Los judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días después de la Pascua. Luego, el sentido de la celebración cambió para dar gracias por la Ley entregada a Moisés en el Monte Sinaí.
Los judíos venían de todos los pueblos al Templo de Jerusalén, a celebrar la fiesta.
En el marco de esta fiesta judía es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecostés.
Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron hablar en lenguas desconocidas y en Jerusalén comenzó la empresa de evangelización que Jesús les encomendó. Pedro, se convirtió en ese momento en "pescador de hombres" y tomando la palabra habló de Jesús.
Llevar las enseñanzas de Jesús por todo el mundo, y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
El día de Pentecostés comenzó a existir la Iglesia y el Espíritu Santo santifica y da vida y unidad a la Iglesia, y asiste especialmente al representante de Cristo en la tierra, el Papa, para que guíe rectamente a la Iglesia y cumpla su labor de pastor del rebaño de Jesucristo.
El sacerdote se reviste de rojo, que nos recuerdan las lenguas de fuego y simbolizan el testimonio de la sangre que se habrá de dar al Evangelio, por la virtud del Espíritu Santo.
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