YA ES SEMANA SANTA

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lunes, 1 de septiembre de 2025

DOMINGO XXII

 MARTES

“ ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ”


La jornada en Cafarnaún empieza con una predicación en la que los coetáneos perciben autoridad, esto es, Jesús no se limita a reseñar renglones y rúbricas de enseñanzas tradicionales de escuelas rabínicas, sino que incorpora una nueva explicación.

según san Lucas 4, 31-37 

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad. 

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz: ¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? 

Sé quién eres: el Santo de Dios». 

Pero lo más sorprendente, a nuestros ojos, es que sea el endemoniado el que “revela” a Jesús como el Santo de Dios, es decir, el enviado del Padre.

Pero Jesús le increpó diciendo: «¡Cállate y sal de él!» Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño. 

El poder de Jesús confirma la autoridad de su enseñanza. Él no pronuncia solo palabras, sino que actúa. Así manifiesta el proyecto de Dios con las palabras y con el poder de las obras.

Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí: «¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen». 

Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.


Señor, hoy en este evangelio, me sorprende que seas tan admirado. Tienes algo íntimo, profundo, inefable, misterioso para aquellas personas de tu pueblo. Y me pregunto, ¿por qué hoy, en nuestra cristiana Europa, ya no eres admirado, ni tenido en cuenta, y, en algunos casos, eres rechazado? Tú, Señor, eres el mismo. Pero nosotros, tus seguidores, somos distintos. No te seguimos con interés, con entusiasmo, con alegría, con convencimiento. Ayúdanos a cambiar.

LUNES

“ Hoy se cumple esta escritura ”



según san Lucas 4, 16-30

 En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. 

Jesús anuncia a sus paisanos de Nazaret su misión. Lo hace en la sinagoga, en la asamblea donde se lee la Escritura y los varones adultos comentan las enseñanzas contenidas en ella. Jesús las domina y hace un anuncio mesiánico para el que sus vecinos no están preparados.

Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. 

Le pasó a los nazarenos y nos pasa a nosotros, a menudo ensoñados con una vida eterna como una prórroga, un tiempo añadido a la vida terrena, sin darnos cuenta de que Jesús está leyendo la profecía de Isaías cada dia de nuestra existencia para recordarnos la misión: evangelizar a los pobres, libertar a los cautivos, devolverle la vista a los ciegos… 

Esa es nuestra misión. Ahora. El tiempo de Dios no admite demoras.

Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. 

Y decían: «¿No es el hijo de José?». Pero Jesús les dijo: «Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún». 

Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. 

Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán y el sirio».

 Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. 

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.


Pero Jesús en nombre de Dios proclama gracia para todos, es decir regalo, gratuidad, perdón, acogida, aceptación, habla de saberse querido/a en la misericordia y amor incondicional de Dios.

DOMINGO

“ El que se humilla será enaltecido ”



Humildad y amor gratuito parecen ser los ejes desde los que el Señor nos propone repensar nuestras relaciones humanas.

según San Lucas 14, 1. 7-14 

En sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: “Cédele el puesto a este”. 

Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. 

Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. 

No es necesario ser Jesús para dar semejante lección de sensatez. Cualquier persona mínimamente sabia entiende que la grandeza humana es discreta.

Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido». 

Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. 

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

Dios invita a la vida a todos sin que nos lo merezcamos. Los únicos méritos de los presumir son los de quien murió por nosotros en la cruz. Nosotros no tenemos nada que no nos sea dado. Por eso cantó muy inspirado el poeta: No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.



CAPITULO GENERAL DE LA ORDEN DE SAN AGUSTÍN

Roma | 1 de septiembre de 2025

 En la Basílica de San Agustín en Campo Marzio


Llegada











Rezando ante la tumba de Santa Monica

El Santo Padre León XIV presidió la Santa Misa por el inicio del Capítulo General de la Orden de San Agustín. 





En la Misa votiva del Espíritu Santo, pedimos que Él, por quien el amor de Cristo habita en nuestros corazones (cf. Rm 5,5), guíe su trabajo día a día.







