YA ES SEMANA SANTA

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miércoles, 2 de abril de 2025

20 AÑOS DE LA MUERTE DE JUAN PABLO II

La muerte de Juan Pablo II desencadenó que millones de peregrinos acudieran a Roma para despedir al Papa. 



El 2 de abril de 2005, a las 21.37, el corazón de Juan Pablo II dejó de latir. Fue un momento muy emocionante, más de 60.000 personas estaban reunidas en la plaza de San Pedro rezando durante la agonía del Papa polaco.

 El Papa Juan Pablo II falleció en la ciudad de Vaticano a raíz de una septicemia y un colapso cardiopulmonar irreversible, agravado por la enfermedad de Parkinson que padecía por años.




Karol Wojtyla fue el primer polaco en llegar a ser la máxima autoridad de la Iglesia Católica, asumiendo un pontificado de 26 años (1978-2005), que se transformó en el tercero más largo de la historia, tras San Pedro y Pío IX.

Hoy muere Juan Pablo II, Juan Pablo II, Papa Juan Pablo II muere hoy en el Vaticano



https://youtu.be/mwYGus0bo1Q?si=GHioTvpVLSzaepxa



martes, 1 de abril de 2025

DOMINGO IV DE CUARESMA

 MIÉRCOLES

“ El Padre ama al Hijo y le muestra todo ”


según san Juan 5, 17-30 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: 

«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo». Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. 

Jesús tomó la palabra y les dijo: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. 

Nos muestra cómo tras ser criticado por los judíos por haber curado en un día de sábado, Jesús responde: “Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo”.

Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro. 

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. 

Nos comunica su unión con el Padre. Jesús colabora con el Padre dando continuidad a la obra de la creación, para que un día, todos puedan entrar en el reposo prometido. Dios, que con tanto amor nos ha creado, en Jesús nos recrea y nos promete resurrección y vida eterna.

El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.

Dios es Padre y desea que en su Hijo todos seamos partícipes de su comunión de amor. Ese es el gran misterio que la entrega de Jesús en la cruz pone de manifiesto al mundo, pero que Él, con toda su vida nos lo testimonia.

 En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. 

Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. 

Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió»



Cuantos nos cuesta ver entre los pliegues de la vida  la mano de Dios.

Los judíos fueron incapaces y nosotros también muchos somos incapaces de ver a Dios en el amor ,en los detalles, en la entrega generosa.
¿donde ves a Dios tu?

MARTES

“ Levántate, toma tu camilla y echa a andar ”




El episodio en que Jesús cura a un paralítico que estaba echado en una camilla junto a la piscina de Betesda. Nos dice la Escritura que el hombre llevaba allí treinta y ocho años. Dos cosas nos llaman la atención sobre este pasaje.

según san Juan 5, 1-16

 Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. 

Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.

 Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?». 

Primero, es Jesús quien se toma la iniciativa. Han llegado los tiempos mesiánicos. Es Él quien se acerca al paralítico y le pregunta: “¿Quieres quedar sano?”

Una pregunta directa. Jesús sabe que el hombre lleva mucho tiempo, que ha puesto toda su esperanza en el agua de aquella piscina (en los versos 3b-4 se nos dice que cuando el agua que había en ella era agitada por las alas de un ángel del Señor que bajaba de vez en cuando, el primero que se metía se curaba).

El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».

Segundo, la respuesta del hombre ante esa pregunta trascendental: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado”. Jesús le había hecho una pregunta directa, lo único que tenía de decir era “sí”.

 Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar». 

No se daba cuenta que tenía ante sí al mismo Dios, aquél de quienes brotan torrentes de agua viva, capaz de echar demonios, curar enfermos, revivir muertos. Está ventilando su frustración, pero más que nada, su soledad: “no tengo a nadie…” La soledad, lo que el papa Francisco ha llamado la peor enfermedad de nuestro tiempo.

Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar. 

Jesús se compadece y le dice: “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”. Palabras de vida, palabras de sanación, de alegría. Dentro de toda su frustración y soledad, aquél hombre creyó las palabras de Jesús. Por eso pudo recibir los frutos del milagro. “Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar”.

Aquel día era sábado, y los judíos)) al hombre que había quedado sano: «Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla». 


Él les contestó: «El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”».

 Ellos le preguntaron: «¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?». 

Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado.

 Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: «Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».

 Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.

Qué distinto el comportamiento de los judíos y el de Jesús. Los judíos tenían que celebrar el sábado, era fiesta para ellos. Y uno se pregunta: Estando rodeados de gente enferma, que lo está pasando mal, ¿todavía tienen ganas de fiesta? 


Para Jesús, la fiesta es precisamente eso: sanar las dolencias, curar las enfermedades, ayudar al que lo necesita, hacer el bien a todos. Esa debería ser nuestra fiesta de Domingo.


No tengo a nadie que me ayude. La soledad en medio de mucha gente. La insolidaridad que desconoce a los semejantes, incluso en situaciones similares. La desesperanza como realidad. Pero allí, ante él, se presenta el que se ha hecho solidario con toda la humanidad........haz tú lo que hizo  Jesús.

LUNES

“ Y creyó él con toda su familia ”


santo evangelio según san Juan 4, 43-54 

En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había atestiguado: «Un profeta no es estimado en su propia patria». 

Lo que asombra del relato evangélico de hoy es la aparente frialdad con que Jesús hace el milagro de la curación del hijo del funcionario de Cafarnaún. Incluso empieza por dirigirle un reproche al convertir los signos prodigiosos visibles como requisito de la fe.

 Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.

 Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: «Si no veis signos y prodigios, no creéis».

Pero el tipo insiste a pesar de todo. Y cuando obtiene lo que había venido a buscar, se marcha.

 El funcionario insiste: «Señor, baja antes de que se muera mi niño». 

 Jesús le contesta: «Anda, tu hijo vive». 

