YA ES SEMANA SANTA

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viernes, 20 de octubre de 2023

DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO

´SÁBADO

“ El Espíritu os enseñará lo que tenéis que decir ”



según san Lucas 12, 8-12 

Jesús es una persona ante la cual nadie puede quedar indiferente: O se le acepta o se le rechaza. Y esta decisión está cargada de gravedad: En Jesús nos jugamos la vida a una sola carta. Si opto por Jesús mi opción no es sólo de vida sino de vida eterna. Lo mismo si lo rechazo. “El que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios”.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

 «Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios, pero si uno me niega ante los hombres, será negado ante los ángeles de Dios. 

 Todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre podrá ser perdonado, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. 

Blasfemar contra el Espíritu Santo es cerrarse al don de Dios, no querer recibir de Dios lo que Él nos quiere dar. ¿Y qué es el hombre sin Dios? Si lo que caracteriza al hombre es el soplo de Dios sobre el barro, si al hombre le quitamos ese soplo de vida se convierte en pura tierra.

 Cuando os conduzcan a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué razones os defenderéis o de lo que vais a decir, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir».


Señor, te pido que me des tu Espíritu para sintonizar con tu Palabra.

VIERNES

“ Cuidado con la hipocresía de los fariseos ”


según san Lucas 12, 1-7

En este evangelio, Jesús nos invita a no tener miedo en nuestro caminar por la vida. Es verdad que en tiempo de Jesús y también en el nuestro había y hay personas que matan a otras personas.

Jesús nos anima.

 En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.

Pero con las palabras que siguen nos anima a que no tengamos ningún miedo, por la sencilla razón de que el que puede mandarnos al fuego… es Dios, que es nuestro Padre, el que nos ama entrañablemente.

 A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la “gehenna”.

A ese tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios. 

No ama mucho más a nosotros.

Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».



JUEVES

“ ¡Ay de vosotros, maestros de la ley! ”



Según san Lucas (11,47-54) 

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron vuestros padres! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis mausoleos. 

 Aquellos sumos sacerdotes y fariseos creen reparar los crímenes de sus antepasados construyendo sepulcros a los profetas asesinados, cuando ellos mismos conservan actitudes idénticas. Lo demostrarán crucificando a Jesús.

Todos somos capaces de las más aberrantes deformaciones cuando el Espíritu no nos guía.

 Por eso dijo la Sabiduría de Dios: “Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos de ellos los matarán y perseguirán”; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. 

El Espíritu sí guía donde hay humildad; la humildad que nos libra del peligro de la perversión y de la adulteración.

 Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido! ». 

 Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.




Señor, Tú venías con aires nuevos, querías implantar entre los hombres un estilo nuevo, una manera nueva de ver las cosas; pero ellos querían seguir siempre con lo mismo. Estaban embriagados con el vino viejo y no quisieron gustar el nuevo, que era infinitamente mejor. 

Hoy tal vez nos pase lo mismo.

El vino nuevo de Jesús tiene sabor a libertad, a fraternidad, a gozo en el Espíritu. Señor, en este rato de oración, dame la gracia de saborear este vino.

MIERCOLES

MIERCOLES

“ ¡Poneos en camino! ”




según san Lucas 10,1-9 

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 

De dos en dos, para contarse por el camino la belleza de Dios y las maravillas que hace su misericordia. Setenta y dos para ir por todos los caminos.

Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino! 

Jesús los envía, nos envía, porque la mies es mucha y hay que apresurarse por esos campos dorados del verano.

Dios es optimista. Le espera la cruz en Jerusalem y él grita: "¡La mies es abundante!" La urgencia de la situación provoca un entusiasmo renovado: es preciso que se anuncie la palabra. Aprisa. Cueste lo que cueste. No es momento para lamentarnos de la poca práctica religiosa, de la pérdida de costumbres, de la moral que ya no se respeta y de la tradición que se está olvidando.

Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. 

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa. Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».



