La Semana Santa nos salva a nosotros. la Cruz nos salva.
La Semana Santa siempre será la vida, en lo más hondo de nuestra entraña, de aquella pasión, muerte y resurrección de un Jesús Nazareno que nos trajo un regalo para todos:
RESURRECCIÓN. No nos podemos quedar en la cruz. La cruz son dos maderos con los cuales Cristo construyó un puente para unir el cielo con la tierra, el amor humano con el divino, el absurdo con la luz, el imposible con una realidad:
VIDA. No nos podemos acercar como espectadores a estos días. Como aquel que recoge una entrada para visionar una película cómodamente sentado en una butaca. ¡Claro que no! La pasión de Cristo es interactiva.
Necesita de nosotros para completar lo que le falta. Mañana le aclamaremos con ramos (luego fingiremos no conocerle).
En Jueves Santo comulgaremos su pan (luego le venderemos con nuestra ingratitud o silencio).
En Viernes Santo nos admiraremos de su cruz (pero huiremos de ella).
Y en la Pascua vibraremos con su resurrección aunque vivamos en medio de un mundo incrédulo. A lo dicho:
¡VIVAMOS! ¡VIVAMOS LA PASCUA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario