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jueves, 29 de febrero de 2024

ESCUCHAR A MOISES Y A LOS PROFETAS

evangelio según san Lucas 16, 19-31 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. 




Que los pobres, sí los pobres, son los favoritos de Dios se deja ver en esta parábola del rico epulón y Lázaro. 

Del rico lo desconocemos todo: no sabemos cómo llegó a amasar su fortuna, desconocemos todos los detalles de su existencia incluido su nombre: epulón es un adjetivo que hace referencia a su gusto por los banquetes y la comida opípara. Sin embargo, 

Jesús se detiene en presentarnos a Lázaro con detalle: dónde malvivía, la escasez de alimento a diario y las llagas purulentas para las que sólo encontraba el consuelo de los lengüetazos de los perros. No puede haber más detalles en su descripción, pero sobre todo, nos acercamos a su vida a través del nombre: Lázaro. El nombre propio hebreo, que viene a significar el que recibe ayuda de Dios, se

Esta parábola inquieta a mi corazón. Veo en el rico Epulón la actitud de la despreocupación que lo encierra en si mismos, en sus bienes y seguridades, y aunque no es malo con el pobre, sus riquezas le impide verlo. Y veo, a los pobres, que lamentablemente forman parte del paisaje de nuestras calles sin realmente verlo. Desde hace mucho tiempo, hemos capitulado ante la fatalidad del mundo. ¿Y cómo reconocerse culpable cuando ya nadie llega a sentirse responsable? Cada cual se encierra en su actitud de reserva, aislado, protegido, cegado...



todos tenemos muy cerca de nosotros a un Lázaro que puede necesitar de nuestra intervención: familias humildes que pasan apuros, gente sin trabajo, enfermos, ancianos abandonados, personas con algunas adiciones que los mantienen esclavos –alcohol, drogas, juego-, marginados que necesitan una mano amiga. Si les cerramos nuestro corazón,


Los cristianos no podemos quedarnos en ser espectadores en nuestro mundo tenemos que llevar el amor de Dios, y mucho menos , desentendernos ante las necesidades de los que nos pueden necesitar. Los cristianos tenemos la posibilidad de servir, amar al Señor en el necesitado, recordemos las palabras de Ntro. Señor: “a mi me lo hicisteis”.

La conclusión del pasaje evangélico es una invitación a la escucha, igual que la experiencia del Tabor: “Escuchadle”, es una invitación a acoger la Palabra de Dios, se nos recomienda escuchar a los profetas. “Que escuchen a los profetas”.

miércoles, 28 de febrero de 2024

UN PUESTO PARA MIS HIJOS

  evangelio según san Mateo 20, 17-28

 En aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».



En el Evangelio de hoy nos encontramos con el anuncio de la pasión por el mismo Señor. 

Varias veces el Señor aprovecha para enseñarles y queriendo advertirles para cuando llegue el momento de la prueba no se escandalicen. 

 También nos encontramos con la petición de los primeros puestos por parte de la madre de Santiago y Juan.

Los hijos del Zebedeo, a través de su madre, piden la seguridad y el prestigio de un buen puesto. Los otros, indignados por esta petición que en el fondo también manifiesta su enfado porque ponen en peligro su futuro. "¡No sabéis lo que pedís!"


Como madre es normal que solicitara para sus hijos lo que creía que era lo mejor, sin embargo, el Señor tiene que corregirla haciéndole ver que no sabe lo que esta pidiendo, como tantas veces nos ocurre a nosotros, que pensamos muchas veces humanamente hablando y tendría que corregirnos el Señor con la misma palabras que le dijo a San Pedro: “Tu piensas como los hombres no como Dios”. 

¿Cómo lo iban a saber si seguían sin darse cuenta de que era el Hijo del Hombre quien les conducía? Serán necesarias la cruz y la mañana de Pascua, la huida en medio del pánico y el bautismo del Espíritu. Serán necesarias la Mesa compartida en memoria de Él y la copa del Reino, para que, poco a poco, sepan...

Sin embargo el Señor no pierde esta ocasión para aprovechar y enseñar a sus discípulos; Les invita a un modo de actuar muy distinto: “sabéis que los jefes…No será así entre vosotros. El que quiera ser grande sea vuestro servidor”. 
Para el creyente, para el seguidor de Cristo, si en algo tiene que destacar es en el servicio, cuanto mayor responsabilidad más entrega se le esta demandando.



Jesús, encamina esta "lucha de intereses" entre los suyos, abriéndoles la mente y el corazón para que entiendan que el Reino que Jesús ha inaugurado con su vida, solo se entiende desde el servicio y la entrega. Que no se trata de querer salvar al mundo, sino de sumergirse en el torrente de amor que lo renueva todo. Beber de la copa con toda humildad y dejar que Cristo nos conduzca. Compartir el destino del Señor día a día. Hasta el final. ¿Lo entiendes ahora?

martes, 27 de febrero de 2024

LA FE DE LOS HUMILDES

santo evangelio según san Mateo (23,1-12) 

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.



En el Evangelio de hoy nos encontramos con la exhortación realizada a los fariseos, el Señor les da una serie de advertencias, indicaciones y observaciones que nos vienen bien a nosotros, la primera precaución a no imitar el mal, “no hagáis lo que ellos hacen”, el bien es imitable pero la falta de coherencia, la palabrería que no se termina de materializar en acciones, que se desmiente con el obrar, solo nos muestra una falta de coherencia, y la carencia de bien tiene que ser una llamada para combatir el mal , no para plagiar o copiar.

Jesús previene de los que dicen creer en Dios y ser muy fieles a la comunidad pero en el fondo sólo se buscan así mismo y ponen a Dios y al que se pongan por medio, al servicio de sus propios intereses.

 Jesús nos invita a no representar ningún papel en la vida de fe, a no vivir de la apariencia, a no usar un lenguaje que despista, a que lo que digas vaya avalado por los hechos, a optar por la humildad como estilo de vida, a entender que todos somos servidores, y el lugar más importante es el que exige el servicio mejor. 

