Páginas

sábado, 24 de agosto de 2024

ORACIONES DEL 2º TIEMPPO ORDINARIO DOMINGO XIX, XX Y XXI

 DOMINGO XXI


VOY CONTIGO, SEÑOR Porque eres el único que permanece, la verdad que nos hace libres el sol que, más allá del que alumbra en lo alto, nos alumbra una eternidad en el cielo. Te lo prometo, Señor; yo no me voy Porque, en el mundo, cambian muchas cosas Lo que es amor, luego se convierte en egoísmo Lo que es gratuito, a continuación es alto precio. Tú, en cambio Señor, cumples lo que prometes con un amor leal, legal y sin límites. ¿Se puede pedir algo más santo y bueno, Señor ?

 VOY CONTIGO, SEÑOR Porque, en medio del recio viento, eres veleta que orienta para no perderme Porque, en medio del bravío mar, eres timón seguro que siempre lleva a buen puerto Porque, si miro hacia atrás, sé que el arado que agarra mis manos no podrá trabajar con la misma fuerza y hondura que mirándote a los ojos, Señor .
 VOY CONTIGO, SEÑOR Ayúdame a no desertar, a no alejarme de Ti Te doy las gracias, por la libertad que me ofreces para seguirte Te doy las gracias, porque, aún en medio de tanta seducción, sigues optando por mí, sigues esperando mi respuesta sigues añorando mi presencia. 

VOY CONTIGO, SEÑOR Ayúdame a cumplir con este reto, con esta firme propuesta: quiero estar contigo, Señor Quiero estar a tu lado, siempre, Señor.
D
Tú tienes palabras de vida eterna. Hay una bonita y elegante manera de decir a Jesús que sí; es ya no poder decirle que no. Son demasiados los encuentros, las experiencias, los detalles, que han acumulado de Jesús en sus corazones que ya es imposible arrancarse de esa persona. Ojalá, Jesús, estuviera tan metido en nuestras vidas que ya no nos fuera posible separarnos de Él.
L
Cuántas personas se alejan de la Iglesia por el pobre testimonio que damos. Ayúdame, Señor Jesús, a hacer esta oración para que mi corazón escuche y mi generosidad crezca a fin de poder responder a todas las luces de tu Espíritu Santo.
Dame la gracia, Señor, de confiar en que lo que me pides, siempre lo pides por amor, y que es lo mejor para mí. Gracias por el amor que me tienes que es capaz de prevenirme, levantarme y ayudarme a retomar el camino correcto.

M
Vivían de apariencias, es decir, del cuento. Y eso les iba bien. Pero Tú no lo podías soportar. Dame fuerza Señor para comprender que tu vida era limpia, coherente, llena de transparencia. Tus discípulos podían contemplar cada día la verdad de tus labios como se contempla la belleza de una montaña nevada. No quiero, Señor, limitarme a decir verdades. Quiero ser “verdad”.
X
Señor, hoy el tema de la oración es sugerente. Me enseñas a vivir con limpieza, con transparencia, con sinceridad. Nada te molesta tanto como una vida apoyada en la mentira. Dame tu gracia para vivir sin doblez, para ser lo que soy, para vivir en íntima coherencia entre lo que vivo y lo que hago. Que mi mejor predicación sea la vida misma.

J
Juan Bautista es en labios de Jesús “el mayor entre los nacidos de mujer”. Su sentido de la misión, su humildad, su coraje para defender la verdad incluso ante el rey, han convertido a Juan en el precursor del Señor, en el mejor representante, el más parecido a Jesús. Te pido que sepa contagiarme de estos valores.
V
La lampara es el símbolo de la fe que ilumina nuestra vida, mientras que el aceite es el símbolo de la caridad que alimenta y hace fecunda y creíble la luz de la fe.
Cuántas veces uno se despista y vive en la oscuridad. Y a veces unos se quieren poner a la luz del otro, como estas jóvenes que buscaron poner en sus lámparas el aceite de las otras. Pero cada uno tiene su luz. En cada uno Dios ha dejado una luz particular, una luz que le hace ser él mismo. Por eso, en el Reino de los cielos cada uno tiene que ser él mismo.

