YA ES SEMANA SANTA

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jueves, 10 de abril de 2025

LOS TRASLADOS EN GRANADA

 TRASLADO  DEL CAUTIVO







Desde el monasterio contemplativo de la Encarnación partió ayer el cortejo de la cofradía de su nombre, camino del Sagrario.

 En el quinto día de quinario la hermandad trasladaba a sus Titulares hasta su sede de salida del Domingo de Ramos, donde ya se encuentran los pasos en fase de montaje.












 Estrenaban parihuelas de traslado en esta ocasión y precedían al primer Titular quince parejas de hermanos con cera roja, por el carácter Sacramental de la cofradía.








 El acompañamiento lo ponía la capilla musical de la banda “Felipe Moreno”, de Cúllar Vega,











 A las diez de la noche llegó el cortejo al Sagrario después de haber recorrido las calles San Jerónimo, Cárcel Baja y Pie de la Torre.








VIERNES DE DOLORES

VIERNES DE DOLORES



El Viernes de Dolores es el viernes anterior al Domingo de Ramos, comprendido dentro de la quinta semana de la Cuaresma, conocida por la religión cristiana como Semana de Pasión. 

En algunas regiones es considerado como el inicio de la Semana Santa o Semana Mayor, al iniciarse en éste las procesiones. 





 Los cristianos (especialmente católicos y ortodoxos) manifiestan su fervor religioso en la celebración de los Dolores de Nuestra Señora, incluyendo por ejemplo en la liturgia de la Misa la secuencia del Stabat Mater. 

 En algunos lugares se le denomina Viernes de Concilio, y se toma como día de ayuno y abstinencia, quedando prohibido el consumo de carnes. 


Historia de una festividad 

Esta antigua celebración mariana tuvo mucho arraigo en toda Europa y América, y aún hoy muchas de las devociones de la Santísima Virgen del tiempo de Semana Santa, tienen su día festivo o principal durante el Viernes de Dolores, que conmemora los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa. 

 El Concilio Vaticano II consideró, dentro de las diversas modificaciones al calendario litúrgico, suprimir las fiestas consideradas "duplicadas", esto es, que se celebren dos veces en un mismo año; por ello la fiesta primigenia de los Dolores de Nuestra Señora el viernes antes del Domingo de Ramos fue suprimida, siendo reemplazada por la moderna fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre. Aun así, en la tercera edición del Misal Romano (2000), hay un recuerdo especial a los Dolores de la Santísima Virgen en la celebración ferial de ese día, introducida por San Juan Pablo II. 



 La Santa Sede y las normas del Calendario Litúrgico contemplan que, en los lugares donde se halle fervorosamente fecunda la devoción a los Dolores de María y en sus calendarios propios sea tenida como fiesta o solemnidad, este día puede celebrarse sin ningún inconveniente con todas las prerrogativas que le son propias. (Cf. Tabla de los días Litúrgicos, Misal Romano)

La Virgen, representada con lágrimas en los ojos y en ocasiones con una daga en el pecho, encarna los siete dolores que sufre antes de la pasión y muerte de Jesucristo. 

 En la celebración de los Dolores de Nuestra Señora, se incluye en la liturgia de la Misa la secuencia del Stabat Mater, una plegaria que medita sobre el sufrimiento de María durante la crucifixión y muerte de Jesús, su hijo.



DOMINGO V DE CUARESMA

 VIERNES

“ Soy Hijo de Dios ”





según san Juan 10, 31-42 

En el Evangelio de hoy comienza con un episodio nada grato, quieren apedrear a Jesús, seguimos con el rechazo, la repudia y la poca estima entre los suyos;

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?». 

Los judíos le contestaron: «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». 

Dos actitudes bien diferentes, unos intentaron apedrearlo, aún viendo los milagros que había realizado, sin embargo, no creyeron. Y en el otro grupo, podríamos colocar a los que sí creen en el Señor, y quieren acogerlo en su totalidad, incluida la cruz, la persecución, la muerte y la resurrección.

Jesús les replicó: «¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? 

Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? 

Jesús es el revelador del Padre. Jesús dedicó toda su vida a decirnos cómo era Dios, su Padre. Jesús no vino a decirnos que Dios existe sino a descubrirnos lo maravilloso que es ese Dios a quien tantas veces nombramos, tantas veces escuchamos, tantas veces lo estudiamos y, sin embargo, tan poco y tan mal lo conocemos.

Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».