El que sirve nunca se equivoca y siempre está más cerca de la verdad y de la genuina fe. ¿Tu sirve? ¿Tu servicio en la parroquia o en tu comunidad expresa la alegría de servir o es ocasión para manifestar tu "yo", tu prestigio, tu poder?



Nuestro crecimiento debe ir en buscar el agrado de Dios, eso lleva un camino de humildad, “el que se humilla será enaltecido”, y un camino de entrega, servicio, de donación, una ofrenda de uno mismo por amor, hasta llegar a hacer de nuestra vida una ofrenda grata a Él,- a Dios-. 

Durante esta Cuaresma podemos ejercitarnos por poner en práctica esta unidad de vida viviendo en todo de acuerdo con la voluntad de Dios, purificando las intenciones, revisando las actitudes, de modo que vayan encaminadas únicamente a la gloria de Dios.

SER MISERICORDIOSOS CON VUESTRO PADRE

evangelio según san Lucas (6,36-38) 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».



El Evangelio de hoy concluye con una máxima: “La medida que uséis, la usaran con vosotros”. Para el creyente nuestra medida siempre la encontramos en Cristo, con lo cual, siempre andamos faltos de amor, la llamada es más fuerte, no podemos conformarnos con menos, nuestro mirarnos en Él nos debería de servir para sacar lo mejor de nosotros mismos. 

El pasaje de hoy me invita a la compasión y misericordia para con el prójimo que por alguna circunstancia me ofenda. La compasión de Dios, nos tiene que impulsar a vivir la misericordia para con los otros. Y es que una ofensa no se resuelve con otra. 

La única y verdadera solución es la caridad. Jesucristo nos enseño con su misma vida “que nadie ama más que aquel que da la vida” y su vida fue una entrega por amor. Enseñándonos así el camino del amor y siendo ejemplo de cómo se ama; allí está la medida, ese es nuestro parámetro. Contemplemos el proceder del Señor. El Evangelio nos pide a gritos una conversión; de lo contrario es imposible cumplir la consigna del Señor: no juzguéis, dad, perdonad. Si experimentamos ese perdón de Dios, podemos comenzar a perdonar con el amor con que hemos sido perdonados por el Señor. El Señor nos invita a responder con amor ante la ofensa. Si hay amor por el prójimo, entonces estamos cerca de Dios y Él vive en nosotros.



Si queremos que Dios sea indulgente con nosotros, tenemos que adoptar esa misma medida a la hora de juzgar a los demás. De esa manera nos estaremos convirtiendo en agentes de la reconciliación que Jesús ha venido a traernos a todos, y, aunque seguiremos sin superar inmediatamente todas nuestras limitaciones, si estaremos atrayendo hacia nosotros esa misericordia generosa y abundante de Dios, que es la que realmente (y no nuestros esfuerzos morales) nos cura, nos salva, nos acerca a la perfección del amor.

 

domingo, 25 de febrero de 2024

TRANSFIGURADOS

santo evangelio según san Marcos (9,2-10) 

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.


El Evangelio de hoy nos presenta la Transfiguración, justo después de anunciar a los discípulos su pasión, y ellos mostrando su no comprensión, incluso su escándalo ante la cruz, es cuando decide invitar a Pedro, Santiago y Juan, para que le acompañen a un monte alto, allí vivieron una experiencia que les impresionó, podríamos calificarla de una experiencia grandiosa, fuerte e intensa, hasta tal punto, de no pensar en ellos y exclamar: Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!

Las Lecturas de hoy son como aceite perfumado y bálsamo suave en medio de esta situación que vive nuestra madre tierra y nuestros hermanos los hombres. Se nos invita a ponernos en manos del Padre y a confiar a pesar de las dificultades, a pesar del sufrimiento, a pesar de la Cruz: ¿si Dios está con nosotros quien estará contra nosotros?

 Por eso, Jesús deja que tres de los suyos se asomen a su misterio para que el mazazo de cruz no les coja desprevenidos. Precisamente porque estarán muy cerca de Él a la hora terrible de la agonía, quiere que hoy vean, un poco siquiera, lo que hay dentro de ese Jesús al que van conociendo; que vislumbran su gloria, que descubran su coherencia total con lo que venían anunciando la Ley y los Profetas. 

Es necesario que sepan, de una vez por todas, que el sufrimiento y la muerte, presentes siempre en la vida de Jesús, no son un fallo en el plan del Padre, sino una manera suprema de amar a los hombres.

 Que hay una realidades ocultas que convertirán, en su día, el fracaso más estrepitoso en la más definitiva de las victorias. 



 Por eso levanta hoy Jesús, un poco, el velo de su misterio ante estos tres amigos: para que, cuando llegue la hora, entiendan. Llegará la cruz, ciertamente; no vamos a ser más que nuestro Maestro. 

Pero al mirarla desde la fe, veremos que trae dentro, vivo y esperanzador, el germen de ese cielo nuevo y esa tierra nueva por los que tanto hemos orado y luchado.

Toda una pedagogía por parte del Señor al adelantarles su gloria, los prepara para afrontar el escándalo de la cruz. Y en dicha experiencia volvieron a escuchar la voz del Padre: “Esté es mi Hijo amado; escuchadlo”. Toda una recomendación y cuánto bien nos puede hacer en este tiempo de cuaresma: Escuchad al Señor. Acoger su Palabra, dejarla actuar en nuestra vida, dicha Palabra es viva y eficaz, nos transforma y lleva su acción en cada uno de nosotros. ¡Escuchad! ¡Escuchad! Acogedla y dejar que obre en nosotros.

TRÁNSFIGURACIÓN

 No hay peor cosa que la soledad. Si se lleva mal pero....si ideamos algún trabajo y lo compartimos ya no nos sentimos tan solos. 

