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jueves, 14 de diciembre de 2023

JUAN BAUTISTA

santo Evangelio según san Mateo (11,11-15) 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.  

El Evangelio de hoy nos presenta a Juan el Bautista , quien fue el precursor del Señor, elegido para preparar la llegada del Mesías. “Desde los días de Juan, el Bautista, hasta ahora se hace violencia contra el Reino de Dios”. 

No es nada nuevo, no debe extrañarnos que se quiera eliminar y quitar cualquier atisbo de referencia a transcendencia, de referencia a nuestro Salvador. El reino de Dios sufre violencia. Una de las bienaventuranzas nos lo recuerda: “dichosos cuando os persigan por mi causa, estad alegres y contentos…” 



La fe es lucha, es combate. Porque el Reino de Dios no es un salón destinado a almas piadosas; es un desierto a través del cual marcha Dios a la cabeza de los “desterrados” para conducirles a la libertad y esto requiere esfuerzo, lucha y entrega. 

La misma que mostró Juan el Bautista. Con razón Dios se llama a sí mismo "redentor", y ese titulo suena a anuncio de combate. Es el combate de Dios que quiere transformar el desierto de nuestro corazón instalado tantas veces, en el orgullo, la envidia y la soberbia en jardin frondoso donde el amor haga florecer todo tipo de sentimientos buenos hacia los demás. 

 Es el combate del hombre, que en nombre de Dios, transforma la indigencia del pobre en dignidad humana. Este tiempo de adviento nos invita a transitar el camino de la libertad y allanar el sendero al Señor que viene a darnos la dignidad perdida por nuestros pecados, que viene a traernos la verdadera dimensión de las cosas y a poner cada cosa en su sitio hasta el punto que el "más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que el mayor de los profetas". 

 Dios no quiere ver a sus hijos hundidos y arrastrados por el camino de la vida a causa del pecado y del afán de poder de unos pocos; Dios nos quiere libres con la dignidad de hijos de Dios. Y para que esto sea así, hay que librar cada día la batalla más importante, como hizo Juan el Bautista, la batalla del amor ¡De un amor que nada tiene de dulzón! ¿Izarás hoy la bandera del amor?




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