CORPUS CHRISTI
NO DEJES DE SALIR…SEÑOR (Corpus Christi)
Porque, sin Ti, el mundo se enfría Porque, sin Ti, el hombre se envilece Porque, sin Ti, olvidamos que el amor es fuente de felicidad Porque, sin Ti, nuestra tierra es huérfana.
No dejes de salir, ni un solo año, Señor: Porque seguimos necesitando tu pan multiplicado Porque somos tan débiles como ayer Porque, nuestros pecados, pueden a veces con la virtud Porque, nuestras almas, se llenan de trastos inservibles
No dejes de salir, en el Corpus, Señor: Y, si ves que me nos he alejado de ti, Que seas un imán que nos atraes hacia la fuente de la verdad Y, si ves que te hemos dado la espalda, Alcánzanos de frente para nunca más olvidarte
Y, si ves que hemos perdido el apetito de lo divino, Acércanos el cáliz de tu amor y de tu perdón. Sí, Señor; ¡no dejes de salir en custodia! Y, deja, que nos arrodillemos ante Ti: cuando Tú lo hiciste ante nosotros en Jueves Santo
Y, deja, que te hablemos al corazón de la Custodia cuando Tú, lo hiciste en cada uno de los nuestros Y, deja, que presentemos al mundo este manjar cuando, Tú, nos lo dejaste en sencilla mesa Y, deja, que nos miremos los unos a los otros para cantar contemplando este Misterio.
¡No dejes de salir, Señor! Que nadie ocupe el lugar que te corresponde en el mundo Que nadie turbe la paz y la calma del día del Corpus Que nadie, creyéndose rey, se sienta más importante que Aquel otro, que siéndolo, se hace una vez más siervo. ¡No dejes de salir, Señor!
Aquí tienes nuestros corazones: haz de ellos una patena Aquí tienes nuestras mentes: haz de ellas un altavoz Aquí tienes nuestras manos: haz de ellas una carroza ´
Aquí tienes nuestros ojos: haz de ellos dos diamantes Aquí tienes nuestras almas: haz de ellas el oro de tu custodia Aquí tienes nuestros cuerpos: haz de ellos las más auténticas custodias que nunca se cansen de anunciar por todo el mundo que sigues viviendo y permaneciendo eternamente presente en el gran milagro de la EUCARISTIA.
¡No dejes de salir, Señor! ¿Nos dejas acompañarte?
L
Señor, hoy en este evangelio del día te pido que me ayudes a ser objetivo, a ver las cosas como son y no como a mí me parecen; a no valorar los comportamientos humanos a partir del afecto o desafecto que yo tengo con las personas a las que me atrevo a enjuiciar.
M
Nosotros continuamos la labor de Juan: hacer presente a Jesús en nuestro mundo, su persona, vida y evangelio. Huir de predicarnos a nosotros mismos, sino a él. Algo de lo que advertía ya san Pablo. Necesitamos para ello tiempo de oración, reflexión; vivir en nuestra sociedad sin dejarnos envolver por la aceleración de procesos,
X
Señor, en este día vengo a pedirte que me concedas una vida auténtica, sin disfraces ni trastiendas. No quiero aparentar lo que no soy. Yo no puedo asentar mi vida sobre una gran mentira. No quiero vivir de apariencias. Quiero fundamentar mi vida en la verdad; por eso no quiero que mis obras desmientan mis palabras. Yo quiero que mis palabras, como te ocurría a Ti, sean una glosa de mi vida.
V
Acerquémonos al Señor como la oveja perdida, la descarriada, la enferma, la herida… cansada de caminar por pastos secos, sin vida y así podamos encontrar en Él el pasto saludable que nos conduce al Padre. Muchas veces por el sufrimiento, por la ceguera, por la falta fe… no nos damos cuenta de su presencia en nuestra vida, pero el Señor no nos abandona. Él nos guía, nos acompaña, nos quiere, nos ama hasta entregar su vida.
S
El corazón de María ya era de Dios aún antes de la Anunciación. A través del corazón de la madre es el camino más seguro y más rápido para llegar a Jesús. Venerar el corazón de María es venerar a nuestra madre que esta llena del Espíritu Santo, llena de gracia, y siempre pura ante Dios, su corazón siempre esta lleno de amor por sus hijos, venerar su corazón que guardaba todas las cosas de Dios en su corazón y que nos ayuda a sanar y consagrar a Dios nuestro propio corazón.
SANTISIMA TRINIDAD
No te vemos pero, en Belén, te hiciste hombre, te dejaste tocar, adorar, amar y ofrendar. No te escuchamos, pero en el Espíritu tu voz habla con fuerza. Fuiste, Cristo, la última palabra que pronunciaste, la que se mantiene viva perenne con el transcurso de los años y de los siglos. No te alcanzamos con la mano pero en la Eucaristía vives y nos fortaleces nos haces sentir tu cercanía y tu compromiso tu poder y tu auxilio, tu Gracia y tu bondad.
