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viernes, 20 de diciembre de 2024

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

SABADO

“ Bendita tú entre las mujeres ”


Lucas acentúa la prontitud de María en servir, en ser sierva. El ángel habla del embarazo de Isabel e, inmediatamente María se dirige de prisa a su casa para ayudarla. De Nazaret hasta la casa de Isabel hay una distancia de más de 100 Km., cuatro días de viaje, ¡como mínimo! No había ni bus, ni tren. María empieza a servir y a cumplir su misión a favor del pueblo de Dios.

del santo evangelio según san Lucas 1, 39-45 

En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Isabel representa el Antiguo Testamento que estaba terminando. María representa el Nuevo que está empezando. El Antiguo Testamento acoge el Nuevo con gratitud y confianza, reconociendo en ello el don gratuito de Dios que viene a realizar y a completar la expectativa de la gente. En el encuentro de las dos mujeres se manifiesta el don del Espíritu. La criatura salta de alegría en el seno de Isabel. Esta es la lectura de fe que Isabel hace de las cosas de la vida.

 Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. 

Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 

“¡Bendita eres tú entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!” Hasta hoy, estas palabras forman parte del salmo más conocido y más rezado en el mundo entero, que es el Dios te salve María.

 ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 

Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Es el elogio de Isabel a María y lo que recuerda Lucas a las comunidades: creer en la Palabra de Dios, pues la Palabra de Dios tiene la fuerza para realizar todo aquello que nos dice. Es Palabra creadora. Engendra vida en el seno de la virgen, en el seno de la gente pobre que la acoge con fe.


Como Maria no encerrarnos  en nosotras mismas, sino salir de casa, estar atentas a las necesidades concretas de las personas, y tratar de ayudar a los demás en la medida de las necesidades..

VIERNES

“ ¿Cómo será eso? ”


El evangelio de este día nos recuerda uno de los pasajes más determinantes de nuestra religión cristiana. Es el anuncio a la Virgen María de que Dios la ha elegido para ser la madre de su Hijo, el Hijo de Dios.

del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38

 En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

 El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

“La mirada de Dios no es como la de los hombres”. Parece que Dios se recrea en el pobre, en el sencillo, en el humilde. A la hora de elegir a su madre no fue ni a la sabia Grecia ni a la opulenta Roma sino a una jovencita de un pueblo insignificante: Nazaret.

 Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». 

 Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?» 

La primera reacción de la Virgen es la del asombro: “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?”. Pero el Señor le aclara la situación: “No temas María… el Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios”.

 El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

 María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». 

La segunda reacción de la Virgen es la de la aceptación de la voluntad de Dios: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

 Y el ángel se retiró.


Señor, así como María supo acoger el anuncio del ángel, permite que yo sepa escuchar y aceptar lo que hoy quieres decirme en esta oración, porque mi anhelo es que la verdad de tu Evangelio impregne mi modo de ver, de pensar y de actuar. Jesús, permite que siempre diga un «sí», alegre y confiado, a lo que Tú quieras pedirme.

JUEVES

“ Tu ruego ha sido escuchado ”



san Lucas 1, 5-25


En la intención del Evangelista Lucas está el poner la anunciación de Juan en paralelo con la de Jesús. En las dos hay un Ángel del Señor, un saludo, un temblor del alma y un anuncio

En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel. 

Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. 

Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. 

Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. 

A Zacarías se le propone creer en algo muy difícil: que su mujer Isabel, ya anciana, va a tener un hijo. El piensa que si su mujer, cuando tenía las entrañas jóvenes y en plenas condiciones para la fecundidad, no ha podido tener un hijo. ¿Cómo lo va a tener ahora que las entrañas de Isabel ya están viejas y caducas?

Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. 

Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacia los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto». 

Zacarías replicó al ángel: «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada». 

Zacarías piensa, razona…y ésa fue su perdición.

A la Virgen se le va a proponer algo todavía más difícil: tener un hijo sin intervención de varón. María no razona, sino que cree en la palabra del Ángel, una palabra que viene de Dios.

Más tarde la misma Isabel le va a confirmar en esa fe y le va a felicitar por haberse fiado de Dios. Dichosa tú, ¡la creyente!

Respondiendo el ángel, le dijo: «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno». 

El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. 

El Adviento nos exige creer en la Palabra de Dios que se encarna y se hace uno con nosotros, de una forma que desafía las leyes naturales. ¿Creo yo verdaderamente que no hay nada imposible para Dios?

Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo, volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco meses, diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mí para quitar mi oprobio ante la gente».



Esa fe la mantendrá a María a lo largo de toda su vida. Y es una invitación a que también nosotros la tengamos. Es como decirnos: “Yo siempre me he fiado de Dios” ¡Y me ha ido muy bien! ¡Haced vosotros lo mismo!

Señor, yo creo, pero durante esta temporada de Adviento, acrecienta mi fe para que pueda recibirte en el pesebre de mi corazón, como te recibieron María y José en el pesebre de Belén.

MIERCOLES

“ José, no temas acoger a María ”




San Mateo nos cuenta en este pasaje la Anunciación a José. Su evangelio, está dirigido a comunidades de origen judío, en las que el padre tiene un papel primordial en la aceptación social del hijo. En esta Anunciación se afirma también el origen divino de su hijo: la criatura viene del Espíritu Santo, y su misión única entre todas, que proclama ya su mismo nombre: Jesús significa Dios salva.
Y José, recibe el encargo de ponerle este nombre al Niño. Era este el derecho de todo padre, que significaba que lo recibía en su familia y lo reconocía como hijo suyo.

según san Mateo 1, 18-24 
La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. 

