Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”.
Acabas de leer que miré con amor a ese joven. ¿ Sabes ?,no es al único que he mirado con amor. Cada mañana miro como te levantas. Miro tus alegrías, tus luchas, tus derrotas, tus dolores, tus heridas. Eres preciosa a mis ojos, te amo y solo tengo ojos para ti. Eres mi creación predilecta, mi hija más amada.
Cada instante, cada minuto, cada segundo te miro con amor. No importa lo que hagas, ni lo que digas… Te amo por lo que eres.
¡Si tan sólo fueras consciente de lo mucho que te amo y de lo importante que eres para mí!, si lo supieras de verdad, seguramente no te alejarías jamás de mi lado… Pero quiero hacerte saber que nisiquiera eso importa: No importa cuántas veces te alejes como se alejó ese joven rico, ni qué tan lejos te vayas… Nunca, ¡NUNCA!, dejaré de mirarte con amor ni me cansaré de esperarte.
Corre, vuela, no te detengas. Sólo recuerda que pase lo que pase, siempre habrá alguien para quien eres lo más importante y que te mira con todo el cariño y toda la ternura que puede existir.
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