Lo mismo ocurre con la cruz: cuando su largo madero se reparte en cientos de hombros… resulta menos pesado y más solidario. 


 Algo así debió de pensar Jesús cuando, después de la prueba del desierto, se coge a  los más cercanos a El, tres  amigos para salir del ruido, del llano, de la vida ordinaria y elevarlos, no solamente a una montaña, sino también a la contemplación del misterio que hoy celebramos: la Transfiguración. 

Pedro, el lider, que luego le confio el mando  murio dando la vidapoor Jesús.

Juan el más espiritual, el corazón de la  Iglesia y Santiago el misionesro, el primero que iba a evangelizar.

 Aquellos apóstoles, estoy seguro, no entendían “ni papas”. Se los  lleva para prepararlos  para el escandalo de la cruz.Ellos ven como Elias y Moises adoran a Jesús y así en el momento de la crucifixión, escandalo de la  cruz, recordaran el momento de luz en el Tabor. La intención de Jesús era que al verle colgado del mad que recordaran como Elias y Moises le adoraron.

No entienden la  muerte  en la  cruz con todo lo bueno que había hecho, no dudan poorque tienen buenos momentos buenos pero no  funciona. Muere y todos le abandonan e incluso Pedro le  niega. Dudan de que fuese Hojo de Dios.

Nosotros vivimos  momentos de oscuridad  qie son inevitabñes y que no  comprendemos y forman parte  de la  vida.

En esos mpmentos que  parece que estamos  solos tenemos que recordar los momentos  buenos , momentos dulces que Dios nos llevaba y que Dios  nos ayuda tambien los malos Dios que nos ama esta a nuestro lado y decir......yo Señor confio en Ti.

Nos toca sufrir como sufrio Jesús y si nos  caemos  el nos  dira..... "levantaos y no tengais miedo"

 El Monte Tabor...... “qué bien se está aquí” que todo un hombre rudo como  Pedro exclamó con fuerza. Nuestro Tabor una eucaristía bien celebrada, una visita al Santísimo, un rato de silencio ante el Señor y decir...."que bien se está aquí "



 Jesús, no nos quiere volando ni perdidos entre nubes, sino embarrados y entretejidos con las cuestiones que preocupan al hombre de hoy. 

 El Monte Tabor...... “qué bien se está aquí” que todo un hombre rudo como  Pedro exclamó con fuerza. Sentimos la  gloria de Dios.

Nuestro camino  de fe no es un camino de rosa es un camino de conversión, de espina, de valientes de aguerridos en la fe.

Nuestro Tabor una eucaristía bien celebrada, una visita al Santísimo, un rato de silencio ante el Señor y decir...."que bien se está aquí " Pero también nos ha de llevar a un convencimiento: el mundo nos espera fuera; en el mundo es donde hemos de dar muestras de lo que aquí, en este “monte tabor que es la Eucaristía”, hemos vivido, visualizado, escuchado y compartido.

 Jesús, no nos quiere volando ni perdidos entre nubes, sino embarrados y entretejidos con las cuestiones que preocupan al hombre de hoy y tenemos que bajar al llano y trabajar por la fe y las convicciones

En este segundo domingo de la Santa Cuaresma, es el compromiso de acompañar a un Jesús que se ofrece como camino, recorrido con cruz, para que el hombre no olvide ni su dignidad ni su ser hijo de Dios. 



QUE SALGA, SEÑOR!

De la cobardía que apaga tu voz, Del llano que me agarra y no me deja verte

Pero, para ello, como a Pedro, Santiago y Juan llévame contigo: para que disfrute de tu presencia para que escuche tu Palabra para que sepa lo que me espera, por el hecho de ser tu amigo y compañero

Que no me quede bajo las bóvedas de un mundo fácil que todo lo contamina. Que no me pierda, ni un solo Domingo, este momento de paz y de gracia de amor y de Palabra de presencia y de perdón que es la Eucaristía.

¡QUE SALGA, SEÑOR!



sábado, 24 de febrero de 2024

AMAR A LOS ENEMIGOS

santo Evangelio según san Mateo (5,43-48) 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen.  



El Evangelio de hoy nos hace una llamada a amar incluso a los enemigos. Nos encontramos en la Cuaresma, tiempo propicio para crecer en el amor. ¡Que difícil! amar a quien no te quiere. 

Sin embargo tenemos el testimonio de tantos santos, con su vida ellos nos lo hacen creíble y podemos ver que se puede, pero decimos, claro ellos son santos, como si fueran de otra madera y solo para unos pocos, incluso así, sabemos que es un don que tenemos que pedirle al Señor-.

Una vez más, Jesús llega más lejos que los escribas. Jesús exige algo más que renunciar a la venganza ante el que nos hace mal, pide que el mal sea vencido por el bien. 

Con esto Jesús despliega un futuro seguro, pues el hombre que se encierra en el odio desea la eliminación de su enemigo, pero si se conmueve ante la bondad que se le testimonia, renunciará quizás al mal y se volverá él mismo bueno.

El amor esta llamado a crecer sin limites, nos recuerda S. Pablo en el bello himno de la caridad. En ese crecer sin limites lleva a dar un paso y vence el mal a fuerza de bien, a aquel que te desea mal logra ganártelo, intenta que quien actúa como enemigo pueda pasar a ser amigo. Digo más, no te conformes con amigo, es tu hermano, aunque él no lo sepa. 

El amor es capaz de generar vida donde solo se siembra muerte, es el milagro del amor.

 El bien habrá vencido al mal y el perdón abre así un espacio de libertad, una lógica distinta de la del mal. 

Cuando Jesús nos invita a ser perfecto como su Padre, esa perfección se concreta en el perdón, que es el don por excelencia. Perdonar es recrear, liberar, creer en el otro, abrirle la posibilidad de una nueva vida. Nada es menos cierto: todos nuestros enemigos serán nuestros amigos en la medida de nuestro perdón. 