S
Lo importante es estar contentos con lo que Dios nos ha dado a cada uno sin tener envidia de nadie. Al que no alaba sino que lo rechaza es al que “ha enterrado el talento” y no ha negociado. Y aquí está el pecado de omisión al que le damos tan poca importancia. El no hacer el bien es un gran mal. El bien que no hayamos hecho se quedará sin hacer. El tiempo perdido, las horas vacías rodarán vacías por toda la eternidad sin que nadie, ni Dios, pueda llenarlas de sentido.

DOMINGO XX


LA FIESTA ERES TU, SEÑOR

 Cada domingo, con la Eucaristía, nos unimos en un mismo sentir, en una misma esperanza. Brota la alegría de creer la esperanza del más allá. Nuestra fiesta, la auténtica fiesta, eres Tú, Señor.

 Cada domingo, la mesa del altar, se agranda de tal manera que, nadie puede quedar sin pan; sin el pan de la fraternidad sin el pan de tu Palabra sin el pan de tu presencia

 ¿Qué tiene tu pan, Señor? Tiene el sabor de la eternidad El brillo del cielo El amor de Dios La fuerza del Espíritu 

¿Qué tiene tu pan, Señor? Tiene el gozo de la vida cristiana Es fiesta adelantada del cielo Es pregón de lo que un día nos espera Sí, Señor; ¡Eres fiesta, eterna fiesta! 

Aquí, en esta mesa del altar, aperitivo, un adelanto de lo que estamos llamados a gustar de una forma definitiva y eterna junto a Ti, junto a Dios, en el Espíritu con María, la Virgen, allá en el cielo. 

Eres fiesta, cada domingo Señor, eres fiesta que pone en vilo nuestras almas. Amén

D

Jesús, ayúdame a valorar la Eucaristía. El poder vivir para siempre, por ti, es mi gran anhelo. Quiero hablar contigo y escuchar tu Palabra para recibirte con el amor que te mereces; sin ningún interés personal, sólo la ilusión de que me llenes de ti y me hagas experimentar tu amor.

L

Es en el amor de Dios donde nos abrimos al amor, y nos capacita para poder amar al otro, es en su amor donde aprendemos a ver a los demás desde el corazón de Dios y reconocemos en los demás a aquellos por los que el Señor ha dado su vida amándonos hasta el extremo.

M

Señor Jesús, sálvame. Creo en ti. Espero y te amo sobre todas las cosas. Enciende en mi corazón el amor al Padre que está en el cielo y la alegría de ser cristiano. Dame el fuego de tu Santo Espíritu, que ilumine mi mente para desinteresadamente buscarte en esta oración.

X

Señor Jesús, Tú sabes que es lo que más me conviene. Cuenta conmigo, llámame, a la hora que quieras, para trabajar en tu viña. Tú eres fiel a tu Palabra y estás más interesado que yo en mi bien espiritual, por eso confío plenamente en ti. Quiero escuchar tu voz. Habla, Señor, estoy a la escucha.

J

No hay duda que el Señor nos invita a todos a su Reino, santos y pecadores. Pero para ser acreedores de sentarnos al “mesa del banquete”, lo menos que podemos hacer es lavar nuestra túnica. Así llegaremos a formar parte de aquella multitud, “imposible de contar” de toda nación, raza, pueblo y lengua, que harán su entrada en el salón del trono del Cordero, “vestidos con sus vestiduras blancas”

V

Jesús, gracias por recordarme que lo más importante es amarte en los demás. El mantener una relación personal contigo en la oración debe ser la prioridad en mi vida. Creo, espero y te quiero, ilumina mi oración para que el amor me transforme.

S

Señor, Bartolomé se encontró con Felipe y éste lo llevó a Jesús. Hoy quiero comenzar mi oración dándote gracias por los encuentros que he tenido con hombres y mujeres que me han ayudado en mi camino de fe. ¿Qué hubiera sido de mí si no hubiera sido por mis padres, el párroco de mi pueblo, religiosas, laicos comprometidos?… Gracias, Señor, por tantas personas que pusiste en mi camino y me ayudaron a encontrarme contigo.

