El nuevo papa aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro, donde ofrece su primera bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo).
Este acto, realizado tras el Habemus Papam, marca su presentación oficial.
El cardenal Robert Francis Prevost....................8 DE MAYO DE 2025
https://www.elindependiente.com/internacional/2025/05/11/hermanos-espanoles-leon-xiv-padre-roberto/
Mildred Martínez, la madre de sangre española que crió al Papa León XIV entre libros, cantos y fe Nieta de españoles, bibliotecaria y líder laica, Millie cultivó la vocación de su hijo Robert Prevost, hoy convertido en el Papa
Mucho antes de que Robert Francis Prevost se convirtiera en el Papa León XIV, hubo una mujer que marcó el rumbo de su vida espiritual desde los cimientos: su madre, Mildred Agnes Martínez.
Mildred Martinez, la madre de León XIV nieta de españoles: bibliotecaria y tan buena cocinera que la vocación de su hijo empezó con los sacerdotes que comían en su casa
Figura central en la historia familiar, Millie fue una mujer profundamente católica cuya influencia moldeó no solo la vocación religiosa de su hijo, sino también el entorno que lo formó.
Al nuevo papa León XIV, el agustino Robert Prevost, la vocación le vino desde casa. En Dolton, un suburbio de Illinois a 35 kilómetros de Chicago, donde la cocina materna de Mildred Martinez Prevost tenía tal fama que los sacerdotes con los que trataban ella y su marido Louis buscaban cualquier excusa para comer en el hogar del joven Prevost.
Razones había: Martinez era nieta de españoles y el resto de su familia se había criado en la cuna de una de las pocas gastronomías reseñables de Estados Unidos: Louisiana.
Orígenes criollos en el corazón de Chicago Nacida el 30 de diciembre de 1911 en Chicago, Illinois, Mildred era hija de Joseph Martínez y Louise Baquié, una pareja con raíces profundas en la rica tradición criolla de Nueva Orleans.
Su padre, según ha revelado The New York Times, era tabaquero y con orígenes en República Dominicana.
Mildred Martinez Prevost
Martinez tenía un perfil avanzado para su época: nacida en 1911, se convirtió en universitaria a los 34 años, tras estudiar primero un grado en biblioteconomía y un master en la también católica universidad DePaul (dependiente de los padres paules).
Se graduó en biblioteconomía en 1947 y más tarde completó una maestría en Educación.
Trabajó como bibliotecaria en varias instituciones católicas de Chicago, incluyendo escuelas y parroquias, convirtiéndose en un referente intelectual y moral para su comunidad. Era tan común verla entre libros como cantando en el coro de la parroquia Santa María de la Asunción, donde también presidía sociedades laicas y coordinaba actividades comunitarias.
Pero al mismo tiempo la vocación corría en la familia hasta tal punto que dos de las hermanas de Mildred se ordenaron monjas. Y Louis, su marido, además de director de colegio también era catequista. En una parroquia, Santa María de la Asunción, en la que los Prevost, de misa diaria, eran omnipresentes.
El futuro papa, Robert Prevost, creció con la Iglesia, rodeado de hábitos, y ya desde pequeño decían sus compañeros que se sentía “destinado” a elegir el camino eclesiástico. Su vocación fue tan temprana como firme. A los 14 años, eligió el seminario directamente en vez del instituto agustino Mendel, donde estudiaron sus hermanos y trabajaba su madre.
Una casa llena de fe Fue en ese entorno profundamente católico y lleno de actividad espiritual que crió junto a su esposo Louis Marius Prevost, hijo de inmigrantes franceses, a sus hijos.
Su hogar en Dolton, un suburbio al sur de Chicago, era un epicentro de fe, cultura y hospitalidad. Allí, entre aromas criollos y cantos litúrgicos, se formó el joven Robert Prevost.
Los sacerdotes que frecuentaban la casa de los Prevost-Martínez no solo acudían por amistad, sino por la reputación de la cocina de "Millie", herencia directa de la rica tradición culinaria de Louisiana.
Una vocación en la que es fácil ver la influencia materna. Millie, como la llamaban, era una dinamo en la vida parroquial: cantaba en el coro, presidía o participaba en las distintas sociedades laicas, ayudaba en la parroquia, y echaba mano de sus conocimientos no sólo en las bibliotecas escolares, también en las del obispado.
Incluso se encargó de poner en marcha la biblioteca de la parroquia familiar. Su hijo, mientras, aprovecharía su titulación en Matemáticas para convertirse en profesor de Matemáticas y Física a tiempo parcial en el mismo instituto, el Mendel, en el que trabajó su madre, aunque no llegaron a coincidir por tres años.
Poco después de ordenarse sacerdote, Robert Prevost visitaría Roma, donde conocería a Juan Pablo II, y partiría hacia las misiones en Perú en 1985.
Mildred Martinez fallecería en 1990, pero incluso hoy su recuerdo sigue vivo en la misma parroquia donde entre las fotos de honor se encontraba la del monaguillo que conoció a Juan Pablo II y que hoy, más de 40 años después, ocupa su puesto como obispo de Roma.
El testimonio del hermano mayor del Papa, John Prevost revela que Millie fue más que madre: fue guía espiritual. Mientras sus hermanas se consagraban como religiosas, y su marido servía como catequista, ella daba ejemplo desde la vida cotidiana. “Iba a misa a diario. Limpiaba los altares, la iglesia, la sacristía. Participaba en todo, incluso en las actividades de recaudación de fondos.
No recuerdo haberla visto nunca con pantalones”, explicó al portal Chicago Suntimes, una fuente cercana a la familia.
Vocación temprana y heredada
No sorprende que Robert, con apenas 14 años, decidiera ingresar al seminario, renunciando a una vida convencional en favor del llamado vocacional. Más tarde, cuando se convirtió en misionero en Perú, y años después en obispo y cardenal, la huella de su madre seguía viva en sus palabras y decisiones.
Según ha explicado en sus entrevistas, Mildred, quien primero le animó para servir como monaguillo en su parroquia, le apoyó de una forma incondicional cuando decidió dedicar su vida a Dios y alentó su vocación con absoluta comprensión, incluso cuando le comunicó su labor misionera en Perú.
Mildred falleció en 1990, sin llegar a ver a su hijo nombrado obispo ni mucho menos Papa.
Pero su legado vive no solo en la figura de León XIV, sino también en la comunidad parroquial de Chicago que aún recuerda a la mujer que construyó una biblioteca para su parroquia, que cantaba con fervor y alegraba a quienes le rodeaban.
Hoy, mientras la Iglesia Católica da la bienvenida a un nuevo Pontífice, la historia de Mildred Agnes Martínez o "la dulce Millie", como muchos la recuerdan por su carácter amable y por su talento para cantar, emerge con fuerza. La vida del Papa León XIV, tejida con fe, sabiduría y amor comunitario, es un recordatorio de que los caminos al Vaticano también comienzan en las bibliotecas parroquiales de Chicago.
https://youtube.com/shorts/49wq5YPfDrg?si=Qb0uXFVTtwU8zPcc
No hay comentarios:
Publicar un comentario