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jueves, 14 de marzo de 2024

PARA QUE VOSOTROS OS SALVEIS

 santo evangelio según san Juan (5,31-47) 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.


En el Evangelio de hoy el Señor nos abre su corazón y con dolor expresa la dificultad que esta experimentando ante la resistencia a Él y su mensaje: “no creéis”, “¡Y no queréis venir a mí para tener vida!, “no me recibisteis”, sin embargo les dice: “No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre”.


¡Pobre Jesús! Pretende que sus obras den testimonio de Él, y precisamente le rechazan los judíos por ellas. A lo largo de la historia religiosa de los hombres, siempre se ha hecho la misma acusación. 

Dios no puede tener ese rostro tan excesivamente humilde y vulgar. Preferimos el dios de los héroes y de los santos; no podemos aceptar el de los pequeños y los pecadores. Pero "mi gloria no la recibo de los hombres" dice Jesús. "Mis obras dan testimonio de que el Padre me ha enviado".
 En el momento de la Cruz, el enviado será objeto de burla. Pues he aquí "la obra"que autentifica su misión: una vida entregada hasta el final. La Cruz derriba los pedestales de los falsos dioses. 


Dios tendrá para siempre el rostro de un crucificado, expulsado fuera de las murallas de la ciudad, injustamente condenado. Dios ha elegido en el universo la única señal en la que se reconoce: una cruz plantada en el corazón del mundo. Los que la miran quedan salvados. No te canses de mirarlo en la cruz.

El Señor quiere que todos los hombres lleguen al conocimiento de la verdad y se salven, busca el bien de sus interlocutores, no es el dolor de un corazón herido por el desprecio o el rechazo, es un corazón herido por amor a ellos, que deseándoles lo mejor, no lo ven, lo ignoran y con esa manera de proceder se están haciendo daño, y los mayores perjudicados son los que rehusan y se resisten a acoger su palabra y su mensaje.



La mies es mucha, son muchos los que todavía no conocen el amor de Dios, es una tarea de todo cristiano no cruzarse de brazos y hacer todo lo que dependa de él para ser instrumento que pueda acercar a quien puede llenar nuestras vidas de plenitud, con nuestras acciones, con la entrega y ofrenda de nuestras vidas podremos interrogar y contagiar el gran don que hemos recibido y se nos ha entregado, llevamos un gran tesoro en vasijas de barro – como decía el apóstol- tenemos un gran reto: 

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