Jesús nos revela al Padre por medio de sus palabras, de sus silencios, de sus actuaciones. Si Jesús acaricia a un niño es para decirnos: así de cariñoso es el Padre. Si Jesús cura a un enfermo, es para decirnos: así de compasivo es el Padre. Si perdona los pecados, es para decirnos: así de misericordioso es el Padre.

 Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. 

es acusado de querer hacerse Dios, ante la negativa y el rechazo se marchó el Señor al otro lado del Jordán, y nos dice el pasaje evangélico que “muchos acudieron a él” y termina constatando que “muchos creyeron en él”


Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad». 

Y muchos creyeron en él allí.

Son los que confían, aun en la adversidad, como dice el salmista: “en el peligro invoqué al Señor y me escuchó… yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza, mi roca, mi libertador…”. La página evangélica nos dice que aquel día muchos creyeron en Jesús. Ojalá que renovemos hoy nuestra fe en Él. Que para nosotros creer se traduzca en darnos a Dios, trabajar por Él y dar testimonio con las obras.

Nosotros conocemos a Dios a través de las obras de Jesús. Haciendo nosotros las mismas obras que hacía Jesús, también nosotros podremos revelar hoy el rostro del Padre a tantas personas que lo desconocen totalmente.


JUEVES

“ Quien guarda mi palabra no verá la muerte ”




según san Juan 8, 51-59 

En el Evangelio de hoy nos habla de la grandiosidad e importancia de la Palabra de Dios, “Quien guarda mi Palabra no verá la muerte para siempre”, S. Pablo en los consejos dados a Timoteo le insiste en la Sagrada Escritura: “ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús  toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.”

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre». 

Si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás», declarando así que había sido enviado por Dios, que es su Padre, a traer a los hombres la libertad radical del pecado y de la muerte, indispensable para entrar en la vida eterna.

La Palabra de Dios no nos deja indiferentes, siempre es un aldabonazo, una llamada , un aviso, un toque de atención, una invitación a cambiar algo en nuestras vidas.

Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? 

También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?». 

los fariseos cierran el corazón y la mente a cualquier novedad, no entienden el camino de la esperanza.

Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. 

.Es el drama del corazón cerrado, el drama de la mente cerrada y cuando el corazón está cerrado, este corazón cierra la mente, y cuando corazón y mente están cerrados no hay sitio para Dios, sino solamente para lo que nosotros creemos que se debe hacer.

Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría». 

Los que tienen corazón y mente cerrados no consiguen acoger el mensaje de novedad llevado por Jesús, que es el que había sido prometido por la fidelidad de Dios y de los profetas.

Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy». 

Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Los descendientes de Abrahán han recogido piedras para lapidar a Jesús, no soportan el pacto con la vida que hace Jesús manifestando su condición de Hijo de Dios y como tal, su ser eterno. Rechazan este Dios que apuesta por la vida.


Gracias, Señor, porque hoy me has enseñado a situarme en la vida como soy: con mis limitaciones y mis pecados. Pero sobre todo quiero darte gracias por habernos hecho el inmenso regalo de la Encarnación. EN TU HIJO, EL HOMBRE PERFECTO, podemos soñar con llegar a ser lo que no somos capaces de ser por nosotros mismos. Podemos ser hijos en tu Hijo. Y disfrutar de la felicidad que Él posee.

MIÉRCOLES

“ La verdad os hará libres ”

según san Juan 8, 31-42 

Nos vamos aproximando a la Semana Santa. El Evangelio de hoy nos invita a perseverar en su Palabra. ¡Qué importante es referir nuestra vida siempre al Evangelio! Preguntémonos: ¿qué haría Jesús en esta situación que debo afrontar? ¿Cuál sería su reacción ante esta circunstancia?

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». 

¿Cuál sería su reacción ante esta circunstancia? El cristiano debe ser —según san Pablo— “otro Cristo”: “Vivo, pero no yo, sino que es Cristo quien vive en mí”

Le replicaron: «Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».

El reflejo del Señor en nuestra vida de cada día, ¿cómo es? ¿Lo muestro a Él?

 El Señor nos asegura que, si perseveramos en su palabra, conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres. Decir la verdad no siempre es fácil. ¿Cuántas veces se nos escapan pequeñas mentiras?

 Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. 

Quienes aparentemente creían en él pero al mismo tiempo se sentían dueños de la “verdad” por ser hijos de Abrahán según lo manifiestan; Jesús insiste que para ser verdaderos discípulos deben permanecer fieles a su palabra, a sus enseñanzas, para conocer la VERDAD que los hará libres realmente.

Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. 

Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre». 

Por eso podemos afirmar que ser discípulos de Jesús, es entender lo que significa seguirlo para descubrir y vivir la Verdad que nos haga libres, es crecer como dignos hijos de Dios, viviendo con coherencia cada día sus enseñanzas.

Ellos replicaron: «Nuestro padre es Abrahán». Jesús les dijo: «Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. 

Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. 

Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre». Le replicaron: «Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios». 

Jesús les contestó: «Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».



Estamos en tiempo de Cuaresma, detengámonos a meditar en nuestro papel de seguidores de Cristo, busquemos con afán en cada una de nuestras actividades esa Verdad que nos haga libres del pecado, de las ataduras, de las incoherencias de cada día.

MARTES

“ ¿Quién eres tú? ”


El evangelio de hoy nos sigue presentando el desarrollo de una larga controversia entre Jesús y los fariseos

según san Juan 8, 21-30 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros». 

De algún modo ellos buscan a Jesús, pero no lo encuentran porque no le conocen y lo buscan con criterios equivocados.

Y los judíos comentaban: «¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”?». 

El misterio de Dios en Jesús no cabe en los criterios con los que ellos lo miran. Por eso, Jesús insiste en varios momentos de este discurso, que es enviado; no hace nada por su propia cuenta, sino que responde totalmente a la voluntad del Padre; lo que dice y hace, es expresión del Padre

Y él les dijo: «Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados». 

“Levantar en alto” es una manera simbólica de hablar de la Cruz. Jesús muere en lo alto del Monte Calvario. Y con su muerte “por amor” nos ha levantado a nosotros de nuestras bajezas, nuestras miserias, nuestros pecados. Sí, el pecado es lo más bajo donde podemos caer.

Ellos le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les contestó: «Lo que os estoy diciendo desde el principio. 

Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él». 

Y Jesús no quiere que permanezcamos hundidos en lo más bajo. Nos quiere elevar al amor más alto, más auténtico, más sublime y, por consecuente, el más sacrificado. “Nadie ama más al amigo que aquel que da la vida por él” (Jn. 14,13)

Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. 

Y entonces dijo Jesús: «Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada». Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

Sólo después que hayan levantado al Hijo del Hombre, lo comprenderán. La Buena Nueva de la muerte y de la resurrección revelará quién es Jesús. En el horizonte de la Pascua, la liturgia nos invita a mirar al Crucificado, porque su amor clavado nos impulsa a corresponderle; su obediencia nos ayuda a contemplar, también, nuestra propia misión como respuesta fiel a la voluntad de Dios.


Jesús, entregando su vida por amor nos ha descubierto que lo importante de la vida es el amor. Una vida vivida sin amor es una vida malograda, perdida. Pero Jesús muriendo en la Cruz por amor, nos ha dado la clave para entender el verdadero amor. Hace falta amar mucho a una persona para dar la vida por ella.

LUNES

Yo soy la  luz del mundo



según san Juan. Jn 8, 12-20

 EN aquel tiempo, Jesús habló a los fariseos, diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». 

El Señor se presenta a los judíos como la luz del mundo. Él es quien puede dar sentido a los anhelos y esperanzas del ser humano, el que puede calmar todas las sed que se nos presentan a los hombres, el que responde a tantos interrogantes y necesidades de dicha y felicidad que todo corazón humano esconde.

Le dijeron los fariseos: «Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero». Jesús les contestó: «Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy.

Sin embargo, Él no puede negar quién es. Y nosotros, ¿llegamos a negar nuestra identidad de cristianos cuando se asoma a nuestra vida la dificultad?

 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y e! que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 

Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre». Ellos le preguntaban: «Dónde está tu Padre?». 

El mundo no quiere oír hablar de un Dios que llama a tomar la cruz, a servir y a dar la vida por los demás. Necesitamos ser animosos para difundir la verdadera luz de Cristo, aunque encontremos oposición.

Jesús contestó: «Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre». Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. 

Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.


Estamos llamados a ser testigos, y con todo nuestro ser, testigos desde nuestro predicar pero no menos testigos en nuestras acciones, que al ver a los cristianos desprendamos ese buen olor de Cristo, que quien nos vea a nosotros pueda alabar y glorificar a Ntro. Señor, “que viendo vuestras buenas obras alaben a Dios”.

DOMINGO

 “ Yo tampoco te condeno ”



según san Juan 8, 1-11 

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. 