Así actúa Dios y ojalá que así actuemos nosotros. Cuando el amor es totalmente desarmado se convierte en lo que verdaderamente desarma. Perdona y haz lo que quieras.

Poniendo siempre nuestra mirada en el amor que Dios nos tiene. “hace salir el sol sobre los buenos y malos”. Imitando la bondad de Dios, pidiéndole que sea su amor el que nos ayude a nosotros a amar como somos amados. “Si amáis a los que os aman, ¿Qué mérito tenéis?. Estamos llamados a amar como nos ama el Señor. Hasta dar la vida y perdonando.

viernes, 23 de febrero de 2024

CUARESMA , DOMINGO 1º

SÁBADO

“ Para que seáis hijos de vuestro Padre celestial ”



Dentro del Sermón de la Montaña donde Jesús nos habla de unas exigencias terribles, humanamente imposibles de cumplir, el evangelio de hoy nos propone algo “más difícil todavía”

según san Mateo 5, 43-48 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”.

Se nos pide el amor a los enemigos. No hay entre las religiones del mundo ninguna que exija esto. ¿Por qué lo hace Jesús?

En el evangelio de Mateo el discípulo siempre está delante de un Padre maravilloso que está al tanto de todo. Este Padre bueno envía el sol “para buenos y malos”. No hace distinciones. El Padre ama a todos y no puede dejar de amarlos. El sol ilumina, calienta, embellece lo mismo las casas de los buenos como las de los malos.

 Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?

A ese Padre hay que imitar. ¿Cuál es la recompensa? Ser hijos de tal Padre. Llevar marcadas las huellas del Padre en nuestros rostros, más aún, participar en lo íntimo de nuestro ser del mismo A.D.N que el Padre.

 ¿No hacen lo mismo también los publicanos? 

Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? 

Cuando yo llego a perdonar al enemigo, en lo profundo del corazón se ha obrado un verdadero milagro. Yo, por mí mismo, no puedo. Hay dentro de mí un Dios maravilloso que me ama y hace en mí verdaderos prodigios. ¿Aún quiero mayor recompensa?

¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».



Señor, hoy te necesito más que nunca. Lo que me dices en el evangelio de hoy es para mí “un duro hueso de roer”. Me pides no sólo que perdone a mis enemigos, sino que los ame y rece por ellos. 


Yo sé que, por mis propias fuerzas, no puedo cumplirlo. Te pido que me ayudes, que me des tu gracia, que me eches no una mano sino las dos. Sé que sin Ti no puedo hacer nada.


VIERNES

“ Desde lo hondo a ti grito, Señor ”





según san Mateo 5, 20-26 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. 

El Señor nos dice en este evangelio que debemos ser seguidores de Jesús, discípulos de Jesús. Y el discípulo auténtico tiene siempre a Jesús como norma y modelo. Por eso nos invita “a ser mejores que los demás”.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. 

Es común decir entre la gente: “Yo ni robo ni mato”. Y no caen en la cuenta de que no sólo es pecado robar la cartera, es pecado robar la fama, robar la inocencia, robar la esperanza, robar la alegría de nuestros hermanos. Se puede robar de muchas maneras. Lo mismo se puede decir del matar. No sólo se mata con una pistola o un cuchillo. Se puede matar “con la lengua” que es como una espada de doble filo. Hay palabras que son puñales. Podemos despellejar a las personas aunque no clavemos ni un alfiler en su piel.

Y si uno llama a su hermano “imbécil” tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehena” del fuego.

 Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. 

Lo que nos pide el evangelio es que descubramos la raíz del mal y lo evitemos desde el principio.

Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

Respecto al cuidado que debemos tener a la hora de presentarnos a celebrar la Eucaristía, el Evangelio no dice: “Si tú tienes algo contra tu hermano” sino “si tu hermano tiene algo contra ti”. Aunque la culpa esté en tu hermano, debes acortar el camino y adelantarte.



Jesús nos dice que seamos santos, que lleguemos hasta el final y no nos quedemos a mitad del camino, como los fariseos.


JUEVES


“ Tú eres el Hijo de Dios vivo ”


según san Mateo 16, 13-19 

En la fiesta de la cátedra de San Pedro, celebramos la fe en Cristo, el Hijo de Dios; La fe, que fundamenta nuestra vida, sostenida por la cadena de testigos que nos han precedido, y que nos une como familia, como Iglesia

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». 

L Iglesia a que surge a partir de una llamada personal del Señor a seguirle; recordamos en este día a aquellos primeros seguidores a los que Jesús llamó, acercándose a sus vidas en medio de sus tareas cotidianas como hoy continúa acercándose a las nuestras.

Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». 

Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». 

Entre esos seguidores de la primera hora recordamos hoy a Simón, hermano de Andrés. Simón, este pescador rudo, impulsivo, contradictorio, en el que nos podemos sentir identificados muchos de nosotros.

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 

Dispuesto a todo por Cristo y que en el momento que las cosas se pusieron difíciles le traicionó y le abandonó; pero que fue capaz, al encontrarse con su mirada amorosa, de dejarse perdonar y lavar por Él, de aprender a colocarse detrás de Él y a permitir que Otro marcara el rumbo de su vida.

Ahora yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. 

Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

La imagen de la roca, de la “piedra” nos evoca aquello que es firme, estable y por lo tanto sobre lo que podemos apoyarnos porque es sólido y resistente. La imagen de “la piedra angular” de un edificio, añade a la idea de solidez, otra diferente: la de ser “base o fundamento de algo”.



En esta fiesta de hoy, agradezcamos la fe recibida y sintámonos Iglesia, unidos a tantos hombres y mujeres que han vivido y siguen viviendo la aventura de la fe.



MIÉRCOLES

“ Esta generación pide un signo… ”



según san Lucas 11, 29-32 

El término “señal” i signo significa una seria advertencia. Jesús era una señal para su generación, porque él hizo presente nada menos que el Reino de Dios en medio de ellos. Por sus enseñanzas y sus acciones,

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. 