DOMINGO XIX



4.- PAN VIVO, EN UN MUNDO MUERTO 

 Fortaleces, con tu pan, al que hambriento de otros panes cae bajo el peso de su propia debilidad. Nos sacias, Señor, con tu ternura y, cuando falla el calor humano, te haces encuentro, caricia, abrazo, respuesta y amor entregado 

 Eres pan vivo, Señor, en un mundo que, creyéndose seguro, es zarandeado al viento de su propio egoísmo. 

 Eres pan vivo, Señor, que, cuando se recibe con fe, produce el milagro del amor sin farsa el milagro de la fe sin fisuras el milagro de las manos abiertas el milagro de darse sin agotarse 

 Eres pan vivo, Señor, y quien te recibe, vive eternamente quien te recibe, cree y espera quien te come, ama y se entrega quien te comulga, perdona y olvida

 Eres pan vivo, Señor; ayúdame a responderte con mi fe enséñame a ver más allá de mi mismo condúceme hasta tu regazo para que, allá donde yo vaya, siempre contigo me encuentre.

 Y, cuando yo crea sentirme demasiado vivo, haz que, con tu pan, comprenda que el mundo está demasiado muerto cuando es incapaz de reconocerte como el pan vivo y verdadero sustento. Amén.

D

Comer el pan eucarístico es una llamada a vivir lo que significa ese sacramento: es un alimento que nos transforma, nos hace tener hambre de Dios, sed de escuchar su Palabra que es gozo y alegría del corazón, anticipación de la gloria celestial, alimento de inmortalidad. Estamos hechos para Dios y solo Él sacia plenamente la sed que habita en el corazón humano.

L
También nosotros somos esclavos, en muchas ocasiones, de las emociones, apegados a los sentimientos que experimentamos en presencia de Dios.
M
Jesús te propone a vivir en la actitud de niños. Confiando en tu Padre Dios, sabiendo que nunca te dejará solo; la actitud de la alegría, porque un niño le pone alegría a la vida y es la alegría de la familia, eso en algún momento lo fuiste vos y capaz que ya no lo sos.
 La actitud de ser sencillo, porque es a ello a lo que nos propone Jesús, es el eje de la niñez, encontrate en lo sencillo y deja de ser tan complicado y avinagrado. Vos podés dar mucho porque ya en algún momento lo diste.
X
Señor, te doy gracias por tu gran generosidad frente a nuestra flaqueza. Tú sabías lo difícil que es para nosotros la “convivencia”. Por eso nos dejaste tu presencia a la hora de rezar juntos. “Yo estoy en medio”. Si Tú estás en medio de nosotros, nuestra oración será auténtica.
J
Se abrieron las puertas del cielo con la misma rapidez con la misma rapidez que abrieron las de tu corazón aquel día de Nazaret. Feliz día!!
V
Hoy, Señor, quiero pedirte por tantas parejas que fracasan; por tantos hombres y mujeres que se quisieron mucho y, con el paso del tiempo, llegan a odiarse, incluso a matarse. Los sueños de Dios sobre el matrimonio eran bellísimos, las intenciones no podían ser mejores: ponerles en un Jardín de delicias. ¿Qué ha pasado? ¿Qué está pasando? Te pido que ayudes a tantas parejas malogradas, a tantos niños que, sin ninguna culpa, tienen que pagar muy caro los errores de sus padres.
S
Nos compete a los adultos, llevar al encuentro con el Señor, a los niños, a los más jóvenes. Somos responsables de ayudar a cultivar en los niños la fe de su Bautismo, de irlos acercando al amor de Jesucristo, de presentarlos a la Virgen, de que aprendan a dirigirse a su Padre celestial, que se sepan cuidados por su Ángel de la Guarda, que sientan sobre sus cabezas las manos del Señor, bendiciéndolos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario