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martes, 30 de abril de 2024

FIESTA DE SAN JOSÉ OBRERO

EL DÍA UNO DE MAYO




El origen de la fiesta litúrgica de San José Obrero se remonta al 1 de Mayo de 1955. Ese día, Roma era un hervidero de gentes venidas de muchas partes del orbe, y en la Ciudad Eterna parecía correr un aire nuevo, recién estrenado.



 Era un encuentro multitudinario y gozoso de más de 200.000 obreros con el Papa Pío XII. Ese mismo día, 1 de Mayo de 1955, en el incomparable marco de la plaza de San Pedro repleta de trabajadores, el Papa proclamaba la Fiesta del Trabajo, y en el calendario de la Iglesia universal nacía la fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores.



La oración con la que el papa Juan XXIII terminaba su alocución en esta fiesta el año 1959:




" ¡Oh glorioso San José, que velaste tu incomparable y real dignidad de guardián de Jesús y de la Virgen María bajo la humilde apariencia de artesano, y con tu trabajo sustentaste sus vidas, protege con amable poder a los hijos que te están especialmente confiados!



En Nazaret, pequeño poblado, situado en las últimas estribaciones de los montes de Galilea, residió la Sagrada Familia cuando pasado ya el peligro y volvieron de su destierro en Egipto.

Y allí es donde José, viviendo en parte en un taller de carpintero y en parte en una casita semi -excavada en la ladera del monte, desarrolla su función de cabeza de familia.



 Como todo obrero, debe mantener a los suyos con el trabajo de sus manos: toda su fortuna está radicada en su brazo, y la reputación de que goza está integrada por su probidad ejemplar y por el prestigio alcanzado en el ejercicio de su oficio.



ORIGEN DEL MES DE MAYO


Durante siglos la Iglesia Católica ha dedicado todo el mes de mayo para honrar a la Virgen María, la Madre de Dios. Aquí te explicamos por qué. 

 La costumbre nació en la antigua Grecia. El mes mayo era dedicado a Artemisa, la diosa de la fecundidad. Algo similar sucedía en la antigua Roma pues mayo era dedicado a Flora, la diosa de la vegetación. En aquella época celebraban los ludi florals o los juegos florales a finales de abril y pedían su intercesión.

 En la época medieval abundaron costumbres similares, todo centrado en la llegada del buen tiempo y el alejamiento del invierno. El 1 de mayo era considerado como el apogeo de la primavera.


 Durante este período, antes del siglo XII, entró en vigor la tradición de Tricesimum o "La devoción de treinta días a María". Estas celebraciones se llevaban a cabo del 15 de agosto al 14 de septiembre y todavía puede observarse en algunas áreas.

 La idea de un mes dedicado específicamente a María se remonta al tiempo barroco o siglo XVII. Si bien, no siempre se llevó a cabo en mayo, el mes de María incluía treinta ejercicios espirituales diarios en honor a la Madre de Dios. 



 Fue en esta época que el mes de mayo y de María se combinaron, haciendo que esta celebración cuente con devociones especiales organizadas cada día durante todo el mes. Esta costumbre se extendió sobre todo durante el siglo XIX y se practica hasta hoy. 

 Las formas en que María es honrada en mayo son tan variadas como las personas que la honran.

 Es común que las parroquias tengan en mayo un rezo diario del Rosario y muchas erijan un altar especial con una estatua o imagen de María. Además, se trata de una larga tradición el coronar su estatua, una costumbre conocida como la Coronación de Mayo. 


 A menudo, la corona está hecha de hermosas flores que representan la belleza y la virtud de María y también es un recordatorio a los fieles para esforzarse en imitar sus virtudes. Esta coronación es en algunas áreas una gran celebración y, por lo general, se lleva a cabo fuera de la Misa. 

 Los altares y coronaciones en este mes no son solo privilegios de la parroquia. En los hogares también se puede participar plenamente en la vida de la Iglesia. 

 Debemos darle un lugar especial a María no porque sea una tradición de larga data en la Iglesia o por las gracias especiales que se pueden obtener, sino porque María es nuestra Madre, la madre de todo el mundo y porque se preocupa por todos nosotros, intercediendo incluso en los asuntos más pequeños.

 Por eso se merece todo un mes en su honor. 


sábado, 27 de abril de 2024

ORACION DE LA MAÑANA DE LA PASCUA. 3ª,4º Y 5º DOMINGO

QUINTO DOMINGO



UNIDO A TI, Y LUEGO VENDRÁ LO DEMÁS
 Como sarmiento, fundido a Ti Señor seré yema de perdón y de reconciliación Ante un mundo penetrado por el rencor, sabré que Tú me envías a ser instrumento de tu amor Porque sin Ti, Señor, la vida es corta y, los días de esa vida, son fruto que despuntan pero, a la vuelta de la esquina, pronto se malogran. Por ello, Señor, que primero este unido a Ti Que no me preocupe tanto de lo que hago ni, tampoco Señor, de aquello que no hago Que, acercándose la noche, siempre me pregunte: ¿He estado unido a Ti, Señor? Y, entonces, sólo entonces…el fruto amanecerá en las ramas de mi vida Y, entonces, sólo entonces…el fruto aparecerá sabiendo que de Ti viene y en mi florece
 UNIDO A TI, LUEGO VENDRÁ LO DEMAS Porque siento que, muchas veces Señor, me detengo en mis propias fuerzas considero que, todo lo que acontece, se debe a mi esfuerzo y talento, a mi sudor y empeño, a mi inteligencia, creatividad e impulsos. Porque siento que, muchas veces Señor, soy amo de mi propia hacienda cuando, en realidad, es toda tuya.
 UNIDO A TI, LUEGO VENDRÁ LO DEMÁS 

Sarmiento con savia; para sentir que te pertenezco, Señor. Sarmiento con cuerpo; para sostener abundancia de fruto 
Sarmiento que se doble; para que pueda ofrecer el perdón Sarmiento que sea fuerte; para que pueda resistir los vientos del combate 
Sarmiento dócil; para que entre en mi casa, quien llame a mi puerta Sarmiento humilde; para purificarme de las yemas que no dan fruto Sarmiento limpio; para que todo lo que haga sea digno de Ti

 Sarmiento sencillo; para que no pretenda lo que no pueda dar Sarmiento unido a la vid; para que no muera en la soledad Sarmiento reconociendo a la vid; para que sea siervo suyo 
Sarmiento viviendo de la vid; para que no me lo crea demasiado Sarmiento explotando en yemas; para que me sienta útil Sarmiento dejándome cuidar; para que busque la perfección Sarmiento con el abono de la oración; para que me des lo que pida 


Sarmiento con el agua de la fe; para que no me impaciente Sarmiento con el vino de la esperanza; para que no desespere 
Sarmiento en compañía de otros; para que viva en familia cristiana Sarmiento flexible; para que el Espíritu me moldee 
Sarmiento firme; para que los caprichos no me seduzcan Sarmiento recio; para que pueda sostener los racimos del amor 
Sarmiento prudente; para que otros encuentren en mí serenidad Sarmiento alegre; para que transforme la tristeza en alegría 
Sarmiento mirando al cielo; para que nadie me corte y me deje tirado en la tierra Sarmiento mirando a la tierra; para que no olvide de dar el grano necesario
 Amén
D
Siento que soy algo, y resulta que soy poco y nada y, después de afirmarlo, veo, Señor, que me creo, grande e imprescindible ¿Cuándo entenderé que, sin Ti, no hay luz ni vida? ¿Cuándo comprenderé que, si me separo de Ti, mi vida es fracaso, cruz, pena sin gloria?
L

En el Evangelio de hoy el Señor nos ofrece la PAZ. La paz a la que se refiere es el resultado de una unión íntima con Él. Es un fruto de la presencia del Espíritu Santo en nuestras almas, y que hay que pedir en la oración humilde.
M
“Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. Que donde hay odio, yo ponga el amor. Que donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que donde hay discordia, yo ponga la unión. Que donde hay error, yo ponga la verdad. Que donde hay duda, yo ponga la fe. Que donde hay desesperación, yo ponga la esperanza. Que donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
X
Vivir en ti, Señor, es creer en tu Palabra. ¡Aumenta mi fe! Vivir en ti es confiar en tus caminos. ¡Aumenta mi esperanza! Vivir en ti es amarte con todo el corazón. ¡Aumenta mi amor! Concédeme vivir en ti cada día mejor, y jamás permitas que me separe de ti. Amén.
J
Dios te salve, María… Tú eres la llena de gracia, llena de Dios. Tú eres la causa de nuestra alegría. Acompáñame en esta oración para que permita a Dios llenar más mi vida y así me abra a la alegría que Él me quiere dar.

V
Señor Jesús, creo en ti, pero ayúdame a creer con firmeza. Espero en ti, pero ayúdame a esperar sin desconfianza. Te amor, pero ayúdame a no volver a ofenderte.
S
Alejame Señor de ese mundo que me quiere poner en contra de Ti. 