Dice el evangelista que «el hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino». Ahí justamente está la clave de bóveda de este pasaje: sin ver, creyó que su hijo ya estaba curado y comenzó a caminar.

 El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: «Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre». 

 El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.

«Y creyó él con toda su familia», remata Juan el episodio de la curación en Galilea. Pero para que toda su familia se convirtiera, hizo falta que él recorriera la distancia que separaba a Jesús de los suyos.



Señor, en este día quiero rezar para que me des fe, mucha fe, una fe personal, como aquel funcionario del rey que, a pesar de no ser judío, creyó en tu palabra. Todos los días tu palabra pasa por mis manos, por mis labios, por mis oídos. Pero ¿Pasa también por mi corazón? Y, al entrar en mi corazón, ¿cambia mi vida? Haz, Señor, que yo ponga hoy una buena tierra donde germine tu Palabra y dé el ciento por uno.

 DOMINGO

santo Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11-32

“ Su padre lo vio y se conmovió ”




La parábola del Hijo pródigo es uno de los mejores iconos de la misericordia de Dios.

 En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos». 

Vives esta pérdida, este duelo; no sabes dónde está, con quien está; qué anda haciendo. Te queda rezar por él. Esperarlo. Y así lo haces. Por eso cuando él regresa te alegras tanto. Te conmueves, corres, te echas al cuello de tu hijo, lo besas. Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. 

Tu corazón primero que nada se entristece cuando tu hijo menor te pide la parte de su herencia. El padre normalmente hereda cuando ya no está con ellos. Tú, sin embargo, no recriminas; no te enfadas, no te molestas. Te duele el corazón, te preocupa que este hijo tuyo quiera irse de tu casa donde goza de todo lo que necesita y más. Sin embargo, le has dado una libertad, le dejas que tome su camino como así él lo desea. No parece que haya una discusión con él, no le preguntas a dónde se va, con quien va. El hijo se va a un país lejano.

 No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. 

 Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. 

Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros».

 Vives esta pérdida, este duelo; no sabes dónde está, con quien está; qué anda haciendo. Te queda rezar por él. Esperarlo. Y así lo haces. Por eso cuando él regresa te alegras tanto. Te conmueves, corres, te echas al cuello de tu hijo, lo besas.

 Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 

 Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.

 Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. 

Y luego haces una fiesta, consideras que tu hijo ha vuelto a la vida, porque has vuelto a encontrar a tu hijo.

 Y empezaron a celebrar el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.

 Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”.

 Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. 

También a él lo escuchas con paciencia, dejas que se desahogue; te juzga, te regaña porque eres bueno y misericordioso con tu hijo menor. Se niega a entrar al festejo, a alegrarse de que acojas y perdones.

 Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. 

 El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».

Te pido, Padre amoroso, que también me des a mí un corazón misericordioso como el tuyo que acoge, perdona, no juzga; espera, ora por todos, que hace fiesta cuando alguien vuelve a ti y te pide perdón.


 El padre bondadoso, delante del hijo que tanto se equivocó, pero que está volviendo a casa, no se resiste y lo acoge conmovido y le devuelve toda la dignidad de antes, sin castigarlo, sin reprenderlo, sin imponer condiciones. Dios es así. No debemos ni podemos tener miedo de Él. Por mayor que haya sido nuestro pecado, Él quiere perdonarnos, quiere recuperarnos. Sin dudas, podemos confiar en el amor de Dios y volver a Él. Paz y bien.

TOMA TU CAMILLA Y VETE A CASA


santo evangelio según san Juan (5,1-16): 


SE celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?».


 "Levántate, toma tu camilla y echa a andar"






El Señor vuelve a mostrarnos hoy toda su misericordia. Su compasión para con nosotros no tiene fin: resucita, pura, acepta, perdona. Jesús sana; y lo hace tanto con el cuerpo como con el alma. Sí, el paralítico vuelve a andar, pero antes le ha perdonado sus pecados.

Se arrastraban hasta allí cantidad de lisiados y multitud de mendigos. Se juntaban al borde de la piscina, y cada uno sobrevivía esperando poder algún día meterse en el agua al ser agitada. Imagen de una humanidad que sobrevive en la espera siempre frustrada de una salud aleatoria. El agua de Betesda era estéril, no podría producir un nuevo nacimiento.

 Jesús es el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas. 
Pero Jesús pasó:¿Quieres quedar sano? Y el hombre paralítico desde hace 38 años, encadenado a su pasado de desdicha, se pone en pie. Así es Dios, cuando da el agua de la vida, el viejo mundo desaparece.

Vemos como la misericordia de Dios va mucho más allá de la nuestra: como añadido al perdón le devuelve la salud, y así, el gozo del pecador convertido es completo. Confiemos humilde y ciegamente en la misericordia salvadora y sanadora de Cristo, y tengamos fe en todo lo que él hace cada día en nuestras vidas.


Nosotros como este paralítico somos una creación nueva. Dios ha hecho que brotase del costado de su Amado Hijo sangre y agua, río de vida que purifica todo cuando penetra. Nuestra vida reverdece cuando el espíritu nos inunda. Hemos sido bautizados en la muerte y resurrección de Jesús y pertenecemos a una tierra liberada. Nos ha hecho atravesar el mar y nos ha sumergido en el río de la vida. Pertenecemos al nuevo mundo.

lunes, 31 de marzo de 2025

VETE, TU HIJJO ESTA VIVO

santo evangelio según san Juan (4,43-54):

 En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había atestiguado: «Un profeta no es estimado en su propia patria». Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. 


El funcionario real pide la curación de su hijo a punto de morir y Jesús le pide que confíe en Él, que descubra que la fe no depende solo de "signos y prodigios" sino de confiar en su Palabra.
 De vuelta a su casa, toda una noche confiando en la sola palabra dada por Jesús, toda una noche en el silencio del camino para gritar de gozo cuando sus criados le comunican que su hijo moribundo había vuelto a la vida, y él cae en la cuenta que fue a la misma hora en que la Palabra había sido pronunciada.

 La alegría es inmensa y la fe en Jesús de este funcionario se contagia hasta el punto que todos los de su casa empezaron a creer también en Él. Es la alegría del que se sabe, quizá por primera vez, al lado de Dios.

La Palabra de Jesús sana, cura a las personas, tiene capacidad para actualizar la salvación que viene del Señor. La exigencia que nos pide es muy humana acogerla, meditarla, guardarla, cumplirla. Algo tan sencillo se nos olvida con mucha frecuencia, porque nos olvidamos y porque queremos ver signos evidentes que entren por los ojos.
La cuaresma es un camino de conversión que nos conduce a un Dios que se hace historia en la Cruz y por eso mismo nos deja desconcertados porque rompe todos los esquemas humanos de poder, de dominio, y bienestar humanos. 
Como dice Pablo escándalo para unos y necedad para otros. Siendo Dios aceptó la Cruz, teniendo palabras de vida quiso experimentar la muerte, de manera que su Palabra nos envuelve en el misterio y nos invita a contemplarlo. La curación instantánea parece que hace más fácil creer en su Palabra, la contemplación del misterio nos mantiene en esta confianza y alimenta nuestra esperanza de poder ver y contemplar la luz, el cielo y la tierra nueva.




Este era el segundo signo que hacia Jesús en Caná de Galilea, el primero fue el agua convertida en vino. Pero los dos apuntan a la misma realidad: transformar la fe débil de un hombre en una fe fuerte y viva. ¿Cómo es tu fe? ¿Depende todavía de signos y milagros?

VIVIR LA CUARESMA

¿QUIERES VIVIR LA CUARESMA?

 J.Leoz



 -No seas sordo a la Palabra de Dios. Procura asistir todos los días a la Eucaristía.
 -No pienses que, en todo, llevas la razón. La conversión exige un cambio de corazón, de mente, de actitudes: humildad.
 -Reza un poco más. La meditación es saludable e, incluso, necesaria para el ajetreo que llevamos. -Confiésate. Uno, desde dentro, no puede ver la fachada de su propia casa.
 -Haz una obra de caridad. No caviles con los que están en la distancia.

 -Ama a la Iglesia. Nunca como hoy necesita de cristianos y de católicos que arrimen el hombro. 
-Defiende con pasión y con convencimiento tus motivaciones religiosas.
-Vive con más austeridad estos cuarenta días. Márcate un pequeño programa para que, la Cuaresma, deje en ti poso abundante.
 -No caigas en la tentación de pensar “lo de la Cuaresma es una tontería”. Cuando no tenemos razones o no queremos entrar por un camino, buscamos mil excusas.




 -¿Tienes rencor contra alguien? ¿Estás decepcionado con alguien por algo? ¡Olvídalo! Da un paso hacia adelante. Si Dios, siendo como somos, nos perdona. ¿Cómo no vamos a ofrecer en la misma medida, el perdón y la comprensión a los que nos rodean?
-No dejes de acudir cada domingo a la Eucaristía. Sin ella, a muchos cristianos, les ocurre lo mismo que aquel beduino: “pasaba por una fuente y, mirándola, no quise beber; más adelante exhausto y sin fuerzas….me di cuenta de lo necio que fui por haber despreciado aquel manantial de agua fresca” 
¡Feliz Cuaresma 2017!

domingo, 30 de marzo de 2025

MAÑANA DOMINGO DE LAETARE

IV  DOMINGO DE CUARESMA

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 Esta Dominica cuarta de Cuaresma, se llama “Laetare", debido a la antífona gregoriana del Introito de la Misa, tomada del libro del Profeta Isaías (Is. LXVI, 10): Lætare, Jerusalem:

Regocíjate, Jerusalén, vosotros, los que la amáis, sea ella vuestra gloria. Llenaos con ella de alegría, los que con ella hicisteis duelo, para mamar sus consolaciones; para mamar en delicia a los pechos de su gloria. Sal. 121, 1. ¡Qué alegría tan grande la que tuve cuando oí que dijeron: ¡Andando ya, a la casa del Señor!.

La liturgia de este Domingo se ve marcada por la alegría, ya que se acerca el tiempo de vivir nuevamente los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, durante la Semana Santa.


 Al igual que el tercer Domingo de Adviento ("Gaudete"), se rompe el esquema litúrgico de la Cuaresma, con algunas particularidades:
 1.- Predomina el carácter alegre (litúrgicamente hablando)
 2.- Se usa color rosáceo en los ornamentos (siempre que esto sea posible).
 3.- Los ornamentos pueden ser más bellamente adornados.
 4.- Los diáconos pueden utilizar dalmática.
 5.- Se puede utilizar el Órgano.