El pasaje evangélico narra el episodio de la mujer adúltera en dos escenas sugestivas: en la primera, asistimos a una disputa entre Jesús, los escribas y fariseos acerca de una mujer sorprendida en flagrante adulterio y, según la prescripción contenida en el libro del Levítico, condenada a la lapidación.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. 

La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?». 

En la segunda escena se desarrolla un breve y conmovedor diálogo entre Jesús y la pecadora. Los despiadados acusadores de la mujer, citando la ley de Moisés, provocan a Jesús —lo llaman «maestro»—, preguntándole si está bien lapidarla. Conocen su misericordia y su amor a los pecadores, y sienten curiosidad por ver cómo resolverá este caso que, según la ley mosaica, no dejaba lugar a dudas.

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

 Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. 

Pero Jesús se pone inmediatamente de parte de la mujer; en primer lugar, escribiendo en la tierra palabras misteriosas, que el evangelista no revela, pero queda impresionado por ellas; y después, pronunciando la frase que se ha hecho famosa: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra» y comience la lapidación.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante. 

San Agustín, comentando el evangelio de san Juan, observa que «el Señor, en su respuesta, respeta la Ley y no renuncia a su mansedumbre». Y añade que con sus palabras obliga a los acusadores a entrar en su interior y, mirándose a sí mismos, a descubrir que también ellos son pecadores. Por lo cual, «golpeados por estas palabras como por una flecha gruesa como una viga, se fueron uno tras otro».

Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó: «Ninguno, Señor». 

Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».


Termina el pasaje evangélico con las palabras de Jesús: «tampoco yo te condeno», nos muestra cómo el Señor no ha venido a condenar sino a salvar, nos indica el camino a seguir a los cristianos, no condenar, no juzgar, eliminar de nuestro actuar todo lo que pueda herir al otro, trabajarnos para acercarnos a él, aunque nuestras ideas y comportamientos sean distintos, también él, es amado por Dios, aunque no lo sepa y tenemos que dejarnos amar por el Señor para que con su mismo amor poder acercarnos al otro y ser instrumento que les pueda ofrecer o hacer descubrir cómo son mirados por Dios.

GRANADA EN CUARESMA

 GRANADA



Resultado de imagen de LA CUARESMA EN GRANADA

En el año 2019, durante la Cuaresma, me encontraba en Granada.
La ciudad, a tope, preparandose para la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo imagenes que se grabarón en tu retina para siempre


 El olor de incienso en un culto a una imagen, escuchar una marcha, un tambor o una corneta de una banda de música en la calle.......el ver y sentir los esfuerzos de los costaleros en los ensayos de noches frías,



 el gusto de esa gastronomía del mes de febrero y marzo, los dulces típicos de los conventos, 


y los famosos piononos todo el año.



la tapa cuaresmal y la cocina típica, hacen que Granada te llene completamente y te sientas parte de una tradición.



Tradición que en Granada se vive diferente.


Cultos y altares
Soledad de Ntra Señora


San Agustín
  Se alégra la vista ante un altar de cultos en un triduo en el barrio del Realejo, Albaicín o Zaidín. vives con el barrio la devoción de sus imágenes, te siéntetes uno más, un cofrade granadino que se prepara para su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional.

VIA CRUCIS

Traslados con Via Crucis







A pesar de la amenaza de lluvia, el vía crucis de la Juventud que organiza la cofradía de la Oración en el Huerto de los Olivos pudo desarrollarse según lo previsto.

 Fue muy alta la participación de los grupos jóvenes de hermandades granadinas los que quisieron acompañar al cortejo que salía a las siete de la tarde desde las Comendadoras de Santiago.







 Presentaciones de Carteles y Pregones



Sedes Canónicas



Y por último las plazas y calles






SEXTO DOLOR . JESÚS BAJADO DE LA CRUZ

 

Sexto Dolor   Jesús es bajado de la Cruz

   


«Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro noble del Sanedrín, que también aguardaba el reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José.

Otra escena conmovedora, Jesús muerto en los brazos de su Madre, que lloraba su pérdida. No cabe duda, aunque cueste creerlo. El Hijo del Altísimo, el Salvador, el cuyo reino no tendría fin, el que era la Vida, Él está muerto. 

T ú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor.



 Pero su fe no se extinguió, siguió encendida y luminosa. ¡Qué fuerte es María! Ella, la única que ha sostenido en sus brazos todo el peso de un Dios vivo y de un Dios muerto, su Hijo. 