CUARTO DOMINGO



¡CUANDO MAS TE NECESITO, SEÑOR! Javier Leoz 
Te asomas, despertándome de mi letargo cristiano y me pones en guardia frente a tantas cosas que debilitan y distorsionan mi amistad contigo. Cuando más ten necesito, Señor, eres cayado en el que me apoyo para sujetarme nunca caer y siempre levantarme. Cuando, veo que mi nombre se pierde el abismo, suena tu voz clara y nítida: ¡AMIGO!
 Y, compruebo una y otra vez, que eres Pastor que guarda mis pensamientos en el día y hasta vela mis sueños entrada la noche. Sí; Jesús. Siempre surges en el momento oportuno. Conoces mi vida como nadie y, a pesar de estar tan llena de briznas, la pones sobre tus hombros para, una y otra vez, redimirla de sus pecados y dolencias. Y es que, Tú, Señor, como Pastor diligente, oportuno y puntual te haces el encontradizo cuando más te necesito Si, debilitado por mis esfuerzos, pienso en el abandono me elevas sobre tus hombros me cubres con tus brazos y me rodeas con tus Palabras de liberación Si, paralizado por mis errores, miro al fracaso susurras palabras de consuelo a mis oídos: ¡Yo estaré contigo todos los días! Y es que, Tú, Señor, como Pastor que conoces mis atajos y mis dudas te presentas cuando más te necesito. Si, confundido por mil ideas, temo desertar me confirmas en la fe verdadera: ¡YO SOY! 

Si, añorando poder y riquezas, dirijo mis ojos hacia el escaparate del mundo me llevas ante el tesoro de tu amor. Y es que, Tú, Señor, como Pastor, no quieres que –aún siendo débil oveja- me pierda y me vaya lejos de tu rebaño. Por eso y por tantas cosas, Señor, te doy gracias bendigo tu nombre avanzo en tus sendas proclamo tu Palabra y, hoy como ayer, te digo: ¡TÚ ERES EL BUEN PASTOR! Apareces siempre cuando más te necesito


TERCER DOMINGO DE PASCUA





QUEDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO (3º DE PASCUA) Que, si ahora todo es luz, sin ti y cuando te vayas, volverá a ser oscuridad Que, si ahora veo tu grandeza, sin Ti y cuando te vayas, sólo tocaré mi pobreza 
QUEDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO Porque, mis dudas con tu Palabra, se convierten en seguras respuestas Porque, mi camino huidizo y pesaroso se transforma en un sendero de esperanza en un grito a tu presencia real y resucitada 
QUEDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO Que, contigo y por Tï, merece la pena aguardar y esperar Que, contigo y por Ti, no hay gran cruz sino fuerza para hacerle frente Que, contigo y por Ti, la sonrisa vuelve a mi rostro y el corazón recuperar su vivo palpitar
 QUEDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO Porque, contigo, mi camino es esperanza Porque, contigo, amanece la ilusión Porque, contigo, siento al cielo más cerca Porque, contigo, veo a más hermanos y siento que tengo menos enemigos Porque, contigo, desaparece el desencanto y brota la firme fe de quien sabe que Tú, Señor, eres principio y final de todo. Amén.
L
M
X
J

V

Caminar con Él y detrás de Él, tratando de poner en práctica su mandamiento, el que dio a los discípulos precisamente en la última Cena: “Como yo os he amado, amaos también unos a otros
S

viernes, 26 de abril de 2024

CUARTO DOMINGO DE PASCUA


SÁBADO

“ Señor, muéstranos al Padre y nos basta ”




según san Juan 14, 7-14 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. 

Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto». Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? 

Escuchar a Jesús es escuchar al Padre. Palpar a Jesús es palpar al Padre. Se trata de que Dios, el Invisible (Jn, 1,18), se ha hecho “visible” en Jesús. Y esto es suficiente para llenar una vida de felicidad plena, rebosante, y contagiosa. Para disfrutar de esta experiencia hay que conocer a Jesús. 

Y en la biblia el verbo conocer es algo más que saber cosas. Es hacer experiencia de relación, de amistad, de intimidad. 


Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. 

El que escribe estas cosas es el discípulo amado que ha descansado su cabeza sobre el pecho de Jesús. Para ir al Padre solo hay un camino: JESÚS. 

Y como nunca podemos abarcar a Jesús, siempre estamos en camino, nunca podemos decir que ya hemos llegado.

Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. 

No hay un cristiano hecho sino que cada día se va haciendo. A los apóstoles les llamamos “discípulos” porque siempre estaban aprendiendo de Jesús.

Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».


La obra de Cristo no se acaba en él. Los discípulos, imitaran al Viviente, realizarán las mismas obras que él realizó, y aún mayores. Cristo muere, y los discípulos se levantan. Habitados por el Espíritu, proclaman la resurrección y confirman que el amor es más fuerte que la muerte.


VIERNES

“ Sois la sal de la tierra y la luz del mundo ”



según san Mateo 5, 13-16 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. 

Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. 

¿Qué nos esta diciendo el Señor al llamarnos sal? Quizá nos pueda ayudar el ver cual es la misión que realiza la sal. La sal en la cultura judía antigua tenía múltiples aplicaciones y múltiples significados. Entre las aplicaciones más prácticas estaba la de conservar los alimentos.

 Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. 

¿Qué hace la luz? disipa las tinieblas, ilumina, orienta a las personas, deja ver el peligro y las oportunidades, lo bueno y lo malo. Genera calidez, crea ambiente, saca de la oscuridad, la luz dispersa la oscuridad y nos permite ver. Jesús es la luz que ha disipado las tinieblas,….

 Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielos».



