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sábado, 17 de mayo de 2025

ORACIONES DE LA MAÑANA DE PASCUA, DOMINGO IV, V Y VI

VI DOMINGO



QUIERO ESTAR CONTIGO, SEÑOR (VI Pascua) Cerca para no perderte, y no perdiéndome de Ti, no olvidar a los que, día a día, me rodean. Que tu Palabra, Señor, sea la que me empuje a no olvidarte, y no olvidándote, dar razón de tu presencia aquí y ahora 
QUIERO ESTAR CONTIGO, SEÑOR Y, a pesar del vacío que existe en el mundo intentar llenarlo con mi débil esfuerzo con mis frágiles palabras con mi alegría fruto de mi encuentro contigo. Ayúdame, Señor, a guardar tu Palabra A llevarla cosida a mis pensamientos A practicarla en las pequeñas obras de cada día A demostrarme a mí mismo que, cumpliendo tus deseos y guardando tus promesas, es como podré alcanzar la Vida Eterna. 
QUIERO ESTAR CONTIGO, SEÑOR En las horas de luz, cuando a las claras te veo y en las noches oscuras, al sentir que te pierdo En las pruebas amargas, cuando eres mi bálsamo Y en los instantes de soledad cuando avanzo sólo Aquí me tienes, Señor, torpe y débil pero recordando que, cumplir y amar tu Palabra, es la mejor autopista para llegarme hasta el cielo Amén.
L
Dios mismo viene en nuestra ayuda, contamos con la presencia viva del Espíritu que conforta, alienta, anima a no desanimarnos ante las contrariedades, a hacernos fuertes ante las adversidades e incluso a alegrarnos por poder dar la cara por el Señor y el Evangelio.
M

Este es el amor que llena de gozo nuestras vidas; este es el amor que llena de presencia nuestras ausencias sentidas; este es el amor con el cual construimos fraternidad y edificamos la Iglesia. ¡Ven, oh Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor!
X
Necesitamos pedir con frecuencia al Espíritu Santo: para confesar a Cristo, para ser miembros activos de una iglesia evangelizadora, para poder orar, para luchar contra el pecado, para vivir como hijos de Dios, para poder transparentar a Cristo en nuestras vidas, para capacitarnos para amar y poder dar testimonio de Él. ¡Ven, Espíritu Santo!


J

Tenemos que ser lo suficientemente humildes y desear con todo nuestro ser tener el Espíritu de Dios para dejarnos modelar por Él, pues solo Él nos conducirá a la Verdad plena. ¿Estás dispuestos a aprender, a dejarte enseñar, a descubrir el misterio de amor que hay debajo de la corteza de todo lo que hacemos, decimos y vivimos?

V

Tú no quieres ni deseas el mal, el dolor, el sufrimiento. Tú eres el amigo de la vida, de una vida en plenitud, de una vida con esperanza, de una vida con ilusión, aunque a veces, para conquistar esa vida, haya que pagar un precio costoso. Dame el Espíritu Santo para que convierta mi propia petición en esperanza gratificante.

S



V DOMINGO





POR TI, SEÑOR (5º de Pascua) Daremos razón de tu nombre, aunque, el hablar de Ti, nos cause desasosiego o incomprensión Ofreceremos, nuestras manos abiertas, aún a riesgo de ser tratados como ilusos de que, lo que damos o hacemos, no sirve de nada ante un mundo en el que sólo se valora lo que se paga
 POR TI, SEÑOR Miraremos al cielo buscando un rasgo de tu presencia Miraremos hacia el duro asfalto para llevar tu Buena Noticia la alegría de tu ser resucitado tu Palabra, como aliento y vida tu rostro que tonifique nuestra triste existencia. 
POR TI, SEÑOR Amaremos, aún no siendo amados Y, en medida rebosante y sin cuenta, colmaremos y calmaremos los corazones que necesitan paz las almas que se han tornado en tibias los pies que se resisten a caminar los ojos que se han quedado en el vacío 
POR TI, SEÑOR Mantendremos, eternamente nuevo, el mandamiento que Tú nos dejaste: amar, sin mirar a quién amar, sin contar las horas amar, con corazón y desde el corazón amar, buscando el bien del contrario amar, buscándote en el hermano 
POR TI, SEÑOR

D
L Todos vosotros, en efecto, oís las palabras del que os habla, pero no todos percibís de igual modo lo que significan… El Espíritu Santo es el gran artífice de las transformaciones en nosotros”.
M
Te busco a Ti con todo mi corazón, con toda mi alma y con todo mi ser. Te busco y te ansío; te busco y te deseo; te busco y, aunque a veces no te encuentro, sólo en seguir buscándote, encuentro paz y consuelo. Dame el gusto de encontrarte, o al menos, sigue aumentando en mí el anhelo de seguir buscándote.

X
Sin Ti yo no soy nada. Contigo, tengo la misma vida de Dios. Deja que en esta oración caiga de rodillas y adore “desde el tiempo” tu Eternidad; “desde mi finitud”, tu Infinitud y “desde mi pequeñez” tu Inmensidad.

J

Señor, hoy necesito que me hagas entender vivencialmente esta relación que se da entre la vid y los sarmientos. Una misma sangre de vida divina corre debajo de mi piel. Mi pobre, frágil y menesterosa vida humana está sostenida y alimentada por la Vida, la vida eterna. Sin Ti yo no soy nada. Contigo, tengo la misma vida de Dios. Deja que en esta oración caiga de rodillas y adore “desde el tiempo” tu Eternidad; “desde mi finitud”, tu Infinitud y “desde mi pequeñez” tu Inmensidad.