TU Y YO

 Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. 

Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. 

Cada llaga del Señor fue para su Madre un clavo en su Corazón. Acerquémonos de este misterio con humildad, arrepentimiento y compasión. Miremos nosotros también con respeto y devoción las llagas de Jesucristo, y por fin atrevémonos a mirar a la Santísima Virgen a los ojos para pedirle de todo corazón : « ¡ perdón, misercordia y clemencia ! »

¡ Por tus dolores ten compasión!
Pide y alcanza nuestro perdón.
Ave María
 

miércoles, 9 de abril de 2025

QUINTO DOLOR...MARÍA AL PIE DE LA CRUZ

Quinto dolor: María al pie de la cruz

Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre” (Jn.19, 25)


 Nunca podremos, ni remotamente, sospechar lo que significó de dolor para el corazón de María el contemplar en silencio la pasión y muerte de su Hijo. Ella, que sabía perfectamente quién era Él. 

 Ella que humanamente habría querido anunciar a voz en grito la nefasta tragedia de aquel gesto, en un intento de arrancar a su Hijo de las manos de sus verdugos. 

 Ella tuvo que callar, sufrir y obedecer. Esa era la voluntad de Dios. Y con el corazón sangrante y desgarrado María, al pie de la cruz, repitió, una vez más, sin palabras, en la más pura obediencia: “hágase tu voluntad”. 

El colmo del sacrificio está en ver morir a los seres amados. Lo que una mujer, una madre debe padecer en un caso semejante, jamás lengua humana podrá decirlo. Ella lo vivió y lo guardó en su corazón.

 ¡Qué pequeños somos a tu lado María! ¡Qué ridículas nuestras cruces al lado de tu sacrificio! ¡Quién supiera amar así! Dios te salve, María… 

Jesucristo miraba a María levantada al pié de la Cruz, y María miraba a Jesucristo levantado encima de la Cruz.

TU Y YO

¡Qué pequeños somos a tu lado María! ¡Qué ridículas nuestras cruces al lado de tu sacrificio! ¡Quién supiera amar así! Dios te salve, María… 

 Madre Dolorosa , Tú, que también has conocido el sufrimiento, calma nuestros dolores con tu mirada maternal y tu protección. Bendice a los enfermos y  a las personas que se dedican a ellos con amor y coraje.

Tú que supiste mantenerte entera, de pie al pie de la cruz, enséñanos a sacar ese coraje y ese tesón que el Padre puso en nuestro ser para estos momentos tan difíciles.

¡ Por tus dolores ten compasión!
Pide y alcanza nuestro perdón.
Ave María
 

martes, 8 de abril de 2025

CUARTO DOLOR, JESUS CAMINO DEL CALVARIO

   El cuarto dolor de María, el encuentro con Jesús llevando su Cruz a cuestas camino del Calvario.



Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, cuando encuentra a su Madre Santísima, junto al camino por donde El pasa. Con inmenso amor mira María a Jesús, y Jesús mira a su Madre; sus ojos se encuentran, y cada corazón vierte en el otro su propio dolor.
 El alma de María queda anegada en amargura, en la amargura de Jesucristo. Una Pasión también para Ella

 Meditemos hoy algo del cuarto misterio doloroso del Rosario y todo de la cuarta estación del Via Crucis. Con este cuarto dolor, entramos en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, y por lo tanto en la Pasión de María Santísima. 

Desde entonces, la Virgen siguió paso a paso todos los momentos de la Pasión de Cristo.

TU Y YO

 Meditemos hoy algo del cuarto misterio doloroso del Rosario y todo de la cuarta estación del Via Crucis. Con este cuarto dolor, entramos en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, y por lo tanto en la Pasión de María Santísima. 

¡Qué fortaleza, qué temple, qué locura la de María! Sabía lo duro que sería seguir de cerca a Jesús camino del calvario, pero decide hacerlo. Y lo hace. Su amor era más fuerte que el miedo y el dolor atroz. Había llegado el momento de que la espada de dolor se hundiera despiadada en su corazón al contemplar la pasión de su hijo. No se esconde, ahí estaba Ella, muy cerca.



Nuestra vida, a veces, también es un duro viacrucis. Sobre todo en momentos como el que estamos viviendo... No suframos sin sentido, con mera resignación. Busquemos, por la cuesta de nuestro calvario, esa mirada amorosa y confortante de María , nuestra Madre. Ahí estará Ella, siempre que queramos encontrarla, acompañándonos y dispuesta a consolarnos y compartir nuestros padecimientos.