A los creyentes se nos invita ser luz del mundo, que muchas veces vive en la oscuridad, sufre innecesariamente y desconoce que hay caminos siempre nuevos de salvación. Solo con nuestra vida, con nuestro testimonio podemos iluminar la vida de los que nos rodean y hacer atrayente el seguimiento de Cristo.

JUEVES

“ El que crea y bautice se salvará ”




según san Marcos 16, 15-20 

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. 

En el Evangelio de hoy nos encontramos con el mandato de Nuestro Señor de predicad el Evangelio a toda criatura, y resalta que quien crea le acompañaran unos signos, liberaran de multitud de demonios, esclavitudes, se alejaran del mal y de sus artimañas, su lenguaje será comprendido porque será el lenguaje del mandato nuevo, impregnado por el amor, tocara el corazón, consolará, dará una palabra de animo al abatido, estará cargado de esperanza, sanaran, curaran, liberaran, y no permitirán que el mal les haga daño, no dejaran que les hiera, aprenderán a que las heridas les hagan más fuertes.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

Así es, el Misionero del Padre, Jesús, tiene necesidad de otros misioneros; Aquel que es la Palabra tiene necesidad de otros portavoces que divulguen su conocimiento; Aquel que es el Evangelio hecho persona confía ahora el Evangelio a sus apóstoles: "Id... Proclamad.Aclamad el Evangelio a toda la creación”

 Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.


¡Que bella paradoja poder afirmar que en nuestra vida todo es gracia recibida de la mano de Dios y, que a la vez, Él no tiene otra forma de cambiar el mundo, sino confirmando con su fuerza nuestras palabras y acciones! ... ¡Somos un equipo! Y sólo así llegamos, en ciertos momentos, a experimentar que es verdad: que cuando vivimos en su nombre y a su estilo, echamos demonios, tratamos con serpientes, tragamos venenos poderosos... y no nos hacen daño.

MIERCOLES

“ Yo he venido al mundo como luz ”



En el Evangelio de hoy el Señor nos presenta su misión en el mundo: “Yo he venido como luz al mundo”… “No he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo”. También nos advierte que algunos no lo acogen.

san Juan 12, 44-50 

En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. 

Descubrir el tesoro que nos aporta el Señor, es un primer paso, para que nos dejemos iluminar por Él, para acogerlo, para darnos cuenta lo mucho que nos da, para agarrarnos a Él y no permitir perder su Luz.

Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. 

Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. 

Cuando nos dejamos iluminar por el Señor, por su Palabra, nuestra vida se va transformando, va recibiendo sus dones, nos vamos inundando de su amor y nos lleva a amar a nuestros hermanos (que son todos, los que piensan como yo y los que no).

El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. 

Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. 

La llamada a la misión es por todos, para que todos puedan conocerlo, lo amen y se salven. Y nuestra actitud, debe asemejarse a la del Maestro, que no ha venido a condenar sino a salvar, con lo cual , nada humano nos debe ser ajeno y no es cuestión de transmitir mis ideas sino las del que nos envía, hemos de buscar al que no lo conoce y mostrarle el rostro misericordioso de Dios que lo ama, aunque no lo sepa y crea que por sus muchos pecados no lo puede amar.

Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».


Que el Señor nos permita ser fieles a Él y a su mensaje, que nos ayude a ser instrumentos suyos, que nos conceda un celo grande por anunciarlo a los demás, y a todos los que nos ponga en nuestro camino. 


MARTES

“ Yo les doy la vida eterna ”


La fiesta de la Dedicación, también conocida como fiesta de las Luces, era celebrada por los judíos el 25 de diciembre. Se conmemoraba la nueva dedicación del templo de Jerusalén llevada a cabo por Judas Macabeo el año 163 a. C. (2 Mac 10, 1-8). En este ambiente festivo, y mientras Jesús pasea en el atrio del Templo, tiene lugar la última confrontación de Jesús con las autoridades religiosas.

san Juan 10, 22-30 

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. 

Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? 

Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Es una bonita definición de Jesús la que hoy nos ofrece el evangelio: Jesús es aquel que es capaz de mantenernos en vilo. Jesús no pasa nunca indiferente ante nosotros. Él mantiene un interés, una búsqueda, una inquietud.

Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente». Jesús les respondió: «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. 

Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

El Evangelista Juan nos presenta a un Jesús capaz de dominar toda situación; incluso en el momento de su muerte. Es Juan quien mejor nos descorre el velo de su divinidad. Aunque para nosotros, humanos, lo mejor y lo más habitual será contemplarle humano como uno de nosotros, también nos vendrá bien contemplarle divino. Así tendremos siempre claro que Dios es siempre Dios. Un Dios que no sabe de crisis. Aunque está con nosotros en medio de la crisis, como con los discípulos durante la tormenta.