José tuvo que pasar una dura prueba. Lo que le hizo pensar en abandonarla en secreto. Porque la madre de Jesús estaba desposada con José. Pero el ángel le dijo: no tengas reparo. La relación que existía entre María y José implicaba un compromiso matrimonial estable, Y la ley de Moisés consideraba la infidelidad de la prometida una ofensa semejante a la infidelidad de una esposa.

José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. 

José, el justo, el humilde, el creyente, recibe una misión trascendental: la de poner nombre a Jesús; como en el principio de la creación, cuando Adán pone nombre a las criaturas indicando así que todas quedan encomendadas a su cuidado. El Hijo de Dios, encarnado en el hijo de María, se hace dependiente de José. La palabra ABBÁ (papá), la que Jesús usará para dirigirse al Padre del cielo, la aprende de bebé, de labios de María, para dirigirse a José. Los primeros rayos de la ternura de Dios los ve Jesús en el rostro de José.

Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». 
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». 


Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.


MARTES

“ Libro del origen de Jesucristo ”



san Mateo 1, 1-17 

Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Aran, Aran engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. 

“genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán”. Creo que es mejor no meterse a fondo con las interpretaciones que los exégetas hacen sobre el texto, con los diversos nombres que en él aparecen, con las tres generaciones de catorce, desde Abrahán hasta el Mesías pasando por David. Quedémonos con algunas verdades que se desprenden de esta genealogía.

David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. 


La primera es recordarnos que Jesucristo no es un personaje inventado, que no se sabe su origen. Tiene un origen preciso, es un personaje histórico. Es un judío de pura raza, “hijo de David, hijo de Abrahán”.

Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.

Aunque sabemos que es el Mesías, el Hijo de Dios, tiene una familia humana normal, algunos de sus miembros claramente pecadores. Se quiere destacar su procedencia humana y al final se habla cómo “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo”.


Dios mío, yo te agradezco que te hayas encarnado en nuestra historia humana. Una historia con sus grandezas y miserias; con su santidad y su pecado. Tú no te asustas del barro del que estamos hechos; más bien te sirves de él para comprender mejor nuestra fragilidad y perdonarnos. Te metes en nuestro fango para sacarnos de él. Tu eres realmente nuestro Salvador y Redentor. ¡Gracias, Señor!



LUNES

“ Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto ”


san Mateo 21, 23-27

Los fariseos y todos aquellos que habían sido perjudicados por la expulsión de los vendedores del Templo, se unen para poner a prueba a Jesús. Podrían tramar algo así: "A ese maestro tenemos que acusarle de blasfemo.

La chusma anda pregonando de él: que es "divino", que es hijo del Altísimo... o algo por el estilo. Entonces será más sencillo acusarle..."

 En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?». 

Jesús les replicó: «Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. 

Pero Jesús conoce sus pensamientos, sus intenciones torcidas y su mala fe. No responde, porque ellos tampoco tienen el valor de reconocer su pecado.

Cuando Jesús pregunta nunca lo hace sobre cosas superficiales

El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?». Ellos se pusieron a deliberar: «Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta». Y respondieron a Jesús: «No sabemos». Él, por su parte, les dijo: «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».



Las preguntas de Jesús van al fondo. Siempre nos pregunta cosas esenciales, que afectan existencialmente nuestra vida. Cada pregunta de Jesús nos hace pensar, nos saca de nuestras casillas, Y nos compromete.

 No cabe ni mirar a otro lado ni echar balones fuera. Hay que tener la valentía de decidirse. Como la tuvieron los zebedeos al decir a Jesús ¡Podemos! Podemos, siempre con tu ayuda.


 DOMINGO

“ Alegraos siempre en el Señor ”


Este domingo de Gaudete es una llamada a vivir alegres. Porque nada ni nadie podrá separarnos del amor del Señor. ¡Nada! Ni siquiera nuestros pecados. Su amor es mucho más grande que todas nuestras miserias juntas. Él nos anima: ¡Ánimo! Yo he vencido al mundo (Jn 16, 33).

según San Lucas 3, 10-18 

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué debemos hacer?».

 Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo». 

 Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?». 

 Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido». Unos soldados igualmente le preguntaban: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?». 

 Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga». 

Es cierto que nos toca vivir momentos duros, momentos de cruz. Pero la alegría del corazón se adapta a esos momentos.

 Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo 

De Él dice el ángel de Belén que será la alegría de todo el pueblo. Por eso un cristiano no puede ir por la vida con cara larga o talante avinagrado. Lo cristiano es ir por la vida con espíritu positivo y esperanzado. Eso no es posible para quien vive encerrado en sí mismo. Lo que está cerrado es oscuro y acaba oliendo mal. Si vivo encerrado en mí mismo seré incapaz de reconocer los regalos de Dios; la tristeza y el pesimismo ensombrecerán mi vida.

y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga». 

 Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.


La Madre de Jesús, causa de nuestra alegría, está siempre abierta a Dios y a los prójimos. Por eso canta: Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador. Jesús vino para eso: para que vivamos alegres y disfrutemos de la vida. Lo dice así: Os he dicho estas cosas para que participéis de mi alegría y vuestra alegría sea colmada (Jn 15, 11).

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