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jueves, 22 de febrero de 2024

FIESTA DE LA CATEDRA DE SAN PEDRO

santo evangelio según san Mateo (16,13-19) 

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»  


En el Evangelio de hoy nos encontramos con la promesa realizada a Pedro: “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará”. La fiesta de hoy nos ofrece una oportunidad para mantenernos más unidos y en comunión con el sucesor de Pedro, a su magisterio, con nuestros pastores, nuestro obispo. El amor al Papa es señal de nuestro amor a Cristo.

La «cátedra», literalmente, es la sede fija del obispo, puesta en la iglesia madre de una diócesis, que por eso se llama «catedral», y es el símbolo de la autoridad del obispo, y en particular de su «magisterio», es decir, de la enseñanza evangélica que, en cuanto sucesor de los Apóstoles, está llamado a conservar y transmitir a la comunidad cristiana. Cuando el obispo toma posesión de la Iglesia particular que le ha sido encomendada, llevando la mitra y el báculo pastoral, se sienta en la cátedra. Desde esa sede guiará, como maestro y pastor, el camino de los fieles en la fe, en la esperanza y en la caridad.

La "cátedra" de Pedro, cuya fiesta celebramos hoy en plena cuaresma, no fue nunca la de un escriba o un doctor, sino la de humilde pastor que, como el mismo Jesús, entregó su vida por sus ovejas. 

En Roma, antes de sufrir el martirio, sin duda experimentó la pobreza. Así es como se edifica la Iglesia; su piedra angular está en el Calvario, y sus piedras vivas encuentra su solidez en la fe de los fieles de Cristo.

 Siendo así, ¿no convenía que fuera el apóstol Pedro, el que lo reconoce como el Hijo de Dios, y el primero en participar en la cruz del Señor el que confirmara en la fe a sus hermanos?




¿Cuál fue, por tanto, la «cátedra» de san Pedro? Elegido por Cristo como «roca» sobre la cual edificar la Iglesia, comenzó su ministerio en Jerusalén, después de la Ascensión del Señor y de Pentecostés. La primera «sede» de la Iglesia fue el Cenáculo, y es probable que en esa sala, donde también María, la Madre de Jesús, oró juntamente con los discípulos, a Simón Pedro le tuvieran reservado un puesto especial. […] oficio encomendado por Cristo a Pedro de estar al servicio de todas las Iglesias particulares para la edificación y la unidad de todo el pueblo de Dios.

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