VIERNES
“ ¡Poneos en camino! ”
según san Lucas 10,1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
De dos en dos, para contarse por el camino la belleza de Dios y las maravillas que hace su misericordia. Setenta y dos para ir por todos los caminos.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino!
Jesús los envía, nos envía, porque la mies es mucha y hay que apresurarse por esos campos dorados del verano.
Dios es optimista. Le espera la cruz en Jerusalem y él grita: "¡La mies es abundante!" La urgencia de la situación provoca un entusiasmo renovado: es preciso que se anuncie la palabra. Aprisa. Cueste lo que cueste. No es momento para lamentarnos de la poca práctica religiosa, de la pérdida de costumbres, de la moral que ya no se respeta y de la tradición que se está olvidando.
Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa. Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».
Al buen evangelizador, las estrategias les sobran, las maletas les estorban, los seguros les son inútiles. Mirad a los setenta y dos discípulos partir sin más certeza que la de ser portadores de paz y testigos de una noticia de gracia.
La Iglesia del evangelio es una Iglesia inocente, tan absorta en la siega que se olvida de la cizaña, tan pacífica que se extraña ella misma de su audacia. Una Iglesia que solo tiene una palabra en los labios, un deseo en el corazón: "¡Shalom, paz a vosotros!"
La mies es abundante, porque la paz de Dios ha de manifestarse.
VIERNES
“ Cuidado con la hipocresía de los fariseos ”
según san Lucas 12, 1-7
En este evangelio, Jesús nos invita a no tener miedo en nuestro caminar por la vida. Es verdad que en tiempo de Jesús y también en el nuestro había y hay personas que matan a otras personas.
Jesús nos anima.
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.
Pero con las palabras que siguen nos anima a que no tengamos ningún miedo, por la sencilla razón de que el que puede mandarnos al fuego… es Dios, que es nuestro Padre, el que nos ama entrañablemente.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la “gehenna”.
A ese tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios.
No ama mucho más a nosotros.
Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».
JUEVES
“ ¡Ay de vosotros, maestros de la ley! ”
Según san Lucas (11,47-54)
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron vuestros padres! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis mausoleos.
Aquellos sumos sacerdotes y fariseos creen reparar los crímenes de sus antepasados construyendo sepulcros a los profetas asesinados, cuando ellos mismos conservan actitudes idénticas. Lo demostrarán crucificando a Jesús.
Todos somos capaces de las más aberrantes deformaciones cuando el Espíritu no nos guía.
Por eso dijo la Sabiduría de Dios: “Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos de ellos los matarán y perseguirán”; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
El Espíritu sí guía donde hay humildad; la humildad que nos libra del peligro de la perversión y de la adulteración.
Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido! ».
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.
Señor, Tú venías con aires nuevos, querías implantar entre los hombres un estilo nuevo, una manera nueva de ver las cosas; pero ellos querían seguir siempre con lo mismo. Estaban embriagados con el vino viejo y no quisieron gustar el nuevo, que era infinitamente mejor.
MIEERCOLES
“ Venid a mí ”
san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Hoy contemplamos a Ntro. Señor Jesús dirigiéndose al Padre en oración, y en una oración de acción de gracias
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas.
El Señor se nos ofrece, se nos brinda, nos invita a acudir a Él para vivir en plenitud y nos muestra el camino de la humildad.
Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
MARTES
“ Dad limosna de lo que hay dentro ”
según san Lucas 11, 37-41
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer con él.
Él entró y se puso a la mesa.
Por cosas como ésta, los fariseos tenían a Jesús por un peligroso revolucionario; no respetaba las venerables costumbres de la santa religión.
Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad.
Ante el pecado de la carne Jesús se muestra siempre compasivo y misericordioso. Ante el pecado del espíritu se muestra siempre intolerante; tanto que no le importa herir la sensibilidad del fariseo que la ha invitado a comer.
¡Necios!
El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo».
La verdadera limosna es la que se da desde la riqueza interior que posee quien sabe de humildad.