LUNES

“ Yo soy la puerta ”


En las comunidades cristianas necesitamos vivir una experiencia nueva de Jesús reavivando nuestra relación con él. Ponerlo decididamente en el centro de nuestra vida. Pasar de un Jesús confesado de manera rutinaria a un Jesús acogido vitalmente. El evangelio de Juan hace algunas sugerencias importantes al hablar de la relación de las ovejas con su pastor.

san Juan 10, 1-10 

En aquel tiempo, dijo Jesús: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. 

Es importante, además, sentirnos llamados por Jesús «por nuestro nombre». Dejarnos atraer por él. Descubrir poco a poco, y cada vez con más alegría, que nadie responde como él a nuestras preguntas más decisivas, nuestros anhelos más profundos y nuestras necesidades últimas.

A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera.

Es decisivo «seguir» a Jesús. La fe cristiana no consiste en creer cosas sobre Jesús, sino en creerle a él: vivir confiando en su persona; inspirarnos en su estilo de vida para orientar nuestra propia existencia con lucidez y responsabilidad.

 Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». 

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. 

Es vital caminar teniendo a Jesús «delante de nosotros». No hacer el recorrido de nuestra vida en solitario. Experimentar en algún momento, aunque sea de manera torpe, que es posible vivir la vida desde su raíz: desde ese Dios que se nos ofrece en Jesús, más humano, más amigo, más cercano y salvador que todas nuestras teorías.

Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. 

El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».



Cristo es nuestro Pastor y nosotros somos su rebaño, llamados a participar en su admirable victoria sobre el pecado y la muerte (

A través del bautismo nos integramos en la Iglesia, su rebaño (1 lect.), y hemos vuelto al pastor y guardián de nuestras vidas (2 lect.). Por eso, podemos siempre cantar llenos de confianza en Cristo: «El Señor es mi pastor, nada me falta». Él nos da su gracia en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, cuya mesa abundante nos prepara cada domingo  Y, entrando por Él, la Puerta de las ovejas, nos salvaremos. 


Seguimos en el tiempo pascual, un tiempo marcado por el sentido de la muerte y la resurrección de Jesús: una vida entregada hasta el final y rescatada de la muerte por amor. Desde entonces, Jesús mantiene con nosotros una relación singular. Nuestra fe no es una afirmación teórica, sino una experiencia de relación personal con Él.

 En la liturgia de hoy se describe esa relación con dos imágenes muy sugerentes: Jesús es la piedra angular, el único punto de apoyo firme en la construcción de nuestra vida de creyentes, el único soporte fiable de la Iglesia y de su misión en la historia. Por otra parte, Jesús es nuestro Buen Pastor. No nos movemos en la vida por pura iniciativa y arbitrariedad. Nos movemos porque su voz nos congrega, nos acompaña y nos dirige. Es el compañero fiel que no nos abandona.


santo Evangelio según San Juan 10, 11-18 






“ El Buen Pastor da la vida por las ovejas ”


En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. 

Escuchamos narrar que un pastor se enfrentó a los lobos por defender a las ovejas de su rebaño, y que en ese enfrentamiento perdió voluntariamente la vida por salvarlas; y nos explican que ese pastor es Jesucristo y que por quien entrega la vida es por nosotros; y, de nuevo, nos parece todo esto lo más natural del mundo.

 Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. 

 Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. 

 Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre». 



La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. El amor sin límites, nuestra salvación. Danos, Señor, la capacidad de sorprendernos, de admirarnos, de sobrecogernos ante la inmensidad de tu amor por nosotros.


jueves, 25 de abril de 2024

SAN MARCOS

SAN MARCOS
Hoy 25 de Abril la Iglesia Católica celebra su fiesta


En los escritos del Nuevo Testamento aparece un personaje, importante en la Iglesia apostólica, que unas veces es llamado Juan, otras Juan Marcos y otras Marcos solamente.
 Por la simple lectura del Evangelio se ve que se trata de la misma persona.
Nada tiene de extraño que un judío usase dos nombres: uno hebreo Juan y otro latino helenizado Juan Marcos, máxime si procedía de provincias del Imperio romano.
En San Marcos, como en San Pablo, el nombre romano terminó por imponerse sobre el hebreo.

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San Marcos era hijo de María, viuda al parecer, de alta posición, en cuya casa se reunía la primitiva iglesia de Jerusalén.
Una antigua tradición nos atestigua que es la misma casa en la que el Señor celebró la Última Cena e instituyó la Eucaristía, y que el hombre que llevaba el cántaro era el propio Marcos, detalle conservado por el evangelista y usado también por San Lucas.


 También parece que “el muchacho que seguía (al grupo del prendimiento) cubierto con una sábana” era el propio Marcos que guarda este dato como íntimo recuerdo personal.
 De ser así, Getsemaní debió pertenecer al patrimonio de la familia.

 Era primo de Bernabé, una de las grandes figuras de la primitiva Iglesia y, al ser Bernabé levita y de Chipre, es natural que Marcos perteneciese a la colonia chipriota de Jerusalén y que fuese levita, como su primo.



La actividad evangélica de San Marcos la inicia con Bernabé y Pablo, quienes cumplido su ministerio de llevar subsidios a la iglesia de Jerusalén, se volvieron a Antioquía llevándose consigo a Marcos.
 Enviados de nuevo Bernabé y Saulo a la misión, para la que les había llamado el Espíritu Santo, embarcaron rumbo a Chipre donde predicaron en las sinagogas, teniendo a Marcos como auxiliar o diácono y una vez evangelizada la isla, al zarpar Pablo y los que con él estaban de Pafos a Perge de Pamfilia, Marcos se separó de ellos y se volvió a Jerusalén.


 Cuando más tarde Pablo y Bernabé visitaron las comunidades evangelizadas, Bernabé quiso llevar consigo a Marcos pero Pablo se opuso, pues no olvidaba que no les había acompañado a Pamfilia. Como la divergencia de criterios fue irreductible, ambos se separaron en la tarea misional y “Bernabé tomando consigo a Marcos se embarcó para Chipre”.
 Los acontecimientos posteriores indican una plena reconciliación de San Pablo con Marcos.

 
  -El cuadro del Beato Angélico que ilustra la entrada es de 1.433, está en el Museo de San Marcos de Florencia y representa al santo evangelista tomando nota de la predicación del apóstol San Pedro-

Unos diez años más tarde encontramos a Marcos en Roma como intérprete de San Pedro y, un poco después, como escritor de su evangelio, según lo presenta la tradición.
 Su relación debía de ser muy antigua. Sabemos que liberado Pedro por el ángel, se dirigió a la casa de María, la madre de Marcos, donde era muy familiar. Tal testimonio, junto con los datos de la tradición, hace suponer que Marcos se hallaba en Roma como intérprete de Pedro antes de que llegara San Pablo, con el que, olvidadas las diferencias de la primera separación, ahora le sirve como auxiliar, de consuelo y de gran utilidad para el ministerio. En Roma, hacia el año 60, debió de escribir el Evangelio conocido en la tradición como Evangelio según San Marcos. San Marcos escribiendo su Evangelio

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Probablemente murió en el año 68 d.C., de muerte natural, según una relación, y según otra, como mártir, en Alejandría de Egipto.
 Los Hechos de San Marcos, un escrito de mitad del siglo IV, refieren que San Marcos fue arrastrado por las calles de Alejandría, atado con cuerdas al cuello.




 Después lo llevaron a la cárcel y al día siguiente le volvieron a aplicar el mismo martirio hasta que falleció. Luego echaron su cuerpo a las llamas, pero los fieles lograron sacarlo y evitar su destrucción.




De Alejandría fueron trasladadas sus reliquias a Venecia el año 825, cuya República lo adoptó como celestial patrono, erigiendo en su honor la maravillosa Basílica de San Marcos, y tomando el símbolo del evangelista


(el león alado con el libro del Evangelio) como su escudo, que esculpió en todos sus monumentos y posesiones
RELIQUIAS DE SAN MARCOS
Navegantes italianos, que las trasladaron a Venecia,828,  donde se conservan en la Basílica de San Marcos, construida expresamente para albergar sus restos.






Los coptos creen que la cabeza del santo quedó en Alejandría. Cada año, en el día 30 del mes de Babah, la Iglesia Copta conmemora la consagración de la iglesia de San Marcos, y la aparición de la cabeza del santo en la iglesia copta de San Marcos, en Alejandría, donde se conservaría su cabeza

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Antes de la finalización de la catedral, el papa católico de la época, Pablo VI, devolvió parte de las reliquias de San Marcos el Evangelista, que fueron sacadas de Egipto en el año 828 y trasladadas a Venecia, en Italia.

 Tras su entrega, estas reliquias fueron trasladadas a la catedral copta de San Marcos, donde se colocaron en un altar especialmente construido y decorado con iconos coptos, lugar donde aún permanecen y son veneradas.


 En la Catedral de San Marcos también se veneran parte de las reliquias de San Atanasio, patriarca de Alejandría.

viernes, 19 de abril de 2024

TERCER DOMINGO DE PASCUA

SÁBADO

“ Tú tienes palabras de vida eterna ”





según san Juan 6, 60-69 

En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».

El Evangelio de hoy vemos como algunos de los que siguen a Jesús se escandalizan por sus palabras, lo critican e incluso lo abandonan,

 Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?

 El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. 

Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen». 

Jesús habla sin doblez, con naturalidad, con sencillez, “sin milongas”, con coherencia y sin vuelta atrás en sus palabras, habla con la firmeza de la verdad. Jesús habla y sus palabras son fuego en el corazón que purifica. Sus palabras cuestionan y no dejan indiferente a nadie. Algunos se escandalizan “este modo de hablar es duro” y muchos se echaron atrás.

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. 

Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». 

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. 

Jesús hoy sobre mí: ¿También tú te quieres marchar? Y siento que me sale de mi corazón la misma respuesta de Pedro: Señor, ¿adónde voy a ir yo sin Ti?

Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». 

Tengo ya muchos años viviendo contigo, muchos años juntos en un mismo camino. Yo sí que te he defraudado, no he respondido a lo que Tú, desde siempre, has esperado de mí. Y lo siento de todo corazón.

Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? 

Simón Pedro responde a Jesús, con gran sensatez, a la pregunta de si también ellos quieren marcharse, “Tú tienes palabras de vida eterna”, ¿a quién vamos a acudir? ¿Quién nos dará la seguridad que necesitamos de que nuestra vida vale la pena siempre, pase lo que pase? ¿Quién nos ama a pesar de que la carne (las cosas de este mundo que tenemos) se pierda? Sólo el Señor que nos ama desde siempre y para siempre, sólo Él que tiene “palabras de vida eterna”

Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».


VIERNES

“ El que coma de este pan, vivirá para siempre ”



según san Juan 6, 52-59

 En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».

San Agustín les diría: “Dame un corazón que ame y entenderán lo que digo”.

Lo lógico, lo razonable, es objeto de la razón, pero el amor no tiene lógica.

 Entonces Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 

Si Dios se hubiera guiado por la lógica de la razón no tendríamos ni Encarnación, ni Redención, ni Eucaristía. Afortunadamente para nosotros Dios se ha guiado siempre por la lógica del amor.

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. 

Y una de las características del amor es que “el amor no se va, el amor se queda”. Se fue al cielo y se quedó con nosotros a través de la Eucaristía.

Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Al recibir a Cristo en la Eucaristía, ese alimento no lo hacemos sustancia nuestra, pero sí nosotros nos unimos sustancialmente con Dios. Cada uno de nosotros puede decir con San Pablo: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí”

 Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Tenemos a Jesús vivo, sacramentado tras su resurrección gloriosa, presente en el sacramento del altar pero si dudamos es falta de fe.


Caminar con Él y detrás de Él, tratando de poner en práctica su mandamiento, el que dio a los discípulos precisamente en la última Cena: “Como yo os he amado, amaos también unos a otros


JUEVES

“ Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo ”


según san Juan 6, 44-51 

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, 

Jesús, que habla de atracción, de deleite, de fascinación. Es bueno oír de los labios de Jesús que Dios atrae, que Dios seduce, que Dios encanta.

Y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. 

No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. 

Yo prefiero ser atraído por el amor del Padre, ser seducido por Él, sentirme encantado de vivir en su casa, sentarme a su mesa, comer de su pan, beber de su vino, y cobijarme a la sombra del “árbol de la vida”

En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. 

Sólo una persona “dichosa” puede hacer dichosos a los demás; sólo una persona encantada puede encantar a los demás; sólo una persona “satisfecha” puede llenar de sentido y de ilusión la vida de los demás.

Sólo una persona que está contenta y feliz con su Dios, puede bendecir, es decir, hablar bien de Dios.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».



A Dios sólo se le puede encontrar por el camino del amor. Si nos salimos de ese camino, siempre, siempre nos equivocamos y podemos convertir a Dios en un ídolo. DIOS ES AMOR


MIÉRCOLES

“ Yo soy el pan de la vida ”


según san Juan 6, 35-40 

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Yo soy el pan de la vida.


Jesús no es un pan que se compra en la panadería. Es un símbolo de sí mismo. El pan es símbolo del alimento que comen los hombres cada día. No es “un lujo sino una necesidad”. La comunidad primitiva ha descubierto que sin Jesús no pueden vivir. 

 El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. 

Encontrado en Jesús “seguridad”. Pero no sólo seguridad para unos años o el tiempo de nuestra corta vida, sino que Jesús habla de “vida eterna”. Es decir, de una vida “más allá de nuestra vida”.

Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 

Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. 

Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día». Reflexión del Evangelio de hoy

También el pan tiene una connotación con “la bondad”. Solemos decir: este hombre o esta mujer son más buenos que el pan. Y me pregunto: Yo que me alimento todos los días de este pan de la bondad ¿Cómo no soy bueno? Salgo de Misa y murmuro, soy violento, calumnio…, ¡Es algo inconcebible!


San Agustín, en su Comentario al Evangelio de san Juan, explica así: «Estaban lejos de aquel pan celestial, y eran incapaces de sentir su hambre. Tenían la boca del corazón enferma… En efecto, este pan requiere el hambre del hombre interior». Y debemos preguntarnos si nosotros sentimos realmente esta hambre, el hambre de la Palabra de Dios, el hambre de conocer el verdadero sentido de la vida.

MARTES

 “ Yo soy el pan de vida ”




según san Juan 6, 30-35 

En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús: «¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? 

Jesús se manifiesta en este evangelio como el “pan de la vida”. No se trata de un pan material, ni siquiera del pan de maná que había dado el Padre a los judíos hambrientos en el desierto. Nos promete un pan que da vida, pero no una simple vida humana para prolongar nuestros años.


Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”». 

Jesús aquí nos habla de un pan que da vida en plenitud. Un pan que “sacia”, un pan que nos satisface, que nos llena por dentro el corazón. En realidad, un pan que nos hace ya aquí y ahora plenamente felices.

Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». 

Jesús aquí nos habla de un pan que da vida en plenitud. Un pan que “sacia”, un pan que nos satisface, que nos llena por dentro el corazón. En realidad, un pan que nos hace ya aquí y ahora plenamente felices.

Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan». 

Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».


Dado el ambiente tan poco religioso que estamos viviendo en esta sociedad secularizada, cada vez se hace más difícil el creer.
 En realidad nadie puede creer en el más allá si ese “más allá” no se ha hace presente, de alguna manera, en el “más acá”.

LUNES

“ Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura ”

según san Juan 6, 22-29 

Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.

La multiplicación de los panes y los peces desató una ola de entusiasmo que el evangelista describe a la perfección con ese enjambre de lanchas surcando el Tiberíades de orilla a orilla en busca de algún rastro del Maestro.

Lo siguen por las dos orillas del mar de Tiberíades. Y la primera pregunta que le formulan, cuando dan con él, nos da la clave de ese seguimiento: cuándo has venido.


 Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. 

Era tan espectacular el prodigio de dar de comer a esa multitud que, a la fuerza, tenía que despertar admiración y mover a seguirlo.

Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.

A esa muchedumbre le atraen los signos, la extraordinaria intervención que ha saciado su hambre material. Tanto que lo primero que le preguntan es «¿cuándo has venido aquí?» por si se ha producido otro prodigio en su ausencia, como el espectador de un truco de ilusionismo contrariado por haberse perdido parte de la función.

 Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. 

Jesús los alecciona: «Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna». El pan del espíritu que comemos en la Eucaristía.

Lo de menos es el signo de la multiplicación y lo de más es la vida eterna que nos promete entrar en el corazón del Padre

Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».

Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?». Respondió Jesús: «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».

Pero para ello se hace imprescindible obrar como Dios quiere: «La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado». Creer en Jesucristo más allá de milagros, prodigios y signos. Creer porque es el único mediador entre nosotros y Dios, no hay más camino que el suyo. 




Es la fe en Jesucristo la que nos lleva a la salvación, al banquete celestial donde comeremos el alimento de la vida eterna. Sin fe, nada de lo que hagamos, aunque vayamos de puerto en puerto como estas barcas recalando aquí y allá en el mar de Galilea es infructuoso. Más aun: es inútil.
Y tu fe......................¿como anda?


 DOMINGO

“ Vosotros sois testigos ”



según San Lucas 24, 35-48 

Estos domingos después de Pascua tienen una finalidad: meter en nuestra dura cabeza que es verdad que Cristo ha resucitado y está vivo. Qué tremendas dificultades tenemos para aceptar las buenas noticias.

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. 

 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros». 

Jesús Resucitado es el centro de la vida y de la historia. Todo lo anterior es preparación y lo que sigue es consecuencia. Cristo Resucitado es el centro del tiempo. Y Cristo Resucitado es también el Señor de nuestra vida. A Él le entregamos las riendas de nuestra historia.

 Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón?

Pero no es un Señor que se eleva por encima de nosotros para humillarnos, sino que desciende hasta nuestro corazón para realizarnos plenamente.

 Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. 

Pero sigue siendo el amigo, el cercano, el que acompaña a los discípulos de Emaús y les explica las Escrituras; el que se aparece a esas mujeres que han ido a embalsamar su cuerpo con el perfume de su cariño; el que llama a María Magdalena por su nombre en un bonito requiebro de amor. ¡Cuánta ternura, cuanta delicadeza, cuanta finura! El título de Señor que el Padre le ha dado desde el cielo, ciertamente, no se le ha subido a la cabeza. Sigue pisando tierra en la Galilea de los pobres y sencillos de todos los tiempos. Y, como decía el Papa Francisco, en Galilea siempre podemos encontrar “el amor primero”.

Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo de comer?» 


 Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». 

Sólo la luz de Pascua, la luz de Cristo Resucitado pudo hacer desaparecer las densas tinieblas de una muerte tan cruel en la cima del monte calvario. Pronto la tristeza se convirtió en gozo; la ausencia en presencia; el miedo en coraje, y la amarga desesperación en dulce esperanza.

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. 

Con Cristo Resucitado se crea una raza nueva. Cuando alguien les pedía explicaciones sobre el tema de la Resurrección, se limitaban a decir: “nosotros somos testigos”.

Y les dijo: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Vivimos como hermanos, aquí nadie pasa necesidades porque el que más tiene da al que no tiene, tenemos un solo corazón y una sola alma, compartimos todo con alegría. No es raro que la gente se quedara extrañada y quisiera pertenecer a ese grupo. ¡Cuanto tenemos que aprender los cristianos del siglo XXI de esta experiencia de las primeras comunidades!