Jonás es un profeta a quien se le encomienda la misión de convertir a Nínive, “la gran ciudad enemiga de Dios”. Contra los pronósticos del profeta, la ciudad se convierte y Jonás no se alegra, al contrario, se entristece porque le hubiera gustado que la ciudad no se convirtiera y fuera arrasada. Así se hubieran cumplido los oráculos del profeta sobre la ciudad y su fama de profeta hubiera aumentado. Así de orgulloso, de duro, de recalcitrante era Jonás.

El profeta piensa que con un Dios tan bueno que se compadece del pueblo enemigo no se puede trabajar. En cambio, para el gran profeta Jesús, lo que más le hace disfrutar es tener misericordia con el pecador que se convierte y vuelve a Dios. Y esto hace que Jesús sea más que Jonás.

La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Salomón está considerado en la historia sagrada como “el rey sabio” el rey que daba “sentencias justas”. Pero el Dios revelado en Jesús es el que pone toda la sabiduría al servicio del amor. Por otra parte, la sabiduría bíblica, como don del Espíritu, consiste en saborear las cosas de Dios.

Jesús nos hace disfrutar de Dios y así disfrutar de todo lo creado.

 Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».


Hoy también Cristo es una señal para nosotros: tenemos su palabra en la Escritura, una palabra que tiene tanto poder ahora como hace dos mil años, ya que está vivificada por el eterno Espíritu de Dios: “Porque la Palabra de Dios tiene vida y poder. Es más aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu;

MARTES

“ Maestro, enséñanos a rezar ”


según san Mateo 6, 7-15

En el Evangelio de hoy nos aparece el Señor orando y enseñando a orar. Es frecuente la oración en Él. Y al contemplar la importancia que Él daba a la oración, es lo que les hace a los discípulos pedirle que les enseñe a orar, es su vida la que contagia.

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. 

La oración de Jesús, y por lo tanto la oración cristiana, es antes que nada un dejar sitio a Dios, permitiendo que manifieste su santidad en nosotros y dejando avanzar su reino, a partir de la posibilidad de ejercer su señorío de amor en nuestra vida.

No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. 

Sabemos que los judíos, en tiempo de Jesús, no podían pronunciar, por respeto, el nombre propio de Dios: YAVÉ

Y viene Jesús y se dirige a Dios no llamándole Yavé, sino Abbá-Papá. Jesús habla con Dios con el encanto, el cariño y la confianza que un niño habla con su papá.

Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”. 

Otras tres súplicas completan esta oración que Jesús nos enseña, el “Padre Nuestro”. Son tres peticiones que expresan nuestras necesidades fundamentales: el pan, el perdón y la ayuda ante las tentaciones.

 No se puede vivir sin pan, no se puede vivir sin perdón y no se puede vivir sin la ayuda de Dios ante las tentaciones. El pan que Jesús nos hace pedir es el necesario, no el superfluo; […] El perdón es, ante todo, aquello que nosotros mismos recibimos de Dios: solo la conciencia de ser pecadores perdonados por la infinita misericordia divina, puede hacernos capaces de cumplir gestos concretos de reconciliación fraterna.

 Si una persona no se siente pecador perdonado, nunca podrá realizar un gesto de perdón o reconciliación. La última petición, “no nos dejes caer en la tentación”, expresa la conciencia de nuestra condición, siempre expuesta a las insidias del mal y de la corrupción”.

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».


Esto es algo tan grande y asombroso que cambia radicalmente nuestra relación con Dios. Se acabó la religión de la lejanía y el miedo. Ha estallado la religión del cariño, la ternura, la sencillez y la abrasadora cercanía de Dios. Dios es mi Papá. ¿No es como para volverse loco de emoción?

LUNES

“ Misericordia quiero y no sacrificios ”



Se va repitiendo la formula: “Conmigo lo hicisteis”. Nos recuerda que a modo de sacramento podemos encontrarnos con Él, podemos servirle, podemos amarle.

según san Mateo 25, 31-46 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.

 Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. 

Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. 

. El Evangelio nos enseña que si nuestra fe en Cristo es verdadera, entonces se transforma en caridad. Cristo reinará en nuestro corazón, en la medida en que amemos a nuestro prójimo. Una fe sin caridad, es como una fe muerta, seca y sin frutos.

Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.

 Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.

De la presencia eucarística de Jesús decimos que es presencia real. ¿Será que otras presencias de Jesús no son reales? Una presencia que no es real, no es presencia. Jesús se identifica con el pan eucarístico como se identifica con uno de estos hermanos míos más pequeños. 

Es más, quiere que, primero, le veneremos y sirvamos en ellos; luego seremos bienvenidos para venerarle y servirle ante un sagrario. Debemos aprender a vivir el sacramento del hermano con la misma intensidad con que vivimos el sacramento del altar. Si queremos parecernos a Dios, tenemos que ser, ante todo, compasivos.

 Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. 

Entonces también estos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”. Él les replicará: “En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».

Amar es el mandamiento que condensa toda la ley de Cristo. De tanto oírlo corremos el peligro que se pueda dar que no toque nuestra vida, y quedarnos en una serie de normas y ritos, preceptos y devociones. Y olvidarnos de lo esencial y de lo que da sentido a todo lo demás.

Estamos llamados a expresar nuestro amor a Cristo en el amor hacia el prójimo. Este es el criterio que el Señor usará para juzgar nuestro corazón al final de nuestra existencia.

Al atardecer de la vida te examinarán del amor.

El Señor quiere que si le amamos a El amemos también a nuestros hermanos. Hoy su Evangelio nos enseña que si nuestra fe es verdadera entonces se transforma en caridad y El reinará en nuestros corazones si de verdad amamos a nuestros hermanos. 


