A lo largo de la Edad Media fueron diversos los estamentos sociales que intervinieron en la fundación de hospitales.
ORDENES MONASTICAS
Las que se consideran como las máximas impulsoras en la asistencia hospitalaria.
Unas veces éstos se ubican en edificios del propio monasterio o en construcciones próximas y otras eran hospitales que dependían de la abadía, pero situados en lugares alejados.
La Orden monástica que regentó un mayor número de centros en el Camino de Santiago fue la de los monjes negros de San Benito.
Los tenemos en Leyre e Irache (Navarra), Carrión de los Condes (Palencia), destacando sobre todos ellos el de Sahagún (León).
Con la reforma cisterciense, los llamados monjes blancos se hacen cargo de algunos monasterios de la antigua observancia benedictina y también de sus hospitales, aunque en ciertas ocasiones hacen sus propias fundaciones y, al parecer, sus hospedajes fueron mejores que los de otras órdenes.
Uno de los ejemplos es el de Valdefuentes (Burgos) del que permanece en pie la cabecera de la iglesia.
Igualmente, tuvieron especial significación algunos hospitales regentados por los Canónigos Regulares de San Agustín, como son el de Roncesvalles y el de Santa Cristina de Somport,
puntos de partida de las dos vías principales del Camino de Santiago, en Navarra y Aragón, respectivamente, así como el hospital de San Marcos de León antes de ser cedido a los santiaguistas o el de San Juan de Ortega (Burgos) que lo fue hasta el siglo XV, momento en que llegaron los monjes jerónimos.
Los Premonstratenses también mantuvieron establecimientos hospitalarios en Urdax (Navarra), en Fuente Cerezo, junto a Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), y en San Cristóbal de Ibeas (Burgos).
La orden de los Antonianos se dedicó al cuidado de los leprosos y en la provincia de Burgos tenemos la malateria de San Lázaro, cerca de Hornillos del Camino, y el de San Antón en las proximidades de Castrojeriz.
Por último, la orden franciscana también prestó auxilio hospitalario a los peregrinos, aunque en forma de limosnas o repartiendo ropa y comida.
HOSPITALES EPISCOPALES
Entre los hospitales de origen episcopal, los más destacados son, junto a los varios de León, el antiguo hospital de Santiago, fundado y dotado por el obispo Gelmírez situado frente a la Puerta de la Azabachería, en un solar que había entre la catedral y el monasterio de San Martín,
cuyo destino era dar asilo a todos los peregrinos pobres que iban a visitar el Sepulcro del Apóstol, y el de Pamplona, fundado por el obispo Pedro de Roda, ubicado frente a la puerta de la catedral.
ORDENES MILITARES
Asimismo, las Órdenes Militares jugaron un papel importante en la asistencia hospitalaria. La del Temple es la primera que practicó la hospitalidad en lugares como Puente la Reina (Navarra), Villalcázar de Sirga y Carrión de los Condes (Palencia), Rabanal del Camino y Ponferrada (León).
La Orden de San Juan de Jerusalén poseyó un gran número de hospitales, unos de fundación propia y otros heredados de los Templarios, como los de Cizur Menor y el del Crucifijo de Puente la Reina (Navarra); el de San Juan de Acre, junto a Navarrete (La Rioja); Belorado y Hornillos del Camino (Burgos); Itero de la Vega y Población de Campos (Palencia); Hospital de Órbigo (León); Portomarín (Lugo), etcétera.
Menos numerosos fueron los correspondientes a la Orden del Santo Sepulcro, ya que sólo tenemos noticias del de Villarroya (La Rioja).
La de Santiago fue, entre las órdenes militares españolas, la que mayor esfuerzo dedicó a la hospitalidad en el Camino, con establecimientos como el de Santa María de las Tiendas, Santa María de Villamartín y el de Villalcázar de Sirga (Palencia); el de San Marcos (León), aunque no es fundación suya, pues hacía tiempo que existía cuando les fue cedido, pero que administró durante siglos como el de Santiago de Compostela.
HOSPITALES REALES
En cuanto a los hospitales de fundación real no podemos precisar qué monarca fue el que inició las construcciones para peregrinos.
Los primeros datos que poseemos son referentes a Ramiro III de León (961-985) y Estefanía de Navarra (s. XI), aunque no hay nada cierto hasta Alfonso VI de Castilla (1065-1109), uno de los principales promotores de dichos establecimientos, que edificó en Burgos el Hospital de San Juan, en el lugar que hoy ocupa la iglesia de San Lesmes, y el llamado Hospital del Emperador, que estaba situado fuera de la ciudad murada, frente a la parroquia de San Pedro.
A finales del siglo XII, Alfonso VIII construye, también en Burgos, el Hospital del Rey.
En el siglo XIV, doña Juana Manuel, esposa de Enrique II, funda el hospital de San Antonio Abad en Villafranca-Montes de Oca (Burgos) por lo que también se le conoce como Hospital de la Reina.
Por último, en 1498, los Reyes Católicos fundan el Hospital de la Reina en Ponferrada (León) y en 1501 inician las obras del Hospital Real de Santiago de Compostela.
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