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viernes, 16 de febrero de 2024

MIÉRCOLES DE CENIZA. JUEVES, VIERNES Y VIRNES

SÁBADO 

“ Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió ”




según san Lucas 5, 27-32
En el Evangelio de hoy nos aparece la vocación de Mateo. Nos muestra que al llamar a un publicano, considerado mal por su mismo oficio de recaudador de impuestos, trabajando para los extranjeros y contribuyendo a grabar a sus paisanos, al poner la mirada en él e invitarle al seguimiento, a formar parte del grupo de sus amigos, de los discípulos, queda claro , que para el Señor nadie esta al margen, nadie es discriminado, nadie queda excluido.

 En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». 
Otro punto para nuestra meditación sería colocar la mirada en Mateo ver cómo vivió la invitación, destacar la inmensa alegría con la que reaccionó.

Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. 
Llama poderosamente la atención la rapidez de la respuesta de Leví a una llamada de Jesús tan exigente y comprometida. Porque Leví tiene un trabajo que da mucho dinero, tiene una familia, tiene su vida asegurada… Y Leví renuncia a todo por seguir a Jesús.
Jesús se fijó, le miró, le llamó por su nombre… Aquel Leví tenía dinero, pero ese oficio era mal visto por la gente, nadie le saludaba, le despreciaban, le insultaban… Y Jesús le saluda, se fija en él, le mira con cariño, y le invita a ser su discípulo. Hacía mucho tiempo que no era querido por nadie de su pueblo.

Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. 
Y hay algo más asombroso todavía: invita a Jesús a un banquete porque esa llamada de Jesús “hay que celebrarla”.
Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?» 
Jesús les respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».

También en este pasaje evangélico el Señor se nos revela como Médico, se nos presenta como el que puede sanar y curar nuestras heridas, que ha venido a buscar lo que estaba perdido, a llamar a los pecadores, a dar su vida como rescate por muchos.



Jesús se fijó, le miró, le llamó por su nombre… Aquel Leví tenía dinero, pero ese oficio era mal visto por la gente, nadie le saludaba, le despreciaban, le insultaban… Y Jesús le saluda, se fija en él, le mira con cariño, y le invita a ser su discípulo. Hacía mucho tiempo que no era querido por nadie de su pueblo.
Y nosotros ¿como respondemos a un encuentro con Jesús?


VIERNES

Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán”.



según san Mateo 9, 14-15 

Jesús, que admira mucho a Juan y se ha entristecido enormemente con su muerte, no quiere que el cristiano sea un seguidor de Juan sino seguidor suyo. “Juan ni comía ni bebía, pero el hijo del Hombre “come y bebe”.

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:

 «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».

Diríamos que si Juan Bautista es un asceta que vive solo en el desierto, el Hijo del Hombre es “un místico” que convive con la gente. Cristo no quiere llenar su evangelio de “rigor” sino de “amor”.

 Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? 

. Y aquel que ama y se deja amar está siempre en fiesta.

Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».




Los cristianos del siglo XXI tenemos una asignatura pendiente: Estamos acostumbrados a estudiar a Jesús, a trabajar por Jesús, incluso a sufrir por Jesús…Pero no estamos acostumbrados a disfrutar con Jesús.

JUEVES

“ El que pierda su vida por mi causa, la salvará ”


Ayer hemos empezado la Cuaresma. Hasta ahora la liturgia diaria seguía el evangelio de Marcos, paso a paso. 

A partir de ayer y hasta el día de Pascua, la secuencia de las lecturas diarias será dada por la tradición antigua de la cuaresma con sus lecturas propias.

según san Lucas 9, 22-25 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

El texto de hoy habla de pasión, muerte y resurrección de Jesús y con ello afirma que el seguimiento del Señor implica cargar con la cruz

 «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día». 

Jesús en este Evangelio deja bien claro que para él no hay medias tientas: la invitación es a negarse a sí mismo y a tomar la cruz para seguirle.

Entonces decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. 

La Cruz no es un episodio de la vida. Toda la vida debe quedar impregnada del sentido de la Cruz. Aquí no se nos pide que carguemos con la Cruz pesada de Jesús, pero sí debemos construir la Cruz con las mil y mil astillas de cosas que nos molestan, que nos hacen sufrir cada día.

Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».

Hoy se nos invita a reconocer como toda la vida de Jesús se encuentra orientada a la opción por el Reino de Dios y como sus acciones provocaban también disgusto y oposición, lo que trajo sus consecuencias. No obstante, Jesús no se apartó del camino emprendido… hoy nos exhorta a caminar con él.





MIÉRCOLES DE CENIZA



Se trata del primer día de la Cuaresma, un día con historia: en los primeros siglos de la Iglesia existía la práctica de que los «pe­nitentes» (grupo de pecadores que querían recibir la reconciliación al final de la Cua­resma), comenzaban su penitencia pública salpicados de cenizas, vestidos de sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo antes de la Pascua.

Cuando estas prácticas cayeron en des­uso (del siglo VIII al X), quedó el símbolo de la imposición de la ceniza para todos los cristianos, de modo que toda la comu­nidad se reconocía pecadora, dispuesta a emprender el camino de la con­versión cuaresmal






La imposiciòn de la ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo.Nos enseña que todo lo material que tenemos aquí se acaba. En cambio,todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad.
"Arrepiéntete y cree en el Evangelio



Origen de la costumbre. Antiguamente los judios acostumbraban a cubrirse la cabeza con ceniza cuando hacìan algún sacrificio. En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querìan recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo,se ponías ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 a. C.,la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma -el Papa Urbano II- acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

También, fue usado el periodo de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua,imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada

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