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martes, 17 de septiembre de 2024

MUCHACHO A TI TEDIGO , LEVANTATE

 Lectura del santo Evangelio según san Lucas (7, 11-17)

 Poco tiempo después iba camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda;






La resurrección del hijo de la viuda de Naín nos enseña a un Jesús conmovido por la suerte de esa mujer que acaba de quedar desamparada en la vida social del Israel de la época: sin marido y sin hijo varón del que depender, como era costumbre entonces, la viuda de Naín va camino del ostracismo social y de la indigencia. 

Esa es la verdadera conmoción que experimenta el Señor por esa pobre mujer, como subraya oportunamente el evangelista Lucas. La muerte desencadena una espiral de consecuencias funestas, bien lo sabemos incluso en nuestros días con esos matrimonios de pensionistas que quedan desvalidos cuando muere uno de los cónyuges.

Dios no puede abandonar a la muerte al hombre del que siente lástima. La misericordia de Dios es la otra cara de su poder creador: Dios ama, y su amor es vida, renacimiento, resurrección, salvación, gracia, novedad. Dios nos quiere levantado, Él frena todo cortejo de muerte, no consentirá que el joven vea la corrupción



 Jesús interviene sin que nadie se lo pida, alcanzado por la conmoción que vea pasar por delante, y de un modo escandaloso: Lucas explícitamente refiere que tocó el ataúd, lo que era causa de impureza inmediata.
 Pero Jesús tiene el poder y la gloria para revertir no sólo la impureza legal sino la misma muerte en vida.
¿Estás en el coro de los pesimistas, de los que sólo lloran y no hacen nada por cambiar esa realidad, o por el contrario, te encuentras en el cortejo de la vida, de los que siguen a Jesús , Señor de la vida?
  

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