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jueves, 4 de enero de 2024

VENIR Y VEREIS

Evangelio según san Juan (1,35-42) 

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.» Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»  


Las tradiciones evangélicas conservan el sentido de la enseñanza de Jesús, pero es muy difícil reproducir textualmente sus palabras, por eso decimos que tal o cual evangelio lo es según Marcos, según Mateo, Lucas o Juan. 

A Belén uno no va a quedarse, a Belén uno va a adorar al Niño-Dios para después volver a su vida y hacer como el Bautista, señalar e invitar a los que le rodean a iniciar un nuevo camino, a comenzar de nuevo:“Éste es el Cordero de Dios.” 

Ese día los discípulos encontraron la dirección a donde se querían dirigir, el tesoro por el que valía la pena venderlo todo, la perla preciosa por la que dejar todo: ¡Venid y lo veréis! 

 Estos días, son días para hacernos los encontradizos con Jesús, leyendo y escuchando con el corazón su Palabra, acercándonos a los pobres y marginados, como Él se acercaba.

El biblista Camilo Maccise dice, por eso, que lo que realmente interesa no es tanto cómo os hayan transmitido las mismísimas palabras de Jesús, sino “que nos transmitan su voz", es decir, el anuncio de la “buena nueva” y lo esencial de su predicación, aceptando a Cristo como camino, verdad y vida.

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