, pero ya en la fabrica de sosa que la misma empresa tenía en Borek Falecki. y seguía participando en obras de teatro, del Teatro Rapsodia.
Paseando con su tía y madrina
Tenía que tomar una decisión, un tanto difícil, una decisión que años mas tarde escribía: "Hubo un día que en que supe con certeza que mi vida no se realizaría en el amor humano, cuya belleza, por otra parte, siempre he apreciado profundamente"
Y llegó el otoño de 1942 a sus amadas montañas polacas,
y muy decidido atraviesa la Plaza del Mercado de Cracovia,
que tantas veces había cruzado con su padre, se dirige al Palacio Arzobispal,
Palacio Arzobispal co su estatua
quiere hablar con Monseñor Sapieha, el Arzobispo que conoció en su confirmación.
Karol Wojtyla iba ahora a decirle:
QUIERO SER SACERDOTE
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