sábado, 29 de marzo de 2025

ORACION DE LA MAÑANA DE CUARESMA DOMINGO 3º,

 III DOMINGO



¿QUÉ FRUTOS, SEÑOR? 
Me pides confianza y, por lo que sea, prefiero mirar hacia atrás que saborear y soñar con lo que en Ti me espera Deseas el fruto de mi constancia y, a la menor, me dejo enredar por los hilos de la pereza, la tibieza o las dudas, la fragilidad o la torpeza. Sueñas con un futuro bueno para mí, y me encuentras soñando con otras cosas con otras instancias que no son las tuyas con una tierra muy distinta a la que Tú me ofreces. Estoy en la higuera, pero la higuera de mi vida, no siempre fructifica en lo santo, noble y bueno. Miras a las ramas de mis días y, lejos de comprobar cómo despuntan sus yemas me limito a vivir bajo mínimos, a dar aquello que me conviene y no me molesta a fructificar, poco o nada, si no es beneficio propio. 
¿QUÉ FRUTOS, DARTE, SEÑOR? 
Mira mi miseria, y dejándome arrastrar por tu riqueza ojala recojas de mí aquello que a tu Reino convenga Acoge mi buena voluntad, y lejos de echarme en brazos de la vanidad descubra que, sólo Tú y siempre Tú, eres la causa de lo bueno que brota en mí. Perdona mi débil cosecha, y, sigue sembrando Señor, para que tal vez mañana puedas despertar, descubriendo en mí aquello que, hoy, brilla por su ausencia: frutos de verdad y de amor de generosidad y de alegría de fe y de esperanza de confianza y de futuro de vida y de verdad. Y no te canses, Señor, de visitar tu viña, tal vez hoy, puede que no, pero mañana, con tu ayuda y mi esfuerzo, brotará con todo su esplendor la higuera de mi vida. Dicho de otra manera, Señor, que no esté en la higuera y dé frutos abundantes como creyente Amén
D
Los que esperan… tienen los ojos puestos en Ti para que no les defraudes Los que desesperan… tienen los ojos puestos en Ti para que les des esperanza Los tristes… tienen los ojos puestos en Ti, para que les bendigas con la alegría
L

Señor, en este momento de oración quiero que me escuches, quiero dialogar contigo. No podría soportar a un Dios mudo, que no me hablara, que no se comunicara conmigo. Te necesito como el aire para respirar, no puedo vivir sin tu palabra, sin tu comunicación de cada día. Gracias, Señor, por este encuentro.
M

Yo quiero estar cerca del corazón de la Virgen María y escuchar allí sus sentimientos más hondos, sus emociones más profundas. Por un momento el cielo y la tierra estaban pendientes de una palabra. Dios ya estaba decidido a hacerse hombre, a vivir entre nosotros, pero esperaba el consentimiento de una mujer. Y María dijo SÍ. Gracias. Señor, por tu gran amor. Y gracias María por haber dicho que sí.
X
No nos conformemos con llegar a ser buenos, la invitación que nos hace el Señor es mayor, quedarse en la norma puede esclavizar, sin embargo cuando uno descubre que, “quién me ama cumple mis mandamientos”, entonces, se busca la voluntad de Dios, lo que le agrada, en definitiva lo que nos hace bien, entonces no nos quedamos en lo externo, que nos puede esclavizar, sino que más bien, deseamos el encuentro con quien nos ama y queremos hacer lo que a Él le agrada, la clave ya no es porque está mandado, no es una imposición, es más bien una respuesta de amor. Y como cambia, ya no es por estar mandado, sino como respuesta de amor. “El que me ama permanece en mí y yo en el”, -dice el Señor-.
J
Hoy abramos los ojos y los oídos porque Dios está obrando y hablando para llegar a nuestro corazón.
No podría soportar a un Dios mudo, que no me hablara, que no se comunicara conmigo. Te necesito como el aire para respirar, no puedo vivir sin tu palabra, sin tu comunicación de cada día. Gracias, Señor, por este encuentro.
V
Ayudame Madre Dolorosa a cultivar mi entraña, mi vida interior y a cultivar mi tener que es fácil  y lo dificil......mi ser. Siempre a tus pies .

S
Soy debil, poobre y muchas veces caido. Cuando lo reconozcas con sinceridad, Dios será tu fuerza,tu roca y te alzará para que puedas contemplar tu rostro.

viernes, 28 de marzo de 2025

III DOMINGO DE CUARESMA

SÁBADO
“ El que se humilla será enaltecido ”

En el Evangelio de hoy, Jesús nos entrega la parábola del fariseo y del publicano para contraponer dos modelos de vida cristiana: la del fariseo que, con arrogancia, piensa obtener la salvación con su propio esfuerzo, y la del publicano que reconoce su condición de pecador y pide la conversión.


según san Lucas 18, 9-14 

En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás: 
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano.

 El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”. 

¡Qué seguro de sí mismo estaba este fariseo! Todo lo que decía era cierto, su cumplimiento era intachable. Pero así, tan satisfecho y seguro de sí mismo, contemplando con desprecio a los demás, no tenía lugar para percibir el amor de Dios en su vida.

El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”. 

En cambio, el publicano pecador sabía que lo único que podía hacer era entregar su vida en manos de Dios, porque el que no tiene nada, puede reconocer que el Dios de Jesús es su último asidero: «Señor ten misericordia de mí que soy un pecador».

Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

En esa humildad, arrepentimiento y deseo de conversión, Dios encuentra la tierra fértil donde derrochar su amor.

Si el fariseo se presentaba ante Dios “con los puños cerrados” exigiéndole todo lo que le debía, el publicano se situaba ante Dios “con las manos abiertas” dispuesto a recibir de Dios su perdón.¿Y  nosotros que somos?


Con este texto y en este caminar cuaresmal hoy estamos llamados a convertirnos profundamente, a reconciliarnos, a mirar al otro en su dignidad y a reconocer humildes que todo es Gracia.



VIERNES
“ Amarás a tu prójimo como a ti mismo ”



según san Marcos 12, 28b-34 

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Un escriba pregunta a Jesús por el mandamiento principal. Esto no nos debe extrañar porque, en tiempo de Jesús, había más de 600 mandamientos que se debían cumplir. Un fardo demasiado pesado sobre los hombros de los hombres. Y Jesús lo aligera al resumirlos todos en dos. Y con eso ya les hace un gran favor. Pero no está ahí lo original de Jesús.

Estos dos mandamientos, el del amor a Dios y al hombre, en el A.T estaban separados, incluso en libros distintos. El del amor a Dios está en el libro del Deuteronomio 6,4-5) Es el famoso Semá: “Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El otro está en el Levítico 19,18”Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos dos mandamientos no sólo estaban separados en los libros, sino en la vida. Uno podía amar al próximo, al que estaba cerca, pero no estaba obligado a amar los de fuera, a los extranjeros

 Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. 
El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos». 
La genialidad de Jesús está en juntarlos. Ya no se podrá decir que uno ama a Dios si no ama al hombre. Son como dos vasos comunicantes: ¿Crece el amor a Dios? Crece también el amor al hermano. Y al contrario. Lo más maravilloso de todo es que Jesús cumplió los dos mandamientos sin estridencias, como la cosa más normal. Por eso, antes de morir, como su mejor testamento, nos dijo: “Esto os mando: que os améis unos a otros como Yo os he amado”.

El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.





 


JUEVES
“ El que no recoge conmigo desparrama ”



Dios es comunión, diálogo, apertura. Y nosotros estamos hechos a imagen de ese Dios. Por eso necesitamos comunicarnos con los demás. Al demonio que más debemos temer es al demonio “mudo” al que rompe nuestro diálogo, nuestra comunicación.

según san Lucas (11,14-23):

 EN aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo. Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. 
La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.

La polémica se centra sobre el origen del poder de Jesús. La cerrazón de algunas personas era tan fuerte que atribuían al demonio las obras buenas que Jesús hacía. En eso consistía su pecado: no reconocer todo lo bueno que Dios estaba obrando.

 Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? 
Y en lugar de eso, pedían señales extraordinarias.
A todos esos sordos que no se quieren enterar, Jesús les habla claro de que las curaciones de endemoniados son el signo de que el reino de Dios «ha llegado a vosotros»

Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? 

Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. 

Y de que en la batalla contra el Mal, no hay más que dos bandos: aliados o enemigos. El que no escucha, grita en contra. El que no anuncia, da la callada por respuesta. «El que no recoge conmigo desparrama»


Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».




Hoy abramos los ojos y los oídos porque Dios está obrando y hablando para llegar a nuestro corazón.


MIÉRCOLES


MIÉRCOLES
“ No he venido a abolir, sino a dar plenitud ”



Dios es amor. Dios no puede dar leyes que vayan en contra del amor o no sirvan para fomentar el amor. Llevar la ley a plenitud significa que todas las normas, por pequeñas que sean, si son vehículo del amor, me realizan, me plenifican. Pero las leyes que no fomentan ese amor no sirven.

según san Mateo 5, 17-19 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. 


En el Evangelio de hoy nos encontramos la relación de Ntro. Señor con la ley. “No he venido a abolir, sino a dar plenitud”. Plenitud, deseo que en el fondo de todo ser humano se encuentra, nadie quiere vivir a medias, todos aspiramos a los bienes más grandes. Sin embargo, la plenitud de la ley de Dios se da desde lo alto de la cruz y desde el misterio de la encarnación

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. 

. La fuerza de Dios se muestra en la entrega, en la pequeñez, en la debilidad, en la humildad y el más grande, el amor; no hay mandamientos pequeños, lo importante el amor que se pone, continuamente el Señor les dice a sus discípulos: “Permaneced en mi amor”,
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. 
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».


No nos conformemos con llegar a ser buenos, la invitación que nos hace el Señor es mayor, quedarse en la norma puede esclavizar, sin embargo cuando uno descubre que, “quién me ama cumple mis mandamientos”, entonces, se busca la voluntad de Dios, lo que le agrada, en definitiva lo que nos hace bien, entonces no nos quedamos en lo externo, que nos puede esclavizar, sino que más bien, deseamos el encuentro con quien nos ama y queremos hacer lo que a Él le agrada, la clave ya no es porque está mandado, no es una imposición, es más bien una respuesta de amor. Y como cambia, ya no es por estar mandado, sino como respuesta de amor. “El que me ama permanece en mí y yo en el”, -dice el Señor-.
MARTES
“ No temas, María ”



según san Lucas 1, 26-38 
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

Dios ya estaba decidido a hacerse hombre, a vivir entre nosotros, pero esperaba el consentimiento de una mujer. Y María dijo SÍ. Gracias. Señor, por tu gran amor. Y gracias María por haber dicho que sí.

 El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. 
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». 

El saludo del Ángel hace vislumbrar a María que Dios la quiere sencilla, humilde, servidora, alegre, cerca de la gente. María dijo sí. En la vida es bonito decir sí, estar disponibles a los requerimientos de los demás.
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». 
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. 
También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque “para Dios nada hay imposible”».
 María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra». 
No entiende nada pero responde con un gran SI .
Y el ángel se retiró.

Gracias, Dios mío, por el Misterio de la Encarnación. Gracias porque has querido venir a nuestro mundo para compartir con nosotros las penas y las alegrías; nuestras sonrisas y nuestras lágrimas. Así eres nuestro hermano. Gracias porque has trabajado con manos de hombre; has mirado con mirada de hombre; has amado con corazón de hombre.
LUNES

“ Ningún profeta es bien recibido en su tierra ”



Hoy San Lucas nos trae un breve texto que hace referencia a la visita de Jesús a Nazaret, su querido pueblo, en la sinagoga están sus amigos con los que jugo de pequeño

Visita que termina en un “fracaso” debido a la testarudez y dureza de corazón de sus compatriotas.

según san Lucas 4, 24-30 

Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. 


Elías y Eliseo dos profetas del Antiguo Testamento (Maestro y discípulo) que también sufrieron rechazo; debido a esa situación de rechazo ellos se dirigieron a anunciar y mostrar la misericordia de Dios a los paganos,

Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. 

La viuda de Sarepta (Sidón) y el general Naamán (Siria), estas dos personas son la prueba de que el amor de Dios no tiene barreras de ningún tipo.

Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naámán, el sirio». 

El Maestro nazareno les advierte a los judíos que si ellos persisten en rechazarlo su misión se va a extender a todos los rincones del mundo y ellos quedarán fuera. Los asistentes de la sinagoga al comprender el mensaje se enfurecen y atacan a Jesús.

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. 
Pero Lucas nos dice que, simplemente Jesús pasó entre ellos y siguió su camino, de esta manera el evangelista indica que nada se puede interponer en el camino y en la misión del Señor, anunciando así, incluso su triunfo sobre la muerte en su Pascua.


Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.




DOMINGO

“ Fue a buscar fruto, y no lo encontró ”


Desde el callejón sin salida al que ha llegado la sociedad del bienestar, hemos de escuchar el grito de alerta de Jesús: «Si no os convertís todos pereceréis”. Nos salvaremos si llegamos a ser no más poderosos sino más solidarios. Creceremos no siendo más grandes, sino estando más cerca de los pequeños. Seremos felices no teniendo cada vez más, sino compartiendo cada vez mejor.

  según San Lucas 13, 1-9 

En aquel tiempo se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús respondió: «Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? 

Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.

 O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? 

En tiempo de Jesús era normal considerar los males de este mundo como “castigos de Dios”. Por eso podían pensar que los que derramaron su sangre en la época de Pilato y los que murieron aplastados por la torre de Siloé, murieron como castigo de Dios.

Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».

Y de ahí se sacaba la consecuencia de que aquellos a quienes no les ocurría esas desgracias era porque eran buenas personas.

 Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. 

Dijo entonces al viñador: “Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. 

Nuestra vida se parece a esa “higuera seca que no produce frutos”, no la corta, sino que, con una paciencia increíble, la cava, la abona, la riega, la mima, para que dé fruto. Dios no nos tiene en cuenta nuestros pecados. Lo que quiere es que volvamos a Él.

Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”.

 Pero el viñador respondió: “Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».


Los cristianos seremos higueras que dan buenos frutos y el Evangelio os dice paciencia: Paz ciencia invertir  más trabajo, sudor, sufrimiento  empleando a fondo en lo que  creemos  y todo ira mejor.

 

AMOR AL PROJIMO


según san Marcos 12, 28b-34 

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

 “ Amarás a tu prójimo como a ti mismo ”




Toda ley y todo culto se resume en una palabra: "amarás". 

Pero no se trata de cualquier amor. En primer lugar se trata de amar a Dios como el único, y amarle de todo corazón. Todo lo demás será solo una explicación de este primer amor. 

En el Evangelio de hoy nos coloca en la centralidad de nuestra fe, con la pregunta de un escriba sobre lo mas fundamental, valioso y esencial, el Señor nos dice qué es lo más importante de toda la Sagrada Escritura: es el amor. 

Recuerda el himno a la caridad, si me falta el amor, nada, no me sirve, no agrado a Dios. Quien experimenta el amor de Dios no desea otra cosa que corresponderle.


Y, en paralelo con este primer mandamiento, viene el segundo, que es similar: "¡amarás a tu prójimo!" Y es que nuestro Dios es uno con el hombre. Amar al hombre solo es posible si es reconocido en su inmensa dignidad. ¡Todo hombre es hijo de Dios! 

Ya en el Antiguo Testamento la exigencia de ser santos, a imagen de Dios que es santo, comprendía también el deber de hacerse cargo de las personas más débiles, como el extranjero, el huérfano, la viuda. Jesús conduce hacia su realización esta ley de alianza, Él que une en sí mismo, en su carne, la divinidad y la humanidad, en un único misterio de amor.

 Ahora, a la luz de esta palabra de Jesús, el amor es la medida de la fe, y la fe es el alma del amor. Ya no podemos separar la vida religiosa, la vida de piedad del servicio a los hermanos, a aquellos hermanos concretos que encontramos.


No podemos ya dividir la oración, el encuentro con Dios en los Sacramentos, de la escucha del otro, de la proximidad a su vida, especialmente a sus heridas. Recordad esto: el amor es la medida de la fe. ¿Cuánto amas tú? Y cada uno se da la respuesta. ¿Cómo es tu fe? Mi fe es como yo amo. Y la fe es el alma del amor.


AMA COMO A TI MISMO

del santo evangelio según san Marcos 12, 28b-34 En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

“COMO A TI MISMO” 




 A primera vista resulta algo extraño, e incluso sorprendente, que Jesús use como término de comparación el amor “a sí mismo” para caracterizar la vida de profundidad divina y de incondicional entrega y servicio a los demás cuyo exponente es, en definitiva, la suya propia, la inconfundible peculiaridad de su evangelio. Y ello, además, en línea de continuidad con la tradición de la Ley y con el auténtico sentido de la Revelación de Dios a su pueblo elegido. ¿Acaso es una invitación o defensa de una especie de narcicismo o de culto a la propia persona? ¿Una reivindicación para el egoísmo, o al menos una justificación para el egocentrismo? Es evidente que no. Pero también es evidente que la lectura de este texto suena como si nos dijera que “quien no se ama a sí mismo no puede amar a los demás”, e indudablemente algo de eso hay…


Lo que podemos deducir de cierto en ese mandato de “ama al prójimo como a ti mismo”, reverso del “ama a Dios sobre todas las cosas”; es, en primer lugar, que se trata del prójimo, de aquella persona a quien nos hemos acercado, a la que hemos hecho cercana y compañera, a quien acogemos y para quien estamos disponibles. Y cuando hemos hecho del otro prójimo, dar curso al amor de Dios significa instalar a ese prójimo en la hondura de nuestra fe en Él del mismo modo que nosotros nos sentimos atrapados por Él, inundados, sumergidos en la divinidad… No se trata tanto de un “término de comparación” que puede conducir a absurdas paradojas de supuesto egoísmo caritativo y de una pretendida codicia compasiva, sino de que mi “yo” está de tal modo hundido en ese amor, que procede de Dios y es el referente más profundo de mi identidad, que mi vida es un foco desbordante de misericordia y de bondad enraizado en la experiencia íntima de Dios. De ese modo, incorporo al prójimo a mi misma vida, la que Dios me ofrece, alienta y acompaña; de modo que puedo sin ningún reparo decir “amo al prójimo como a mí mismo”, porque “amarme a mí mismo” no es ponerme en el centro de mi vida, sino al contrario supone, impulsado por Dios, una especie de “expatriarme de ella”, significa dejarme amar por Dios y expandir esa experiencia vital y misteriosa que trasciende intereses y egoísmos y prolonga la experiencia fundamental y fundante de mi vida (ese abismo del amor a Dios) en un rebosante derramarse que alcanza a cualquiera que pueda encontrar en mi camino, al que incorporo sin restricciones ni complejos a esa aventura apasionante…





