CASTILLO
Original del siglo X, construido con motivo de la repoblación, con Fernán González; fue reformado completamente en el siglo XV.
Se levanta airoso vigilando la villa; la torre del homenaje inmutable destaca sobre los restos de muralla.
Desde la altura hay una magnífica vista del caserío sobre el que se levanta imponente la silueta de la iglesia Santa Ana; y, al fondo, de la vega del Arandilla
Fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento el 3 de junio de 1931
Se cree que en este lugar pudo hallarse el castillo primitivo, entre otras razones porque, junto a los cubos que defienden la entrada, se encuentra otro más pequeño y macizo adosado al Sur con una función no muy clara.
Antiguamente, el foso se salvaba por un puente levadizo y se pasaba al interior a través de una pequeña puerta de arco ojival.
Para ciertos historiadores, el castillo de Peñaranda de Duero tuvo su origen como una pequeña fortificación defensiva en los primeros instantes de la repoblación durante las guerras de reconquista entre Al-Andalus y los castellanos.
Para algunos de estos estudiosos dataría, por tanto, del siglo X, en tiempos del conde Fernán González mientras que para otros se retrasaría su construcción al siglo XI.
De esta remota época apenas quedan restos originales salvo un pequeño cubo macizo cuya función no está del todo resuelta.
ENTRADA
La puerta de ingreso a la fortaleza -de arco apuntado- se encuentra en la zona más llana, el este, aunque delante contaba con un foso horadado en pleno suelo rocoso.
A ambos lados torreones.
Patio del castillo
Destaca la torre del homenaje, que hoy es un centro de interpretación,
La torre más alta del Castillo y la más inexpugnable porque la ocupaba el señor del castillo.
Situada en el centro del recinto y era el punto mejor defendido por lo tanto era lo último que se conquistaba.
La habitación principañ era la gran sala , situada en la zona alta.
En el sotano se almacenaban alimentos , municionesm bebidas y si era posible se excavaba un pozo. otra misión era la de ejercer como calabozo.
Los muros eran sumamente gruesos para resistir los ataques de ls enemigos.
En el conjunto fortificado, destaca la céntrica y sólida torre del homenaje, de finales del siglo XV. Consta de planta baja y tres pisos.
En la actualidad, su acceso se realiza por el Este a través de un arco ojival situado en el primer piso, al que se llega mediante una escalera metálica de reciente factura.
Los paramentos son ciegos, a excepción del lienzo que mira a Peñaranda, en el que aparece en altura un ajimez, dos en la segunda planta y un pequeño vano en la última.
La torre se remata con el almenado. La solidez, proporción y esbeltez de la misma la convierten en una de las más equilibradas y airosas de la provincia de Burgos.
En el interior de la torre del Homenaje se ha instalado el Centro de Interpretación de los Castillos.
Está constituida por la planta inferior más otros tres niveles separados por pisos de vigas de madera. Ventanas y remate almenado.
Almenas, troneras y cañoneras
Por alguna de las troneras de vigilancia o saeteras se puede tener alguna bonita visual del pueblo y del paisaje.
Una aspillera, palabra proveniente del Latín sagitta1 , (también llamada arquera, saetera, lancera, tronera o ballestera) es una abertura vertical, estrecha y profunda, practicada en algunos muros o murallas defensivas,
así como en las torres de los castillos o incluso en algunas almenas, para permitir disparar flechas con arcos o bien con ballestas
CAÑONERAS
En toda la construcción predomina la mampostería, a excepción de los ángulos y coronamiento de la torre y las dovelas de las puertas, que son de buena sillería. En el siglo XVII, la fortaleza debía estar deshabitada y prácticamente inservible, lo que aconsejaba a su propietario, el conde de Miranda, la utilización del palacio que poseía en la villa como depósito de armamento.
A pesar de este posible abandono, su monumentalidad y calidad constructiva le permitieron llegar al siglo XX con el suficiente vigor y presencia como para ser considerado uno de los castillos más impresionantes de la provincia de Burgos, lo que le granjeó la declaración de monumento histórico-artístico en 1931.
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