Lloremos por nuestros pecados, mortifiquémosnos por ellos, rezemos por los pecadores, no dejemos llorar en vano a nuestra celestial Señora, que produzca por lo menos frutos en nosotros « dignos frutos de penitencia » Esto será otro paso de amor en el camino santificante de la compasión con los dolores de María.

¡ Por tus dolores ten compasión!
Pide y alcanza nuestro perdón.
Ave María
 



lunes, 7 de abril de 2025

SOY LA LUZ DEL MUNDO

santo Evangelio según san Juan (8, 12-20) 

En aquel tiempo, Jesús habló a los fariseos, diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». Le dijeron los fariseos: «Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero».



Hoy, Jesús nos da una definición de Él mismo, que llena de sentido la vida de quienes, a pesar de nuestras deficiencias, le queremos seguir: «Yo soy la luz del mundo» (Jn 8,12). La persona de Jesús, sus enseñanzas, sus ejemplos de vida son luz que ilumina toda nuestra existencia, tanto en las horas buenas, como en las de sufrimiento o contradicción. 

 ¿Qué quiere decir esto? Pues que en cualquier circunstancia en que nos encontremos, ya sea de trabajo, de relación con los otros, en nuestra relación ante Dios, ante las alegrías o las penas... podemos pensar: —¿Qué hizo Jesús en una situación semejante?; siempre podemos buscar en el Evangelio y responder: —¡Pues esto mismo haré yo! Precisamente, San Juan Pablo II ha incorporado en el Santo Rosario —el “compendio del Evangelio”, como él mismo recuerda— los misterios de la vida pública de Jesús, y los ha denominado “misterios de la luz”. Así, dice el Papa: «Él es quien, declarado Hijo predilecto del Padre en el Bautismo del Jordán, anuncia la llegada del Reino, dando testimonio de él con sus obras y proclamando sus exigencias». 

 Jesús es luz; quien le siga «no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12). Como discípulos suyos, el Señor nos invita también a ser luz para el mundo; a llevar la luz de la esperanza en medio de las violencias, desconfianzas y miedos de nuestros hermanos; a llevar la luz de la fe en medio de las oscuridades, dudas e interrogantes; a llevar la luz del amor en medio de tanta mentira, rencor y apasionamiento como vemos a nuestro alrededor. 


Cada uno de nosotros tiene la invitación para aceptar a Cristo como la Luz verdadera. Y al aceptarlo como luz asumimos una doble tarea: iluminar las tinieblas de nuestro corazón y ser luz para los demás. Dos tareas que no pueden retrasarse más. ¡Iluminemos este mundo! Llevemos al corazón de los hombres la luz y el calor del amor de Dios. ¡Solo el amor salvará al mundo!


TERCER DOLOR

El tercer dolor de María, Jesús perdido en el Templo. 




El texto del Santo Evangelio nos ayudará mucho : 

« Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas (…) Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía (…) Su madre conservaba estas cosas en su corazón. » 


 Enseguida nos viene a la mente la angustia que tuvo que sufrir la Madre de Dios al buscar su Niño perdido. La perdida de un hijo es seguramente de lo más agoviador. Lo es durante unos minutos ¿ qué sera durante un, dos y tres días ? 

Qué angustioso fue el dolor de María cuando se percató de que había perdido a su querido Hijo. Llena de preocupación y fatiga, regresó con José a Jerusalén. Durante tres largos días buscaron a Jesús, hasta que lo encontraron en el templo.

Pero la pérdida no fué los más terrible. En verdad lo que hirió du una tercera espada el Corazón de María fue la posibilidad de que Jesucristo hubiera podido empezar ya su pasión dolorosa , y que ella no estaba a su lado para sufrir con él.


TU Y YYO

« Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados » . 

 « angustiados » que María utiliza para designar el verdadero  estado......no solamente de su propio Corazón, sino también del corazón de José.

María posiblemente doble angustia por Jesús, doce años y por José.



¿ Cuantas veces nuestro estado es de angustia?

Madre, te acompañamos en este dolor . . . Y como Tu también buscamos a Jesús y nos preguntamos que quiere de nosotros pero a veces no entendemos lo que nos pide. Que de su mano caminemos en nuestra vida de fe y la pidamos por los  jóvenes tan alejados  en estos tiempos de Su Hijo

¡ Por tus dolores ten compasión!
Pide y alcanza nuestro perdón.
Ave María