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domingo, 7 de enero de 2024

TIEMPO LITURGICO, TIEMPO ORDINARIO



El tiempo del Año litúrgico que no tiene un carácter propio (Adviento Navidad, Cuaresma y Pascua) recibe el nombre de Tiempo ordinario, que abarca 33 ó 34 semanas.

Terminada la Navidad con el Bautismo de Jesús

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y empieza el Tiempo Ordinario.


 En este tiempo no se celebra ningún aspecto concreto del misterio de Cristo.



 Su duración hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza, que da inicio a la Cuaresma.


Es el periodo más largo del año litúrgico, dividido en dos periodos:

1º Comienza el lunes siguiente al domingo del Bautismo del Señor hasta el martes víspera del Miércoles de Ceniza.
En estos domingos, la Iglesia católica medita el Evangelio de Cristo, su predicación y vida pública durante los tres años antes de morir.


Ahí se interrumpe para reiniciarse desde el lunes siguiente a Pentecostés hasta las vísperas del primer domingo de Adviento, (que es el domingo más próximo al 30 de noviembre) con el cual se inicia el Nuevo Año litúrgico. Durante el tiempo ordinario se celebran numerosas fiestas tanto del Señor como de la Virgen y de los Santos.

 En el Tiempo Ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, y sobre todo, cumplir con gozo la Voluntad Santísima de Dios.



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Antes de la reforma litúrgica, el Tiempo Ordinario recibía su significado casi exclusivamente del Santoral, habiéndose recuperado actualmente la visión global del misterio salvífico.

Según la costumbre latina, el lunes recibe el nombre de "feria segunda" y así sucesivamente hasta la feria sexta (viernes). El sábado tiene su nombre propio heredado de los judíos (Sabbat = descanso). 

 En el T.O. la Iglesia celebra en la semana del 18 al 25 de enero el Octavario por la unidad de los cristianos, coincidiendo con la fiesta de la Conversión de San Pablo que se celebra el 25 de enero, y en octubre Preces para después de la cosecha, Témporas de acción de gracias y de petición en el 5 de octubre. El penúltimo domingo de octubre se celebra el Domund (Día de la propagación de la Fe).

Este Tiempo Ordinario se divide como en dos “tandas”.

Una primera, desde después de la Epifanía y el bautismo del Señor hasta el comienzo de la Cuaresma.

 Y la segunda, desde después de Pentecostés hasta el Adviento.



Aprovechar este Tiempo Ordinario con gran fervor, con esperanza, creciendo en las virtudes teologales. Es tiempo de gracia y salvación.

 Encontraremos a Dios en cada rincón de nuestro día. Basta tener ojos de fe para descubrirlo, no vivir miopes y encerrados en nuestro egoísmo y problemas. Dios va a pasar por nuestro camino. 

Y durante este tiempo miremos a ese Cristo apóstol, que desde temprano ora a su Padre, y después durante el día se desvive llevando la salvación a todos, terminando el día rendido a los pies de su Padre, que le consuela y le llena de su infinito amor, de ese amor que al día siguiente nos comunicará a raudales. Si no nos entusiasmamos con el Cristo apóstol, lleno de fuerza, de amor y vigor…¿con quién nos entusiasmaremos?

El Tiempo Ordinario termina con la  Fiesta de Cristo Rey


Cristo Rey eje de todo.
Empezamos el Año Litúrgico nuevo. Se empieza con la preparación para la Navidad, llega la Navidad, Cuaresma, Pascua con todas las fiestas importantes del Señor para terminar después de varias semana del Tiempo Ordinario para termina con la fiesta de Cristo Rey del Universo
Es nuestro eje, nuestro centro, nuestro poder, nuestro presente y futuro-

Soy Rey al estilo  de Dios, al estilo del cielo.
Soy Rey con lo que os  gusta y  con lo que  no os gusta, me sigáis o no  me sigáis-

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