DOMINGO 

En los tres ciclos litúrgicos, se lee, el primer domingo de cuaresma, el relato de las tentaciones. Este año leemos a Marcos. 

Es tan breve, que los liturgistas han tenido que añadir unos versículos de relleno, con otro tema totalmente distinto. Sin embargo, la concisión de Marcos no vacía de contenido la narración, sino todo lo contrario. Es impresionante la riqueza del mensaje.

“ Está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio ”



según san Marcos 1, 12-15 

Para entender este texto hay que ir al contexto anterior donde Jesús ha sido bautizado y, al final, se ha abierto el cielo y ha descendido una voz del Padre: “Este es mi Hijo Amado, en Él me complazco” (v.11). Jesús se siente inundado, desbordado por el cariño infinito del Padre, experimentado ahora en forma “creatural” y siente necesidad de silencio y soledad. Por eso, es el mismo Espíritu Santo el que le empuja al desierto donde va a ser probado. Poco puede hacer el espíritu del mal a uno que está lleno de Dios, lleno de la ternura de Dios.

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían.

Notemos que así como hay un espíritu “malo” que nos impulsa al mal, también hay un Espíritu bueno que nos empuja al bien. Y, como dice San Pablo: “La mejor manera de vencer el mal es a fuerza de bien”.

 Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».



En Jesús, también nosotros nos podemos convertir en “ángeles servidores de la paz”.

RECONCILIACIÓN CON EL HERMANO

 santo Evangelio según san Mateo (5,20-26) 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado.



A menudo, aferrase a la ley, limitarse a cumplir lo establecido, llevaba al pueblo judío a vivir la fe en unos mínimos que no genera vida. Contentarse con la "justicia de los fariseos" termina impidiendo descubrir la novedad que trae Jesús.

 Lo que urge no es tanto cumplir la ley cuanto reconciliarse con el hermano, con tal urgencia que la reconciliación esté antes que el culto; es decir: la liberación del hombre es lo primero en el designio de Dios. 

El Evangelio de hoy nos habla de reconciliación, en los tiempos tan crispados y cargados de ideologización, es ir contracorriente, en un mundo donde se generan tantas heridas, donde nos falta mansedumbre, donde no sabemos ponernos en el lugar del otro, donde no cuidamos nuestra lengua, donde prima el egoísmo, donde los intereses chocan… ¿como romper la cadena de odio: “tu me has hecho y tú más…

 Jesús se pone al nivel del amor, que es el único camino del futuro humano. Prohíbe nutrir la cólera, insultar o maldecir al otro, para no aumentar el peso de la ley, sino para abrir en nuestras vidas un espacio de amor suficiente que permita avanzar con libertad.

 


Nos encontramos en un tiempo propicio para el encuentro personal con el Señor, y si algo se nos plantea de una manera especial en este tiempo es la llamada a la conversión, la llamada que nos hace el Evangelio de hoy es a no “conformarnos” con ser buenos, muchos que no se han encontrado con Dios lo son, el cristiano esta llamado a ser más que bueno, esta llamado a ser santo y su camino se recorre desde el mandamiento nuevo, decía S. Pablo que siempre andamos faltos de amor, estamos llamados a “ser mejores” , siempre podemos amar más y mejor.

jueves, 22 de febrero de 2024

FIESTA DE LA CATEDRA DE SAN PEDRO

santo evangelio según san Mateo (16,13-19) 

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»  


En el Evangelio de hoy nos encontramos con la promesa realizada a Pedro: “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará”. La fiesta de hoy nos ofrece una oportunidad para mantenernos más unidos y en comunión con el sucesor de Pedro, a su magisterio, con nuestros pastores, nuestro obispo. El amor al Papa es señal de nuestro amor a Cristo.

La «cátedra», literalmente, es la sede fija del obispo, puesta en la iglesia madre de una diócesis, que por eso se llama «catedral», y es el símbolo de la autoridad del obispo, y en particular de su «magisterio», es decir, de la enseñanza evangélica que, en cuanto sucesor de los Apóstoles, está llamado a conservar y transmitir a la comunidad cristiana. Cuando el obispo toma posesión de la Iglesia particular que le ha sido encomendada, llevando la mitra y el báculo pastoral, se sienta en la cátedra. Desde esa sede guiará, como maestro y pastor, el camino de los fieles en la fe, en la esperanza y en la caridad.

La "cátedra" de Pedro, cuya fiesta celebramos hoy en plena cuaresma, no fue nunca la de un escriba o un doctor, sino la de humilde pastor que, como el mismo Jesús, entregó su vida por sus ovejas. 

En Roma, antes de sufrir el martirio, sin duda experimentó la pobreza. Así es como se edifica la Iglesia; su piedra angular está en el Calvario, y sus piedras vivas encuentra su solidez en la fe de los fieles de Cristo.

 Siendo así, ¿no convenía que fuera el apóstol Pedro, el que lo reconoce como el Hijo de Dios, y el primero en participar en la cruz del Señor el que confirmara en la fe a sus hermanos?




¿Cuál fue, por tanto, la «cátedra» de san Pedro? Elegido por Cristo como «roca» sobre la cual edificar la Iglesia, comenzó su ministerio en Jerusalén, después de la Ascensión del Señor y de Pentecostés. La primera «sede» de la Iglesia fue el Cenáculo, y es probable que en esa sala, donde también María, la Madre de Jesús, oró juntamente con los discípulos, a Simón Pedro le tuvieran reservado un puesto especial. […] oficio encomendado por Cristo a Pedro de estar al servicio de todas las Iglesias particulares para la edificación y la unidad de todo el pueblo de Dios.

miércoles, 21 de febrero de 2024

CATEDRAL DE SAN PEDRO

 


Cada 22 de febrero, la Iglesia celebra la fiesta de la Cátedra de San Pedro, celebración que se remonta al siglo IV, cuyo sentido es honrar al primado y autoridad del Apóstol Pedro, el primer Papa de la Iglesia. 