El Espíritu Santo habla, hoy como en el pasado. Lo hace en la «penetralia cordis» y a través de los hermanos y las circunstancias de la vida. Por ello, es importante que el ambiente del Capítulo, en armonía con la tradición centenaria de la Iglesia, sea de escucha: de escucha a Dios y a los demás.
Sin embargo, hay un punto de reflexión más que quisiera destacar en lo que la Liturgia de la Palabra nos ofrece hoy: el valor de la unidad. En la primera lectura, san Pablo, hablando de la comunidad de Corinto, ofrece una descripción fácilmente aplicable a esta asamblea. De hecho, también aquí, «a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común» (1 Co 12,7); también aquí «todo esto lo obra un mismo Espíritu, que reparte a cada uno como quiere» (v. 11); y de ustedes también puede decirse que «así como [...] el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, aunque muchos, son un solo cuerpo, así sucede con Cristo» (v. 12).



 En su homilía invitó a vivir este tiempo como un don del Espíritu Santo con tres actitudes fundamentales: 

 Escucha – a Dios y a los hermanos. 

 Humildad – reconociendo que las respuestas vienen de É

 Unidad – signo verdadero de la presencia del Espíritu. 






 “Avrete lo Spirito Santo quando acconsentirete che il vostro cuore aderisca all’unità attraverso una carità sincera” (San Agustín). Un momento de gracia para toda la Iglesia y de manera especial para la gran familia agustiniana.  



https://www.youtube.com/live/J9Z3lS3K_3w?si=HJnGCt3BtKeTGlA4

domingo, 31 de agosto de 2025

SEPTIEMBRE MES DE LA BIBLIA

SEPTIEMBRE MES DE LA BIBLIA


La intención es que durante este mes, en todas las comunidades cristianas o de forma individual, se desarrollen algunas actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra de Dios.

La lectura diaria de los textos bíblicos litúrgicos es una excelente ayuda para profundizar en la Palabra de Dios. De esta manera nos unimos a toda la Iglesia que ora al Padre meditando los mismos textos.
 También nos acostumbramos a una lectura continuada de la Biblia, donde los textos están relacionados y lo que leemos hoy se continua con lo de mañana. La lectura diaria de los textos (para lo cual Liturgia Cotidiana es una excelente herramienta) constituye una "puerta segura" para escuchar a Dios que nos habla en la Biblia.
La lectura orante de la Palabra nos pone en sintonía con la voluntad de Dios. Es un ejercicio clave para el crecimiento en la fe.  Existen muchos métodos de lectura orante. Simplificando al máximo podemos decir que los siguientes cuatro pasos son los más comunes:

Lectura
Meditación
Oración
Compromiso

La lectura orante siempre desemboca en un desafío para vivir. La Palabra de Dios nos desafía a seguir los pasos de Jesús y cambiar nuestra vida.




POR QUÉ CELEBRAMOS EN SEPTIEMBRE EL MES DE LA BIBLIA

Porque en un día, 26 de septiembre de 1569, se termina de imprimir totalmente la Biblia en español llamada "Biblia del Oso".




Fue traducida por Casidoro de Reina. 
Su versión castellana de la Biblia, fue conocida como La Biblia del Oso, por aparecer un dibujo, en su portada, de este animal comiendo miel desde un panal y se publicó al fin en Basilea, en el año 1569. Los lideres cristianos y el Consejo Municipal de esa ciudad habían apoyado la obra con todas sus fuerzas, y como muestra de gratitud, Casidoro de Reina dedicó un ejemplar a la Biblioteca de la Universidad de Basilea. 
Se tiraron de esta primera edición 2.600 ejemplares, pero a pesar de los obtáculos que había para su venta, en 1596 ya se había agotado totalmente.









SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

Iniciamos el mes de la Biblia en recuerdo de san Jerónimo quién fuera su primer traductor al lenguaje vulgar, entonces era el latín, cuya Fiesta celebramos el 30 de septiembre.


No estamos ante un libro que una vez que lo hemos leído deja de tener interés.
 En su lectura nos encontramos con la Palabra de Dios que tiene una actualidad permanente, porque fue dicha para todos los hombres y de todos los tiempos.
 No se trata de un libro de historia para conocer el pasado, sino de una palabra que ha sido dicha para mí y me tiene, por lo mismo, como destinatario.



viernes, 29 de agosto de 2025

DOMINGO XXI

 SÁBADO

“ Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor ”


El Evangelio de hoy nos presenta la parábola de los talentos. Esta parábola nos habla: de ser creativos, de llevar la iniciativa. De superar la tentación de no complicarnos nuestra existencia por amor a los demás. 