Al buen evangelizador, las estrategias les sobran, las maletas les estorban, los seguros les son inútiles. Mirad a los setenta y dos discípulos partir sin más certeza que la de ser portadores de paz y testigos de una noticia de gracia.

 La Iglesia del evangelio es una Iglesia inocente, tan absorta en la siega que se olvida de la cizaña, tan pacífica que se extraña ella misma de su audacia. Una Iglesia que solo tiene una palabra en los labios, un deseo en el corazón: "¡Shalom, paz a vosotros!"

 La mies es abundante, porque la paz de Dios ha de manifestarse.

MARTES

“ Dad limosna de lo que hay dentro ”

según san Lucas 11, 37-41 

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer con él.

 Él entró y se puso a la mesa. 

Por cosas como ésta, los fariseos tenían a Jesús por un peligroso revolucionario; no respetaba las venerables costumbres de la santa religión.

Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad. 

Ante el pecado de la carne Jesús se muestra siempre compasivo y misericordioso. Ante el pecado del espíritu se muestra siempre intolerante; tanto que no le importa herir la sensibilidad del fariseo que la ha invitado a comer.

¡Necios! 

El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo».

La verdadera limosna es la que se da desde la riqueza interior que posee quien sabe de humildad.

LUNES 

 “ El Hijo del hombre es un signo para esta generación ”





según san Lucas (11,29-32) 

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. 

Ante la obstinación y el rechazo de esta generción Jesús reacciona con firmeza afirmando que las palabras de Jonás, las cuáles invitaban a la conversión, fueron acogidas como signo de la presencia de Dios, de su compasión y su amor por el pueblo, así Él está llamado a ser, presencia de Dios.

Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. 

 La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. 

 Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».



Jesús está presente en nuestro mundo “yo estoy con ustedes todos los días” (Mt 28, 20). No obstante, su presencia para engendrar vida necesita ser recibida, acogida. Jesús nos deja libres para abrirnos o cerrarnos ante Él, acoger la vida o rechazarla. 

 ¿qué signos de la presencia de Dios descubro a mí alrededor? ¿Cómo lo acojo? ¿A qué me invita?


 DOMINGO


“ A todos los que encontréis, llamadlos a la boda ”


Mirando los aspectos de la parábola en el contexto, Jesús les estaba hablando a los principales sacerdotes y ancianos del pueblo, pero también podemos aplicarlos a nuestros tiempos, ya que el Señor quiere que todos vengan al banquete que tiene preparado en el reino de los cielos, pero las muchas ocupaciones o distracciones del mundo hacen difícil seguir a Jesús, ya que podemos llegar a pensar que si vamos a la iglesia los domingos, y si confieso mis pecados, Dios me perdona, y sigo mi vida el lunes común y corriente, creemos estar en el camino correcto pero nos equivocamos, porque cuando Dios nos llama hacer parte de su reino, nos hace sus discípulos, sus siervos, para proclamar el evangelio de Cristo, por encima de lo que pueda estar pasando en nuestra vida

Evangelio según San Mateo 22,1-14. 

Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. 

Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir. De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: ‘Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas’.

a parábola de la fiesta de bodas trata sobre el llamado de Dios a ser parte del reino de los cielos a cada persona que escucha la palabra del Señor, por medio de la predicación del evangelio, ya sea por un compañero de estudio, de trabajo, vecino o persona que se encuentre en un bus, o un parque, y de las consecuencias que vienen si se rechaza el llamado.

 Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. 

Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.

Todos aquellos que no quisieron ir al banquete fueron destruidos, es decir, los que rechazaron la palabra de Dios, pero aquellos que si quisieron ir al banquete necesitaban además de ir, tenían que tener el vestido de bodas, no basta con tener la buena intención, sino de tener el nuevo vestido 

Luego dijo a sus servidores: ‘El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren’.

 Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados. 

Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. ‘Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?’.

 El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: ‘Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes’. 

Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.



El traje de fiesta que necesitamos para entrar en la gran fiesta es el AMOR. 

 Cuando lleguemos al cielo nos preguntarán si hemos querido mucho a nuestros padres, a nuestros hermanos, amigos, vecinos, los necesitados…


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