 Esta celebración recuerda la potestad conferida por Cristo a quien es cabeza de la Iglesia cuando dijo, tal como lo relatan los Evangelios: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella". 





DESCRIPCIÓN



La obra de Bernini se encuentra en el presbiterio de la Basílica de San Pedro, enmarcada por pilastras. En el centro se sitúa el trono de bronce dorado, en cuyo interior se encuentra la silla de madera y que se decora con un relieve representando la «traditio clavum» o «entrega de llaves».







 El trono se apoya sobre cuatro grandes estatuas, también en bronce, que representan a cuatro Padres de la Iglesia, en primer plano San Agustín y San Ambrosio, para la Iglesia latina, y San Atanasio y San Juan Crisóstomo, para la Iglesia oriental.
 Por encima del trono aparece un sol de alabastro decorado con estuco dorado rodeado de ángeles que enmarca una vidriera en la que está representada una paloma de 162 cm de envergadura, símbolo del Espíritu Santo. Es la única vidriera coloreada de toda la Basílica de San Pedro.




 La palabra "cátedra" significa “asiento” o “trono”, de la que se derivan otros vocablos como “catedral”; es decir, la “cátedra” designa a la iglesia donde un obispo tiene un “trono”, desde el cual gobierna y predica. 

Sinónimo de “cátedra” es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar simbólico desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la “sede” del Obispo de Roma, el Papa. 

 Hoy, la cátedra o sede que se conserva en la Basílica de San Pedro, en Roma, fue donada por Carlos el Calvo al Papa Juan VIII en el siglo IX, con motivo del viaje de su coronación, en épocas en las que el Papa cumplía con la función de ratificar el poder político. En el caso de Carlos el Calvo, el Papa lo coronó emperador romano de Occidente. 


Este trono se conserva como reliquia, siendo una magnífica composición barroca, obra de Gian Lorenzo Bernini, quien la talló entre 1656 y 1665. 




 La sede o trono que se conserva como objeto físico, en realidad es la expresión simbólica de la grandeza del poder espiritual de Dios en la tierra, que el cada sucesor de Pedro expresa, además, de evocar la enseñanza de quien es cabeza de la Iglesia y conduce al Pueblo de Dios por el sendero de la historia. “Cátedra” es aún hoy sinónimo de “magisterio” o “enseñanza”. Cuando el Papa habla, enseña, conduce, consuela, guía al rebaño de Dios, y muestra a todos que la Iglesia peregrina hacia su destino final: el encuentro con su Creador. 



 Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado durante el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la Misa del Capítulo de San Pedro.

 Pidamos por intercesión de San Pedro por el Papa Francisco y por los obispos, para que en todo permanezcan fieles al Evangelio y lo anuncien libre de toda mancha al mundo entero.



JESUS , UN SIGNO

  santo Evangelio según san Lucas (11,29-32) 

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás.




En el Evangelio de hoy nos habla del signo de Jonas, aquella gente exigía un signo, se resistían a creer en el Señor, comienza el pasaje resaltando que era mucha gente la que se apiñaba alrededor de Ntro. Señor, pero quizás, buscaban otros intereses, nada que ver con el reino de Dios, saciar otros bienes, conseguir algún provecho, pensar más bien de “tejas para abajo”, excesivamente mundano, lo habían visto hacer milagros, eso genera morbo, atracción, casi un espectáculo, y parece que le exigen que les muestre un signo, el Señor se siente decepcionado y les exhorta con el signo de Jonás, aprovecha para despertar la curiosidad, “aquí hay uno que es más que Salomón, más que Jonás…

El que sin cesar pide signos para creer ya está demostrando su incredulidad. La fe es un impulso del corazón, una iluminación del espíritu ante la presencia de Dios, les una llamada, una gracia.

 Hoy en otras partes, en este mismo momento, habrán hombres que descubrirán el Evangelio y se entregan a él sin discusión. Y ¿nosotros? los cercanos, los que decimos conocer a Dios, los que estamos acostumbrado a leer todo tipo de comentario, de reflexiones sobre la Palabra, ¿se nos nota? ¿La sabiduría de la Palabra, el signo de la Cruz, nos está dando vida?

 Ninive y la reina del Sur se levantaron contra esa generación incrédula y fueron sus testigos de cargo.



La Cuaresma es una oportunidad para volvernos al amor de Cristo. Es un tiempo oportuno, un tiempo favorable, donde se derrama la Gracia.

 ¿De verdad que vives de la fe? Aprovecha este tiempo de cuaresma para purificar tu fe y descubrir que solo quien confía, quien vive la vida con la plena seguridad de que está protegida por las manos amorosa de Dios, CREE.

CONMIGO LO HICISTEÍS

 según san Mateo (25,31-46) 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, bmenmditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.



Hoy se nos recuerda el juicio final, «cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles» (Mt 25,31), y nos remarca que dar de comer, beber, vestir... resultan obras de amor para un cristiano, cuando al hacerlas se sabe ver en ellas al mismo Cristo.

El texto del evangelista Mateo formula un código de conducta cristiana vigente desde que el Verbo se encarnó. Dios ha preparado su reino desde la eternidad para que lo disfruten quienes obran conforme a las directrices de la misericordia. 

Porque el Amor primero, no se olvide, siempre es del Padre.

¡Extraño cara a cara, donde el Hijo del Hombre juzga al hombre sobre la calidad de su mirada! "Señor, ¿cuándo te vimos?". 

Unos y otros, benditos y malditos, plantean la misma pregunta. Pero los primeros, al dejar que su corazón se conmueva ante la miseria, han visto, en la fe, al que ahora contemplan sus ojos en el cara a cara decisivo. 

Escondido en esa parábola del pastor que separa ovejas y cabras está la más dura crítica contra el relativismo -por supuesto, también el moral- de nuestro tiempo. 

