María encuentra a su Hijo cargado con la cruz
el dolor de la Madre ante el dolor del Hijo, y el dolor del Hijo ante la mirada de la Madre, en una unión profundísima de compenetra- ción, los ha lacerado y atravesado aún más profundamente con una misma espada y un mismo dolor.
María al pie de la cruz
Dos sacrificios en el Calvario – uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz.
Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a Sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a Ella fueron: “Madre, he ahí a tu hijo”.
Y a nosotros nos dijo en Juan: “Hijo, he ahí a tu Madre”. María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos
No hay comentarios:
Publicar un comentario