Que más que propietarios de los dones recibidos somos administradores de los mismos. Una llamada fuerte a estar atentos a nuestros pecados de omisión, que provocan apatía, pereza, comodidad, psicosis de seguridad, miedo paralizante, no complicarse la existencia… 

La parábola nos habla que el Señor cuenta con todos, Dios cuenta con nosotros, quiere colmarnos con sus dones.

san Mateo 25, 14-30 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad;l uego se marchó. 

Lo primero que salta a la vista es un Dios que reparte bienes a todos. Dios es pura generosidad, puro derroche. Lo suyo es dar y no cansarse de dar. Hablando al modo humano, diríamos que Dios se realiza “dando”.

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. 

Con lo que Dios nos ha dado a cada uno podemos realizarnos, podemos triunfar en la vida, sin pensar que al otro le ha dado más.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. 

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. 

Se acercó el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabia que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. 

Estamos supuestos a tener fe, a confiar; nada de dejar que el miedo domine nuestra vida. Estamos supuestos a asumir riesgos. Como el riesgo de no tenerlo todo controlado, ni nuestra vida ni la de los demás. Siempre fiados en quien nos asegura que está con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos.

El señor le respondió: “Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? 

Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. 

Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes”».

Lo importante es estar contentos con lo que Dios nos ha dado a cada uno sin tener envidia de nadie. 


Señor, en esta hermosa parábola de los talentos, quiero agradecerte los dones y cualidades que me has dado. Ni más ni menos. Toda mi vida es un bonito regalo que Tú me has hecho y la vida vale mucho más que los trabajos que haga en ella. No quiero que aparezca en mi cuaderno de vida el verbo “enterrar” sino el “fructificar”. Sólo se puede enterrar lo que ya está muerto, y sería un gran pecado enterrarse en vida.

VIERNES

Era un hombre honrado y santo ”


El 24 de junio celebrábamos el nacimiento del Bautista. Hoy celebramos, su muerte, su martirio, la culminación de su vida; se viene celebrando desde el siglo V.

según san Marcos 6, 17-29 

En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano. 

Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía.

El Bautista había predicado la justicia y la conversión del corazón. Y había entrado en el alma del rey. Por el contrario, Herodías se sentía cada vez más contrariada por la predicación del profeta y lo detestaba. Herodes por desgracia no continuó escuchando la palabra del profeta y aunque sentía temor, este no le hizo convertirse. 

 Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. 

La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. 

El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino». 

Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?». La madre le contestó: «La cabeza de Juan el Bautista». 

Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista». 

El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. 

Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

Juan Bautista es en labios de Jesús “el mayor entre los nacidos de mujer”. Su sentido de la misión, su humildad, su coraje para defender la verdad incluso ante el rey, han convertido a Juan en el precursor del Señor, en el mejor representante, el más parecido a Jesús. 
Te pido que sepa contagiarme de estos valores.

JUEVES

“ Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor ”

En este evangelio el Señor nos habla de “vigilancia”. ¿Por qué hemos de estar vigilantes? Porque alguien importante va a llegar y debemos estar atentos a recibirlo. Ese personaje importante que va a llegar no es un enemigo, no es un fantasma, es Jesús, mi amigo, mi tesoro, mi vida.

según san Mateo 24, 42-51 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejarla abrir un boquete en su casa. 

La parábola de hoy nos coloca en medio de nuestra realidad de día a día. La “vida” nos presenta muchas oportunidades para “pasarla bien”, y cada vez nos vamos dejando arrastrar por los placeres (siempre tendremos tiempo para arrepentirnos; ¡y hasta para confesarnos!).

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? 

Y como nuestra “hora” no ha llegado aún, continuamos hundiéndonos cada vez más en la autocomplacencia porque el “amo” no está (¿en serio?) y no llega todavía.

Pasamos por alto que en cualquier momento este puede llegar y encontrarnos como el criado canalla que maltrató a sus compañeros y se dedicó a comer y beber con los borrachos,

Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así.

 En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes. 

Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas. 

Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»


Tal vez nos dé miedo lo del ladrón en la noche. Oigamos esta bonita interpretación de Dolores Aleixandre: “Lo mismo que un ladrón viene en busca de algo valioso y se las arregla para encontrar el momento más oportuno, también Dios vendrá a buscarnos como quien se apodera de un tesoro, porque eso somos para Él. Y vendrá a buscarnos en el mejor momento”.