En resumen: al prójimo trátalo y considéralo como a Dios: imprescindible para ti mismo, para poder llegar a ser tú mismo, para acceder a tu identidad, para poder vivir… y de ese modo, desde Dios y con tu prójimo, sé tú mismo… porque sin ellos ni puedes ser tú mismo, ni amándote amarles (o amándoles amarte) en modo alguno…

Un mandamiento de "primera división" 

“ Amarás al Señor, tu Dios.. y a tu prójimo ”



 Viernes III semana de Cuaresma  


“No estás tú lejos del reino de Dios” (Mc 12,34) “ 

La Cuaresma, en cierta forma, es un entrenamiento de todos los cristianos que nos disponemos a celebrar la PASCUA. Y, la PASCUA, es el gran partido que nos queda por “jugar” y “celebrar”. 

Ello nos debe llevar a entender que esta carrera en la que participamos, la vida según Dios, no es para alcanzar un trofeo de oro o plata que se malogra en la tierra sino para ir pensando en aquella otra corona que Dios desea ceñir en nuestras sienes el día de nuestro encuentro con El. 

 Jugar en limpio y limpiamente, como cristianos no implica solamente el tener los ideales de nuestra vida cristiana, más o menos claros, sino además ponerlos en práctica en el gran estadio donde tienen lugar las grandes competiciones y decisiones de nuestra sociedad (políticas, económicas, sociales, religiosas, educativas,etc) y que marcan el contenido y el futuro inmediato de sus ciudadanos.

 Jesús de Nazaret también cuenta con un “equipo” muy singular y extraordinario. Somos todos aquellos que fuimos convocados en el día de nuestro Bautismo. Lo de menos, es ejercer de delantero o de defensa, ser directivo o guardameta.......lo importante es volcar todo lo mejor de nosotros mismos allá donde estamos, sabiendo que al final hay un DIOS que nos va clasificando en 1ª, 2ª y 3ª división, preferente o regional, no tanto por los méritos de nuestras jugadas cuanto por aquel espíritu que imprimimos en ellas. 

 Digo yo si, traspasar todas nuestras acciones por el AMOR que DIOS nos tiene y reorientarlas además hacia el prójimo, no será lo decisivo para estar dentro del cómputo de esa tabla de clasificación. Lo último y más cómodo que podríamos hacer, como creyentes ( y sigo con la parábola deportiva) es conformarnos con ser meros espectadores que gritan y comen, insultan o destrozan, apoyan o critican, aplauden o lanzan objetos desde el cómodo espacio del graderío. 

 EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO SE FUNDEN EN UN IDEAL: JESUS¡¡¡¡ 



jueves, 27 de marzo de 2025

LA MULTITUD QUEDÓ ADMIRADA

Evangelio según san Lucas (11,14-23) 

En aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo. Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: ⁠«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. El, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y se cae casa sobre casa.





El Evangelio de hoy nos aparece el Señor sanando a un hombre poseído, y a cambio recibe una acusación, nos deja claro que para Ntro. Señor no hay posturas intermedias, o somos de los suyos, o no. El Señor nos llama a vivir con radicalidad su seguimiento, el seguimiento a medias tintas o cuando me conviene, no es seguimiento, no se trata de ser buenas personas, conocer y seguir al Señor implica mucho más que ser buenos, nuestro corazón esta llamado a parecerse al corazón de Dios, nos falta mucho para amar como Él nos ama. 

 Concluye el Evangelio de hoy con una máxima: “El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama”.

 O estamos con el Señor o contra él, me viene a la memoria la meditación de los ejercicios ignacianos, la meditación de las dos banderas, estamos bajo la bandera del Señor o nuestra bandera es el mundo, el demonio o la carne. 
Nos configuramos con el Señor o nuestro espíritu es mundano, A veces, vivimos como si Dios no existiera, no nos diferenciamos en nada o casi de nada de los que no conocen a Dios, tenemos un actuar pagano, nuestras aspiraciones, preocupaciones, anhelos son los del mundo.
Estamos muy mundanizados, estamos llamados a dejarnos transformar y convertir por el Señor. “O estamos en el camino del amor, o estamos en el camino de la hipocresía.
 O te dejas amar por la misericordia de Dios, o haces lo que quieres, según tu corazón, que se va endureciendo, cada vez más, por ese camino. ‘El que no está conmigo, está contra mí’: no hay un tercer camino de compromiso. O eres santo, o te vas por el otro camino. ‘




El drama que hoy contemplamos es uno de los peores: la increencia. En el fondo, el gran problema de los fariseos es que no quieren creer en el Dios de Jesús. Si Jesús hubiera curado a enfermos y posesos sin reivindicar por su parte su relación con Dios, la habrían aplaudido, pues un curandero siempre viene bien. Si hubiera hecho un milagro más para "darle una señal del cielo", le habrían llevado a hombros.

 Pero Cristo nunca quiso entrar en ese juego, solo quiso ser Hijo del Padre, y exigió para él una fe sin más pruebas que la confianza. Pidió a la fidelidad dar el paso definitivo. Un paso sin desviación posible, pues "¡quien no está conmigo, está contra mí!". La fe interesada, caprichosa, obstinada, rutinaria de los fariseos le impiden ver la novedad de Dios ¡es tan fácil acomodarse a este tipo de fe! Al final caemos en la tentación de ser "ateos creyentes", practicamos, decimos que creemos, pero en el fondo, no confiamos realmente en Dios. La fe es solo eso: pura confianza. ¿Quién cree así?

miércoles, 26 de marzo de 2025

HE VENIDO A DAR PLENITUD A LA LEY

santo Evangelio según san Mateo (5, 17-19) 

 No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. 



