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jueves, 13 de junio de 2024

DOMINGO X DEL TIEMPO ORDINARIO

SÁBADO


Jesús, en el fondo, con estas palabras, está condenando una forma de hablar: la verdad no casa bien con el exceso de palabras y de juramentos. Para Jesús, las cosas deben ser infinitamente más límpidas, para Él, "si" significa "sí", y "no" significa "no"... pero nosotros hemos falsificado hasta el sentido de estas palabras, hasta el punto de poder llevar a la gente a la verdad suspendiendo el nombre de Dios sobre su cabeza como si fuera la cuchilla de la guillotina. Sin embargo, Dios no es un inquisidor ni un justiciero, sucede algo más simple y más profundo, y es que Dios se encuentra en el corazón del hombre. Por eso la vocación del discípulo no es un "sí pero" o "un tal vez", si es "si" y no es "no.

“ No juréis en absoluto ”


según san Mateo 5, 33-37 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”. 

 Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. 

Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».


Podemos caminar con el corazón alegre con el alma en fiesta, porque Dios dirige nuestro destino y no vale la pena decir en cada coyuntura "lo juro" o "hecho lo que he podido". Dios lo sabe mejor que nosotros mismos y no deja de suplir nuestra debilidad y exceso de palabras, con la fuerza necesaria para que seamos testigos de su presencia.

VIERNES

“ Pero yo os digo ”

En el capítulo 5 del evangelio de Mateo, después de haber proclamado las Bienaventuranzas como “libro de ruta” para el camino personal y la realización del Reino, Jesús va a “descender” a la arena de la vida concreta, para que podamos ir entendiendo lo que nos plantea.

según san Mateo 5, 27-32 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. 

Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. 

Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

En un contexto cultural en el que la mujer no recibe ninguna consideración y está sometida totalmente a los varones, Jesús hace una interpretación de la Ley favorable a la mujer. 

Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. 

“si tu ojo…sácatelo”, “si tu mano… córtatela”. Sin duda no pretende que nos arranquemos el ojo o nos cortemos la mano físicamente, pero sí nos indica la necesidad de estar atentos para rechazar todo aquello que surge de nuestro interior y nos inclina a desear o a realizar algo que supone un mal para los demás y también para nosotros mismos.

Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».



JUEVES

JUEVES

“ Vete primero a reconciliarte con tu hermano ”



La lectura evangélica que nos propone la liturgia para hoy (Mt 5,20-26), nos reitera la primacía del amor y la disposición interior sobre el formalismo ritual y el cumplimento exterior de la Ley que practicaban los escribas y fariseos: “Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Para demostrar su punto Jesús nos propone dos ejemplos.

Según san Mateo 5, 20-26

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si nuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. 

Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será reo de juicio. 

Esta sentencia de Jesús es un ejemplo de cómo Jesús no vino a abolir la Ley, sino a darle “plenitud”, tal y como leíamos en el relato evangélico de ayer (Mt 5,17-19). 

La ley de Moisés prohibía matar, una prescripción importante para la convivencia humana, un paso firme hacia la no-violencia (lo mismo que prohíben los códigos penales en nuestra sociedad actual). Pero se limitaba al acto, no iba a la raíz del problema.

Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena de la “gehenna” del fuego. 

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. 

El segundo ejemplo, prácticamente una consecuencia del primero, nos remite a nuestra relación con Dios: “si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda”.

Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. 

En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

Señor, ayúdame a ser agente de reconciliación fraterna, comenzando con mis propias relaciones, para que pueda ofrecerme yo mismo como hostia viva agradable a Ti.

MIÉRCOLES

“ No he venido a abolir, sino a dar plenitud ”




según san Mateo 5, 17-19

A partir de hoy San Mateo nos va a llevar a la parte central del sermón de la montaña. Jesús va a enseñar seis antítesis respecto a la ley (Mt 5, 21-48) y va a dar instrucciones sobre la auténtica voluntad de Dios (Mt 6, 1-18) y, para introducir esta temática, hace una declaración programática. (Mt 5, 17-20).

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. 