ESTAS AQUÍ, SEÑOR
Que no te dejemos más allá del sol y de la luna pues bien sabemos, oh Dios, Que eres sol de justicia cuando te buscamos en las luchas de cada día o te defendemos en los más necesitados Cuando te anhelamos en un mundo que necesita ser mejor o te descubrimos en la común unión con los otros. ESTAS AQUÍ, SEÑOR
Tu secreto, un secreto a voces, es el amor del Padre, con el Hijo y en el Espíritu. Una familia que, estando sentada en el cielo, camina con los pies de Cristo en la tierra. Una conversación que, dándose en el cielo, se escucha con nitidez a través del Espíritu Santo Una mesa que, asentándose en el cielo, se prolonga en la casa de todos aquellos que cantan, creen, viven y se asombran ante el Misterio Trinitario. ESTAS AQUÍ, SEÑOR
En el amor que se comparte En la libertad que nos hace libres En los lazos que unen En el despliegue de ternura y de comprensión En la personalidad de cada uno En el afán de buscar puentes y no divisiones ESTAS AQUÍ, SEÑOR
D
Donde está el Padre está el Hijo, y está también el Espíritu; y donde está el Espíritu están el Padre y el Hijo. Misterio de Amor y Unidad,
Que nunca nos cansemos de alabar a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
L
Y nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela!»
M
El rostro de nuestro Padre Dios rezuma bondad, paz, ternura, serenidad, confianza. Con sólo mirarle nos hace buenos. Ojalá que, al tener en nosotros sus huellas, la gente se sienta incentivada a buena.
X
Señor, quiero que me enseñes a orar. Tú cuando rezabas al Padre buscabas el sitio y el momento más adecuado. Te retirabas…buscabas la soledad de la noche…y ahí te encontrabas con tu Padre. Después, durante el día, te metías en el ajetreo de la vida, en los problemas de la gente, en el cuidado de los enfermos. Todo tenía sentido para Ti después de haberte encontrado con el Padre. Precisamente por retirarte a orar en la soledad de la noche, podías dedicarte al fecundo servicio de los hermanos durante el día.
J
Hoy, Señor, te pido que me enseñes a orar. Los judíos rezaban mucho, pero estaban muy lejos de la oración de Jesús. Yo te pido que me enseñes a orar como oraba Jesús: con aquella sencillez, humildad, confianza y ternura con que un niño habla con su Papá. De esta manera mi oración me llevará hasta el mismo corazón del Padre.
V
Y para mí, el único tesoro de mi vida eres Tú. Señor, que yo tenga luz necesaria para ver con claridad dónde está el secreto de mi vida, el secreto de mi alegría y de mi felicidad: vivir para amar a Dios y a mis hermanos. No con un amor meramente humano sino como amaste Tú al Padre y a los hombres y mujeres de este mundo.
S
Sí, Señor, tienes razón. No se puede servir a dos amos. Servir al dinero es esclavizarse, es despersonalizarse, es dejarse avasallar por un amo cruel que no le deja a uno decidirse por Jesús. El dinero en sí puede convertirse en un medio útil para sacar adelante la familia y hasta hacer limosnas. Lo malo no es usar del dinero sino dejarse esclavizar por el dinero, de manera que sea como un Dios al que hay que servir. “Engarza en oro las alas de un pájaro y ya no podrá volar al cielo”. (R. Tagore). Yo, Señor, quiero disfrutar como el pájaro, de los anchos cielos y respirar el aire puro de libertad. Por eso necesito no ser esclavo del dinero.
GRACIAS, POR TU REGALO, SEÑOR! (Pentecostés
Llegado del seno del cielo, baja para ser sustento en nuestra debilidad alegría en nuestras penas luz en la oscuridad que nos invade. Abriremos tu regalo, Señor, y, entre nudos y embalajes, dejaremos que salga la sorpresa divina: ¡VOZ DEL ESPIRITU!
¡ALETEO QUE CONTAGIA FRESCURA! ¡CONSEJOS Y DONES! ¡GRACIA Y TERNURA! Necesitábamos, Señor, de tu presente. Un regalo con alas de Espíritu Un obsequio con la Fuerza de tu Persona Un don que nos haga recuperar hoy y siempre la sonrisa en nuestros rostros. ¡Gracias, Señor!
Porque, en el Espíritu Santo, nos traes el color de la esperanza el brillo de sus siete sagrados dones el amor que nace en tu presencia el ser que vive y habita en Ti.
¡Gracias, Señor! Ayúdanos a descubrir este inmenso regalo; que no nos quedemos en el envoltorio que vayamos más al fondo hacia aquel lugar donde, el Espíritu, habla cuando se le escucha protege, cuando nos ponemos bajo sus alas fortalece, si nos encontramos débiles levanta, si desfallecemos anima, cuando la tristeza asoma en las ventanas de nuestra existencia.´
¡Gracias, Señor! En Navidad, te hiciste regalo de amor En Pascua, regalo de vida En Pentecostés, soplo de aliento divino Ven, Santo Espíritu, y haznos valientes testigos en este Año Santo de la Fe. Amén.
