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martes, 12 de marzo de 2024

TOMA TU CAMILLA Y VETE A CASA


santo evangelio según san Juan (5,1-16): 


SE celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?».


 "Levántate, toma tu camilla y echa a andar"






El Señor vuelve a mostrarnos hoy toda su misericordia. Su compasión para con nosotros no tiene fin: resucita, pura, acepta, perdona. Jesús sana; y lo hace tanto con el cuerpo como con el alma. Sí, el paralítico vuelve a andar, pero antes le ha perdonado sus pecados.

Se arrastraban hasta allí cantidad de lisiados y multitud de mendigos. Se juntaban al borde de la piscina, y cada uno sobrevivía esperando poder algún día meterse en el agua al ser agitada. Imagen de una humanidad que sobrevive en la espera siempre frustrada de una salud aleatoria. El agua de Betesda era estéril, no podría producir un nuevo nacimiento.

 Jesús es el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas. 
Pero Jesús pasó:¿Quieres quedar sano? Y el hombre paralítico desde hace 38 años, encadenado a su pasado de desdicha, se pone en pie. Así es Dios, cuando da el agua de la vida, el viejo mundo desaparece.

Vemos como la misericordia de Dios va mucho más allá de la nuestra: como añadido al perdón le devuelve la salud, y así, el gozo del pecador convertido es completo. Confiemos humilde y ciegamente en la misericordia salvadora y sanadora de Cristo, y tengamos fe en todo lo que él hace cada día en nuestras vidas.


Nosotros como este paralítico somos una creación nueva. Dios ha hecho que brotase del costado de su Amado Hijo sangre y agua, río de vida que purifica todo cuando penetra. Nuestra vida reverdece cuando el espíritu nos inunda. Hemos sido bautizados en la muerte y resurrección de Jesús y pertenecemos a una tierra liberada. Nos ha hecho atravesar el mar y nos ha sumergido en el río de la vida. Pertenecemos al nuevo mundo.

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