En el versículo 17 Jesús declara que no viene a anular, derogar o abrogar la Ley de Moisés ni Los Profetas (de esta forma se refiere a la Biblia, al Antiguo Testamento), al contrario, Jesús viene a confirmar, ratificar, colmar, completar o dar cumplimiento a la misma.

 Lo que el Señor viene a hacer es revelar el verdadero y más profundo sentido de la Ley y los Profetas; esto significa que Jesús trae es una manera nueva de cumplirla, no quedándose exclusivamente en la letra de los mandamientos, sino interpretarlos como expresión de la voluntad divina; se trata, en definitiva, de buscar en cada uno de los mandamientos de la Escritura la intención que tuvo Dios al promulgarlos.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. 

De esta manera Jesús se presenta cono el auténtico y definitivo interprete de las Escrituras.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. 

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

MARTES

“ Sois la luz del mundo ”

Jesús utiliza imágenes, situaciones, gestos, que les son familiares a la gente, para transmitir la realidad invisible del Reino. Probablemente ha visto a su propia madre en muchas ocasiones utilizar una roca de sal para sazonar la sopa, o traer un candil al caer la noche para iluminar la habitación en que se encontraban. 

Él echa mano de esas imágenes sencillas, domésticas, familiares, para enseñarnos la actitud que debemos tener respecto a la Palabra de Dios que recibimos.

según san Mateo 5, 13-16 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

 “sal del mundo” nos hace preguntarnos, ¿cómo puede volverse sosa la sal? En la antigüedad, la sal se usaba en unas rocas (cristales) que se sumergían en los alimentos y se sacaban una vez sazonados, para volverse a usar, hasta que la roca se tornaba insípida. Entonces se descartaba.

 No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. 

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”

 Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

 Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».




Nos toca ser luz en el camino. No somos la luz, pero en nuestras manos, la llevamos . No somos la sal, pero con nuestras  obras, posemos salvar muchas situaciones de la vida.


LUNES

“ Bienaventurados los pobres de espíritu ”



según san Mateo 5,1-12

 En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca les enseñaba diciendo:

 «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos , porque ellos heredarán la tierra.

 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier moco por mi causa.

 Hemos dicho en otras ocasiones que podemos comenzar a vivir nuestro cielo en la tierra. ¿Cómo?, Jesús nos da la “receta” en las Bienaventuranzas. Y si quisiéramos resumirlas podemos hacerlo en una sola palabra: Amor. “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él” (Jn 14,21).

Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».


DOMINGO


“ Éstos son mi madre y mis hermanos ”



Jesús nos habla en este evangelio de una “Nueva Familia” No basada en los lazos de la carne ni la sangre sino en la fe, en el aceptar la voluntad del Padre.

santo Evangelio según San Marcos 3, 20-35 

En aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí. 

Cuando alguien habla del Padre, se entrega al Padre, cumple la voluntad del Padre, Jesús se emociona, se estremece, se llena de gozo. Jesús se siente fuertemente atraído por él. Es como “la voz de la sangre”.

 Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios». Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

 En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre». 

 Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo. 

Y a esta nueva familia pertenece, de un modo especial, su madre, la Virgen María. Nadie, como Ella, ha sabido cumplir la voluntad del Padre. Aparentemente parece que Jesús es un tanto displicente con relación a su Madre. Pero sólo aparentemente. En realidad, ella va a ser la primera en fila de esta Nueva Familia.

 Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar. 

 La gente que tenía sentada alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». 

Ella escucha la Palabra de Dios, cumple lo que agrada a Dios, y se convierte en madre de todos los creyentes. «Dichosa tú, la creyente” (Lc. 1,45). María es grande por su fe.

 Él les pregunta: «Quiénes son mi madre y mis hermanos?». 

 Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».


Con esta afirmación, Jesús rompe toda barrera. Cualquier ser humano puede tener un vínculo tan estrecho con él, como el que puede tener una madre con un hijo o un hermano con otro hermano. Hacer la voluntad del Padre es dar lugar a Jesús y a su mensaje, esto es lo que permite que los seguidores del Galileo sean su familia

 

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