No da lo mismo cuidar del prójimo que hacerlo sufrir. No da lo mismo visitar al enfermo que no visitarlo; no da igual acoger al inmigrante que desentenderse de su peripecia vital. 


Dios no ha preparado el infierno como descarte para los que no han obrado bien. El infierno es obra diabólica. Pero ello no quiere decir que Dios no sepa apreciar el comportamiento de cada uno.

No, no todo vale con tal de que lo vivas desde tu circunstancia, pasado por el prisma de tu realidad, justificado con tus propias excusas (tenemos miles, una carretada para cada buena obra que dejamos de hacer). 

La piedra de toque es pues el pequeño, el enfermo, el desvalido, el pobre: en una palabra, los preferidos de Dios.

domingo, 18 de febrero de 2024

TENTADO POR SATANAS

 santo evangelio según san Marcos (1,12-15) 

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»



"El Espíritu empujó a Jesús al desierto". El desierto siempre recuerda que vamos de paso. Es lugar de purificación y de esperanza. Lugar de las grandes batallas y para los grandes encuentros. 

Primer domingo de cuaresma, nos encontramos en el tiempo favorable, tiempo de gracia, tiempo de combate, tiempo de conversión, tiempo de purificación, tiempo de peregrinación hacia la Pascua, tiempo para configurarnos con el Señor, tiempo donde se nos brinda la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida.

Y Jesús, como uno más, entró en el desierto. A solas con su limitación y con su miedo, cercado por una naturaleza que se le encrespa:"vivía entre alimañas"; sin seguridades en que apoyarse "dejándose tentar por satanás"; desgastado por el hambre y la sed. 
 
El desierto invita a dejar pesos inútiles que nos impiden caminar con paso firme; las comodidades que acabaran enmoheciendo la disponibilidad; el consumismo que pone en peligro toda nuestra escala de valores y, las seguridades que nos tientan a que apartemos los ojos del que es nuestra única seguridad: el Señor. 


Una batalla que no será vencida de una vez para siempre, que irá ganando día a día, hasta el fracaso de la cruz. Nosotros, en este primer domingo de Cuaresma, estamos invitados también a entrar en el desierto de nuestro corazón. 
 En él nos vamos convenciendo de la inutilidad de tantas cosas que antes creíamos necesarias; de los débiles que eran nuestros puntos de apoyo. 

Nosotros nos hemos de preparar para la Pascua. Satanás es nuestro gran enemigo. Hay personas que no creen en él, dicen que es un producto de nuestra fantasía, o que es el mal en abstracto, diluido en las personas y en el mundo. ¡No! La Sagrada Escritura habla de él muchas veces como de un ser espiritual y concreto. Es un ángel caído. Jesús lo define diciendo: «Es mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44)


Termina el Evangelio invitándonos a “la conversión y creed la Buena Noticia”. La misma invitación que se nos hacia con la imposición de la ceniza hace unos días: “Conviértete y cree en el Evangelio”.

 La conversión es la invitación a cambiar porque lo que se nos ofrece es muchísimo mejor, morir con Cristo al pecado y resucitar con Él a la vida de Dios. Es decir, vivir la alianza de amor y elección que el Señor realizó un día con cada uno de nosotros por el bautismo. La conversión es dirigir nuestros pasos hacia la persona de Cristo, es decir, dejar otros caminos, por muy atractivos que aparentemente puedan resultar, y tomar el camino de Cristo. La conversión es “volver a Dios con todo el corazón”.




sábado, 17 de febrero de 2024

SIGUEME

 santo Evangelio según san Lucas (5,27-32) 

En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros.


El Evangelio de hoy, nos muestra la vocación de Mateo: Es el Señor quien toma la iniciativa y le invita a seguirle.
La religión judía a lo más que hace con un pecador colaboracionista con el enemigo ocupante del pueblo judio, como era Leví, es reconocer su condición de pecador, etiquetarlo y apartarlo de los "justos" observadores de la ley que podían ayunar aunque su corazón estuvieran muy lejos de la misericordia de Dios y muy seco de amor. 

Jesús lo que hace, como ha hecho a lo largo de su camino, es compartir la mesa con los pecadores para dar sentido, ya de antemano, a la eucaristía en la que la sangre del Hijo de Dios se derramará para "el perdón de los pecados". Llegado para curar y salvar, Jesús se comportó hasta la muerte como un buen médico que llama a los enfermos a la conversión, a la salud, hasta dar la vida por ellos. 

 Y Leví lo abandonó todo para seguir a Jesús. Se convirtió. Sintió no solo el perdón de Dios sino todos sus gestos previos de acogida sin juicio, de cercanía sincera, de complicidad amorosa con su vida. Pues bien sabe Dios que solo el calor y la confianza que da el amor puede salvar al hombre. 

 Nuestra práctica religiosa solo tiene sentido cuando brota de un corazón convertido, entonces es el mejor signo de apertura a Dios y a los demás, de lo contrario, es fría y rígida. 

 Y es precisamente esto lo que los justos nunca podrán comprender. Jamás aceptarán comer con los pecadores. Por eso aunque los justos se crean tan cerca de Dios y tan merecedores de su amor, están muy, muy lejos de entrar en esta dinámica de salvación. Sus méritos y su fidelidad a las practicas religiosas les han hecho pensar que son dignos ante Dios y lo serán, pero todavía no han experimentado el calor y la misericordia del amor de Dios. Y Leví si




El Señor viene para todos, pues todos andamos enfermos y somos pecadores.Todos debemos acudir a la misericordia y al perdón de Dios para tener vida y alcanzar la salvación. Todos necesitamos, cada día, del Señor. En este pasaje se nos revela como Médico, se nos presenta como el que puede sanar y curar nuestras heridas, de toda clase, incluso las que no son físicas. El Señor se nos presenta que ha venido a buscar lo que estaba perdido, a llamar a los pecadores, a dar su vida como rescate por muchos.