Mayo de 2005, la Basícila de San Pedro acoge en su interior una de esas decisiones que pasan a la historia. Expectación generalizada ante el «Habemos Papam», la expresión latina usada por el cardenal protodiácono para anunciar a todo el mundo la elección de un nuevo romano pontífice.
Ese anuncio se hace desde el balcón central de la basílica en el Vaticano.
En aquel entonces el nombre de Benedicto XVI fue el que revoloteó por sus paredes. Ahora, en unas semanas, habrá sucesor.
APARTAMENTO DEL PAPA
Es la ventana ante la que más personas han aplaudido, coreado y cantado.
Se encuentra en el despacho de trabajo del Papa, junto a su dormitorio.
Desde aquí, los papas desde Juan XXIII han saludado a los peregrinos durante el rezo del Ángelus de los domingos.
La última ventana a la derecha corresponde a su dormitorio que fue el centro de atención de todas las miradas cuando el 2 de abril de 2005 falleció Juan Pablo II.
Benedicto XVI rezó su último Ángelus en una abarrotada Plaza de San Pedro, en la que se congregaron unos 200.000 fieles, peregrinos y turistas, que quisieron despedirse así del pontífice alemán y que incluso ocupaban la via de la Conciliazione y otras calles adyacentes a la plaza.
El papa, emocionado, fue interrumpido varias veces con aplausos de la multitud durante su alocución a los fieles.
Esta ha sido la última aparición de Benedicto XVI desde la ventana de su despacho y sólo se volverá a abrir cuando el próximo Papa sea elegido y de sus primeras palabras.
Benedicto XVI, que en dos meses cumplirá 86 años, abundó en su retirada "al monte" (Tabor) pero quiso aclarar que esto "no significa abandonar la Iglesia".
"Es más, si Dios me pide esto es porque yo podré continuar sirviendo con las mismas condiciones y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero de un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas", afirmó.
La lluvia que estos días cae en Roma dio una tregua y salió el sol, un detalle sobre el que bromeó el papa, asomado a la ventana del apartamento del Palacio Apostólico. Más de 200.000 fieles abarrotaron la plaza de San Pedro en el Vaticano y dieron su penúltimo adiós antes de que el próximo día 28 el Papa de por finalizado su Pontificado.
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