MIERCOLES

“ Proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios ”


El sepulcro blanqueado es el símbolo de la hipocresía: ¡

según san Mateo 23, 27-32 

En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! 

Lo contrario al sepulcro es el sagrario, que alberga vida en lugar de muerte. Y lo contrario al sepulcro blanqueado es el Crucifijo, cubierto por fuera de infamia, y limpieza de Dios por dentro.

Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad. 

Lo contrario al sepulcro es el sagrario, que alberga vida en lugar de muerte. Y lo contrario al sepulcro blanqueado es el Crucifijo, cubierto por fuera de infamia, y limpieza de Dios por dentro.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas”! 

Cada vez que leemos este capítulo 23 de Mateo comenzamos a pensar en cuántos fariseos conocemos, y de seguro identificamos unos cuantos de inmediato. Pero rara vez nos detenemos a mirar en nuestro interior. ¿Será por temor a encontrar el fariseo que allí habita?

Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».

Nada te molesta tanto como una vida apoyada en la mentira. Dame tu gracia para vivir sin doblez, para ser lo que soy, para vivir en íntima coherencia entre lo que vivo y lo que hago. Que mi mejor predicación sea la vida misma.

MARTES

“ Justicia, misericordia, fidelidad ”

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! Continúa la larga invectiva de Jesús contra escribas y fariseos.
Recordemos que Jesús está hablando a la multitud y a sus discípulos

Será bueno entender sus palabras como un aviso que nos mantenga alerta ante unas actitudes que pueden darse en grupos religiosos de cualquier tiempo y lugar. Se dan cuando la práctica religiosa relega lo esencial a un segundo plano. Lo esencial, como el Señor dijo con absoluta claridad, es el amor: Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado (Jn 15, 12). Y las expresiones del amor son la misericordia, la compasión, el perdón, el servicio.

según san Mateo 23, 23-26 

En aquel tiempo, Jesús dijo: «Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!

¿Quizá nos preocupamos tanto de algunas prácticas de piedad que nos parece que con eso ya hemos cumplido la tarea de un buen seguidor de Jesús? ¿O quizá vivimos una vida tan pendiente de nuestro entorno y tan preocupada por nuestro buen nombre que hemos llegado a olvidar la interioridad? 

Porque el seguimiento de Jesús es algo mucho más profundo que el cumplimiento externo de una serie de normas y ritos. El seguimiento de Jesús es cosa del corazón.

 Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! 

No es tan difícil instalarse en la complacencia de una vida edificada sobre una decorosa moralidad y respetabilidad. Habremos caído en ese engaño cuando nuestro corazón no palpita al ritmo del entusiasmo, la generosidad, la gratuidad, la alegría, la apertura y la frescura del Evangelio. Entonces nuestro culto será el culto de quien honra a Dios con los labios, pero el corazón está lejos de Él.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera».

La invitación es clara, no hay que seguir a aquellos maestros que se desautorizan a sí mismos con su actitud y testimonio de vida, sino al verdadero Maestro, que es Jesús. ¿Y por qué, qué hace Jesús? Jesús cuida lo verdaderamente importante, la dignidad de todo ser humano, el amor misericordioso de un Dios que es Padre, “el derecho, la compasión y la sinceridad”.


Vivían de apariencias, es decir, del cuento. Y eso les iba bien. Pero Tú no lo podías soportar. 

Dame fuerza Señor  para comprender que tu vida era limpia, coherente, llena de transparencia. 

Tus discípulos podían contemplar cada día la verdad de tus labios como se contempla la belleza de una montaña nevada. No quiero, Señor, limitarme a decir verdades. Quiero ser “verdad”.

LUNES

“ ¡Ay de vosotros! ”


El Evangelio de hoy contrapone dos actitudes: la del simple cumplimiento de lo preceptuado, que es la actitud de los fariseos a quienes interpela Jesús, y la del amor de Dios

Tenemos que estar todos los días a “entrar por el camino del Evangelio”

según san Mateo 23,13-22

 En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. 

Aquí lo más importante que recrimina Jesús a los jefes del pueblo no es tanto el que ellos no quieran entrar en el nuevo camino traído por Él, sino el que “cierren la puerta para que otros entren”. Y esto es muy actual en nuestros días.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros! 

¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: 

No es lo más grave que esos jefes fariseos sean ciegos; lo grave es que se conviertan en “guías del pueblo”. La ceguera consiste fundamentalmente en que no saben distinguir entre lo “esencial y lo accidental”.

“Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga”! Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? 


Dan más importancia al “oro del templo” que al mismo Templo. Y más importancia a la ofrenda que hay en el altar que al propio altar. 

 También en nuestra Iglesia Católica tenemos que entonar un “mea culpa” por haber tolerado, a veces, tanta “mercancía” en los lugares sagrados.

Y lo que es peor: hay jefes dentro de la Iglesia que dan más importancia a una moral tradicional que al misterio de un Dios-Amor que se deshace en ternura, compasión y misericordia con todos sus hijos.

O también: “Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga”. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».



El último día no se nos va examinar por el diezmo de la yerbabuena y la ruda, una minucia que fácilmente puede pasarse por alto, sino por el amor de Dios que hayamos sabido transmitir a los demás. La medida de la libertad es el amor, y ciertamente el amor de Dios.

DOMINGO

“ Vendrán de Oriente y Occidente y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. ”




Jesús va caminando hacia Jerusalén. Su marcha no es la de un peregrino que sube al templo para cumplir sus deberes religiosos. Según Lucas, Jesús recorre ciudades y aldeas «enseñando». Hay algo que necesita comunicar a aquellas gentes: Dios es un Padre bueno que ofrece a todos su salvación. Todos son invitados a acoger su perdón.

según San Lucas 13, 22-30 

En Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén. Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?».

Según Lucas, un desconocido interrumpe su marcha y le pregunta por el número de los que se salvarán: ¿serán pocos?, ¿serán muchos?, ¿se salvarán todos?, ¿sólo los justos? Jesús no responde directamente a su pregunta. Lo importante no es saber cuántos se salvarán. Lo decisivo es vivir con actitud lúcida y responsable para acoger la salvación de ese Dios Bueno. Jesús se lo recuerda a todos: «Esforzaos por entrar por la puerta estrecha».

 Él les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: Señor, ábrenos; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. 

Para entender correctamente la invitación a «entrar por la puerta estrecha», hemos de recordar las palabras de Jesús que podemos leer en el evangelio de Juan: «Yo soy la puerta; si uno entra por mí será salvo» (Juan 10,9). Entrar por la puerta estrecha es «seguir a Jesús»; aprender a vivir como él; tomar su cruz y confiar en el Padre que lo ha resucitado.

Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”. 

Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. 

En este seguimiento a Jesús, no todo vale, no todo da igual; hemos de responder al amor de Padre con fidelidad.

 Jesús nos pide  amor radical a Dios y al hermano. Por eso, su llamada es fuente de exigencia, pero no de angustia. Jesucristo es una puerta siempre abierta. Nadie la puede cerrar. Sólo nosotros si nos cerramos a su perdón.

Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».



El mensaje de Jesús sorprende a todos. Los pecadores se llenan de alegría al oírle hablar de la bondad insondable de Dios: también ellos pueden esperar la salvación.

Para acoger la salvación de Dios es necesario esforzarnos, luchar, imitar al Padre, confiar en su perdón

LEON XIV VISITA EL SANTUARIO NTRA SRA DE LAS GRACIAS



 19 DE AGOSTO


Entre las montañas Prenestinas, a medio camino entre Palestrina y Tívoli, se alza uno de los santuarios marianos más antiguos de Europa: la Mentorella, dedicada a Nuestra Señora de las Gracias. Lugar de leyendas, tradiciones y conversiones, fue también el refugio espiritual de Karol Wojtyła, que partió desde allí al cónclave de 1978 y regresó convertido en Juan Pablo II.

Esta mañana, el Papa León peregrinó hasta el Santuario Mariano de Nuestra Señora de las Gracias en Mentorella, un lugar lleno de fe y tradición ubicado a unos 65 km de Roma



Custodiado por los Padres Resurreccionistas, este santuario también recibió en su momento la visita de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes lo escogieron como lugar de oración al inicio de sus pontificados.






Un lugar de silencio y encuentro con Dios Como atestiguan siglos de peregrinaciones, la Mentorella sigue siendo un espacio privilegiado para el recogimiento, el reencuentro con la Virgen y la renovación de la fe. En su cumbre, entre roca, silencio y oración, el peregrino aprende de nuevo a poner la vida bajo la mirada de Dios.