LUNES
“ El Hijo del hombre es un signo para esta generación ”
Jesús acaba de declarar dichosos a quienes escuchan la Palabra de Dios y la cumplen. Ahora rechaza realizar esos milagros deslumbrantes que encandilarían a quienes le siguen.
según san Lucas (11,29-32)
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa.
Ante la obstinación y el rechazo de esta generción Jesús reacciona con firmeza afirmando que las palabras de Jonás, las cuáles invitaban a la conversión, fueron acogidas como signo de la presencia de Dios, de su compasión y su amor por el pueblo, así Él está llamado a ser, presencia de Dios.
Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
Los prodigios serían el peor enemigo del reinado de Dios, ya que el reinado de Dios solamente puede ser acogido por la fe. Solamente la fe es capaz de aceptar el más grande de los prodigios: la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesús prefiguradas en la encantadora historia del profeta Jonás.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Eran muchos los que seguían a Jesús. Lo hacían con una idea equivocada de lo que serían los tiempos mesiánicos. Los imaginaban paradisíacos; todo problema quedaría resuelto con un milagrito de Jesús. Por eso que Jesús no se encuentra cómodo rodeado de multitudes y en ocasiones se dirige a la gente con aspereza. Así será cómo las multitudes acabarán dándole la espalda.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Jesús está presente en nuestro mundo “yo estoy con ustedes todos los días” (Mt 28, 20). No obstante, su presencia para engendrar vida necesita ser recibida, acogida. Jesús nos deja libres para abrirnos o cerrarnos ante Él, acoger la vida o rechazarla.
Hoy , ¿ qué signos de la presencia de Dios descubro a mí alrededor? ¿Cómo lo acojo? ¿A qué me invita?
DOMINGO
“ Levántate, vete; tu fe te ha salvado ”
El relato de los leprosos curados por Jesús, tal como lo trasmite Lucas, que es el evangelio del día, quiere enlazar de alguna manera con la primera lectura, aunque es este evangelio el que ha inducido, sin duda, la elección del texto de Eliseo. Y tenemos que poner de manifiesto, como uno de los elementos más estimados, la acción de gracias de alguien que es extranjero, como sucede con Naamán el sirio y con este samaritano que vuelve para dar gracias a Jesús.
según San Lucas 17, 11-19
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes».
Ser curados y recibir el certificado de su curación para reintegrarse en la comunidad. La curación la otorga Jesús y está relacionada con la fe de ellos. Todos se han puesto en camino, creyendo en Jesús y en el camino de fe experimentan la sanación. De los diez, solamente uno regresa a dar gracias. Los demás van a cumplir, literalmente, lo mandado. Y la pregunta de Jesús
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios.
Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?;
No se dirige al que vuelve, sino a la gente que contempla lo ocurrido. Aquellos van con el deseo de tener el “pasaporte”, para poder llevar una vida normal. No está mal, pero es insuficiente. La segunda pregunta “¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?”, revela que hay algo que aquéllos olvidan: dar gracias. Dar gloria a Dios.
los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Los diez han sido curados por la palabra de Jesús que obra mientras van de camino, pero solamente este escucha de Jesús: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado.” Aquellos preocupados por la legalidad parece que no han sabido reconocer lo que Dios ha hecho en ellos. Una fe formal, que no transforma la vida. El extranjero recibe la enseñanza completa: su fe le ha salvado. No solo de la enfermedad, sino que toda su existencia queda afectada por lo ocurrido. Por eso no se le dice te ha curado, sino que se afirma: tu fe te ha salvado.
VIRGEN DEL PILAR
Miremos a María Virgen para descubrir la humildad y la firmeza con la que escuchó la Palabra de Dios, la coherencia en su vida y la fidelidad permanente. Y pidamos su poderosa intercesión para que Ella, la llena de gracia, nos ayude y enseñe, como a hijos suyos que somos, a escuchar y vivir la Palabra de Dios.