Quien los cumpla y enseñe será grande

“Dios es el mismo ayer y hoy y siempre”, por esto Él no se contradice en la Ley y los Profetas, y en las enseñanzas de Jesús…

Él es el que lleva a esta plenitud todas las Palabras de Dios que se han proclamado, antes de Él en los oráculos de los profetas y en las leyes de Moisés que dio al pueblo, en el Monte Sinaí, de parte de Dios… ¡Y éstas las grabó en piedra para que no fueran nunca olvidadas por su antiguo Pueblo elegido y por el nuevo Pueblo de Dios, que es su Iglesia!

 Comentario Jesús era un judío piadoso y cumplidor. De eso no tenemos duda: el dominio de las Escrituras así lo acredita. Y es lógico pensar, en correspondencia, que no había venido a hacer tabla rasa con todos los preceptos que seguía el judaísmo sino a llevarlos a un estadío superior, presidido por la misericordia como medida última de consideración moral. 

Esto, a la fuerza, debía chocar a sus contemporáneos, que no entendían nada. Ni los fariseos y quienes seguían apegados a la ley mosaica rigorista y severa ni sus propios discípulos que hubieran cortado gustosamente los lazos que les ataban a Israel. 

Jesús está en el medio, como el fiel de una balanza perfectamente equilibrada y no le da la razón ni a uno ni a otros: su capacidad para incorporar las enseñanzas de la Torá es lo que descoloca a todos, pero a la vez garantiza la novedad de su predicación.


Qué bueno es tomar entre nuestras manos los Evangelios de Jesús y orarlos!... ¡Mejor, dejarnos orar por Él, pues “la Palabra de Dios es viva y eficaz”, independientemente de nuestra actitud hacia Ella!… Pero si la cogemos con cariño, va construyendo nuestra vida en el Amor y con Ella damos frutos de vida eterna…

 ¡Seamos celosos en leerla y meterla en el corazón!… El resto, lo hará el Espíritu Santo, que es “Señor y dador de vida” y hará que nuestra vida salte hasta la vida eterna, donde Dios quiere gozarnos como hijos, con el Hijo y en el Hijo, que “es su Palabra y no tiene otra”… ¡Que así sea, Dios mío!…

martes, 25 de marzo de 2025

 SILENCIO, TERNURA Y PAZ (Solemnidad de la Anunciación del Señor) 



Viene el ángel, María Recíbele, acógele y háblale 

Dile que el mundo necesita de Dios 

Que, el cielo nos queda muy lejos 

Que, el hombre, juega demasiado a ser “señor” 

Llega, el ángel, María Hazle sabedor de los sufrimientos de la humanidad

 Que estamos esperando la salvación 

Que, los caminos de muchos de nuestros hermanos, 

No son senderos que van hacia 



Dios Silencio...sólo el silencio habla 

Porque, en la quietud, el hombre también se expresa 

Porque, en la calma, María se orienta hacia el Creador 

Porque, en el silencio, la semilla del Eterno se incorpora en un seno virginal y humano

 Ternura…ternura para el ángel del Señor

 Y, ternura, del mensajero hacia la Hija de Sión 

Ternura sale de los labios de una Virgen Ternura y movimiento en el suave aleteo, 

Del ángel portador de tanto bien 

Paz….con paz queda María 

Y, en paz se marcha Gabriel, Con paz….comienza a germinar la VIDA

 Con paz…lleva las buenas nuevas 



La singular respuesta el emisario divino Desde Nazaret hasta el Edén 

Y, en medio de tanto silencio, ternura y paz, 

José medita…José sueña…José asiente 

José cree, espera, consiente, medita, confía 

Y, por las ventanas, pequeñas y recias De aquel humilde hogar nazareno Se deslizan amores y respuestas: 

¡HAGASE! ¡HAGASE! 

lunes, 24 de marzo de 2025

EL ÁNGEL ANUNCIÓ A MARÍA

25 DE MARZO ANUNCIACIÓN DE MARÌA



Hasta la anunciación del Arcángel Gabriel, María era una israelita desconocida.
Sus padres, Joaquín y Ana, de acuerdo con la Ley de Dios. Algunas tradiciones sitúan a María muy pequeña en el Templo aprendiendo la Sagrada Escritura, un hecho no muy usual entre las mujeres de Israel.
Siendo muy pequeña decide vivir virgen por amor a Dios.
El centro de su vida es Dios.



Cuando cumple trece años, sus padres, siguiendo las costumbres del momento, buscan un esposo para ella. La elección recae sobre José, vecino de Nazaret, hombre justo,trabajador honrado y piadoso.
Al poco tiempo sucede el momento más importante de la historia de los hombres.
Estando en su casa, quizás haciendo oración, el arcángel Gabriel se hace presente y sus palabras turbaron a María:





"ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ES CONTIGO"
"NO TEMAS , MARÍA, PORQUE HAS HALLADO GRACIAS DELATE DE DIOS: CONCEBIRÁS EN TU SENO Y DARÁS A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRÁS POR NOMBRE JESÚS. SERÁ GRANDE Y SERÁ LLAMADO HIJO DEL ALTÍSIMO.  -Lc-




María dijo al ángel: ¿de qué modo se hará esto, pues no conozco varón?
El ángel aclara la duda, el tiempo para María se detiene y, con firmeza, con seguridad, poniendo su vida en manos de dios responde:

HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR, HAGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA"



Y en aquel momento el Hijo de Dios se encarnó y se hizo hombre en el vientre Santísimo de la Virgen María. Día grande y mil veces bendito en el que Dios se vino a vivir entre nosotros.
El ängel adorando a la Madre de Dios y después se marcho-