V

Te invito a que abras tu corazón al amor incondicional de Dios, que es el Espíritu Santo, y sentirás ese torrente de amor que invadirá todo tu ser. Entonces sabrás lo que es la alegría del cristiano, y la podrás repartir a raudales con todos. De eso se trata el mandato de Jesús. Créeme, el amor es contagioso. 

S

Señor, hoy necesito que me ayudes a entender esta parte del evangelio que se me hace más difícil de asimilar. A todos nos gusta que nos acepten, nos acojan, nos reciban y hasta que hablen bien de nosotros. Pero Tú nos dices, por propia experiencia, que siempre no es así. Y nos encontramos con la oposición, el rechazo, incluso el odio. ¿Qué hacer? Yo quiero fiarme de tu Palabra: El discípulo no es más que el maestro. Haz que yo me aproveche de esta oportunidad para parecerme más a Ti


 IV DOMINGO DE PASCUA



CUANDO MAS TE NECESITO, SEÑOR! 
Te asomas, despertándome de mi letargo cristiano y me pones en guardia frente a tantas cosas que debilitan y distorsionan mi amistad contigo. Cuando más ten necesito, Señor, eres cayado en el que me apoyo para sujetarme nunca caer y siempre levantarme. Cuando, veo que mi nombre se pierde el abismo, suena tu voz clara y nítida: ¡AMIGO! Y, compruebo una y otra vez, que eres Pastor que guarda mis pensamientos en el día y hasta vela mis sueños entrada la noche. 

Sí; Jesús. Siempre surges en el momento oportuno. Conoces mi vida como nadie y, a pesar de estar tan llena de briznas, la pones sobre tus hombros para, una y otra vez, redimirla de sus pecados y dolencias.

 Y es que, Tú, Señor, como Pastor diligente, oportuno y puntual te haces el encontradizo cuando más te necesito Si, debilitado por mis esfuerzos, pienso en el abandono me elevas sobre tus hombros me cubres con tus brazos y me rodeas con tus Palabras de liberación Si, paralizado por mis errores, miro al fracaso susurras palabras de consuelo a mis oídos: ¡Yo estaré contigo todos los días! 

Y es que, Tú, Señor, como Pastor que conoces mis atajos y mis dudas te presentas cuando más te necesito. Si, confundido por mil ideas, temo desertar me confirmas en la fe verdadera: ¡YO SOY! Si, añorando poder y riquezas, dirijo mis ojos hacia el escaparate del mundo me llevas ante el tesoro de tu amor. 

Y es que, Tú, Señor, como Pastor, no quieres que –aún siendo débil oveja- me pierda y me vaya lejos de tu rebaño. Por eso y por tantas cosas, Señor, te doy gracias bendigo tu nombre avanzo en tus sendas proclamo tu Palabra y, hoy como ayer, te digo: ¡TÚ ERES EL BUEN PASTOR! Apareces siempre cuando más te necesito Amén.
D
Tu Señor, mi buen Pastor no quieres que me pierda, una y otra vez, me llevas al redil. Eres mi Buen Pastor!!!
L

Cristo es nuestro Pastor y nosotros somos su rebaño, llamados a participar en su admirable victoria sobre el pecado y la muerte  A través del bautismo nos integramos en la Iglesia, su rebaño (1 lect.), y hemos vuelto al pastor y guardián de nuestras vidas (2 lect.). 

Por eso, podemos siempre cantar llenos de confianza en Cristo: «El Señor es mi pastor, nada me falta». 

M

Señor, hoy quiero acercarme al evangelio con un corazón “ensanchado” porque eres Tú mismo el que me invitas a pedir no sólo vida, sino “vida eterna”. Yo pequeño, yo frágil, yo caduco, yo mortal, puedo atreverme a pedirte “vida eterna”. Si lo hago es porque Tú, Señor, me invitas a hacerlo. Gracias, Señor, por esta gran oferta que me haces: vivir para siempre, amar para siempre, gozar para siempre, ser feliz para siempre.

Es imposible encontrar a un cristiano sin amor como no es posible encontrar a un ser humano sin pulso. Lo dice muy bien San Juan; “El que no ama está muerto” (1Jn. 3,14). Y la religión de Jesús no es religión de muertos sino de vivos.

J


Jesús quiere, en el discurso de despedida de sus apóstoles, recordarles que ellos llevan la luz que Cristo ha venido a traer a la tierra. Nosotros, como seguidores suyos, también somos portadores de esa luz al mundo, pero no somos más importantes que los que viven en tinieblas, porque nos envía Jesús. Y al Verbo hecho carne lo envía el Padre, principio y fundamento de todo cuanto existe.

V
Jesús capta su tristeza y su turbación. Su corazón se conmueve. Olvidándose de sí mismo y de lo que le espera, Jesús trata de animarlos: «No os inquietéis. Confiad en Dios y confiad también en mí». Más tarde, en el curso de la conversación, Jesús les hace esta confesión: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar hasta el Padre sino por mí». No lo hemos de olvidar nunca.
S
La obra de Cristo no se acaba en él. Los discípulos, imitaran al Viviente, realizarán las mismas obras que él realizó, y aún mayores. Cristo muere, y los discípulos se levantan. Habitados por el Espíritu, proclaman la resurrección y confirman que el amor es más fuerte que la muerte.


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