D
Y el barco de la Iglesia, con las velas hinchadas, se estaba haciendo a la mar: "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo". Lo nuestro es mantener izadas las velas y el barco a punto.
Lo demás -el timón que marca el rumbo y el viento que da el impulso- ya son cosas de Él, del Espíritu Santo, del Señor.
L
Celebramos hoy la memoria de la “Bienaventurada Virgen María Madre de la Iglesia”.
Nos recuerda a todos los discípulos de Cristo que, si queremos crecer y llenarnos del amor de Dios, es necesario fundamentar nuestra vida en tres realidades: la Cruz, la Hostia y la Virgen
M
Somos sal y luz, pero ¿Qué sal y qué luz? Si nuestra vida tiene el sabor de las buenas obras y la luz que presenta el Amor de Dios, entonces, sí somos los discípulos del Maestro, somos los amigos de Dios.
Ser sal Señor, donde quiera que me encuentre y luz que demuestre que soy de los tuyos.
X
Las cosas hechas sin amor, esclavizan, pero todo lo que hacemos desde el amor nos libera. Por eso hoy, al iniciar mi oración, te pido que me deje guiar siempre por esa ley que Tú mismo has dejado impresa en mi corazón.
J
S
Señor, qué maravilloso eres, qué bueno, qué grande, qué cercano, qué condescendiente. Con un Dios así da gusto trabajar. Por eso te pido que cada día me empapes del rocío mañanero, que disfrute contigo en la oración, que saque fuerzas para no cansarme nunca de hacer el bien a mis hermanos y quitar de ellos todo lo que les haga sufrir. Que estando a mi lado, la vida se les haga un poco más fácil y placentera.
ASCENSION DEL SEÑOR
¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR! Para gozar contigo, en la presencia de Dios cantando y proclamando , con los ángeles y mil coros celestiales, que eres Santo y Dios, Dios y Santo, eternamente santo por los siglos de los siglos.
¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR! Y, después de entrar Tú en el reino de los cielos, Comprender esperando que, un día también nosotros, tendremos un lugar en algún rincón eterno Y, al contemplar la grandeza de Dios, festejar, en la gloria de ese inmenso cielo, que ha merecido la pena ser de los tuyos permanecer firmes en tus caminos guardar tu nombre y tu memoria meditar tu Palabra y tu mensaje soñar con ese mundo tan diferente al nuestro
¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR! Que no la cierre el viento del camino fácil Que no la empuje nuestra falta de fe Que no la obstruya nuestro afán de tener aquí
¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR! Para vivir y morar contigo Para amar y vivir junto a Dios Para sentir el soplo eterno del Espíritu Para gozar en el regazo de María Virgen
¡NO NOS CIERRES LA PUERTA DEL CIELO, SEÑOR!
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*Yo sólo me quedo con la esperanza* , fue su respuesta. Que nada ni nadie nos quite ese motor que nos hace seguir hacia adelante y soñar con el cielo: la esperanza. A veces nos vamos revistiendo con tantas capas que parecemos cebollas.
L
Su Palabra debe de ser donde radique nuestra fuerza. En los momentos de duda, de dolor, de adversidad, cuando tengamos que atravesar las mayores tribulaciones, que indudablemente sobrevendrán, tengamos en cuenta estas palabras del Señor para renovarnos en la esperanza y seguir adelante. Todo es posible con Él.
M
Señor, en este tiempo de oración no quiero pedirte nada material ni para mí ni para los míos. Mi pensamiento se centra sólo en Ti, en tus cosas, en las cosas de tu Padre. Y deseo, como Tú, la honra del Padre, la glorificación del Padre, el hacer todo en este día para agradarle, agradecerle, y tratar de conseguir que el Padre Dios pueda disfrutar un rato conmigo.
X
Señor, hay cosas que me rebasan, que me superan, que me trasladan a un mundo maravilloso, tu propio mundo. ¿Cómo podría yo soñar que me ibas a introducir en tu propia vida trinitaria? ¿Cómo me podría imaginar que me ibas a comunicar tu misma verdad, tu misma alegría, tu propia e íntima unidad? Hoy no necesito palabras sino silencio. Un silencio ancho, profundo y prolongado.
J
Por eso Jesús ha rezado al Padre para que esto se pueda cumplir. Cuando el mismo amor de Dios “manifestado a través de su Espíritu” venga a nosotros e inunde nuestros corazones, podremos convertir “el desierto en vergel”, “la tierra en cielo”, y “el infierno en paraíso”. Es el milagro del amor.
V
Señor, el tema de mi oración en este día, basado en tu evangelio, me llena de satisfacción porque es tu tema, tu gran tema, el tema del amor. Y yo quiero darte gracias porque has puesto el amor como fundamento del cristianismo
S
Hoy la invitación es ya casi una obligación. Tú, Sígueme. Así de claro: Sígueme.
Seguirle es ver siempre optimismos y arco iris donde otros solo ven pesimismos y oscuridades. Seguirle es realizarse, es ser feliz y hacer feliz, es amar y sobre todo vivir con amor desde el amor.
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