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lunes, 8 de enero de 2024

OS HARE PESCADORES DE HOMBRE

Pasadas las fiestas de Navidad, empezamos el tiempo ordinario y las lecturas de estos dias nos pone en camino con Jesús, "detrás" de Él, a fin de ir descubriendo, de una manera progresiva, su misterio y nuestra auténtica identidad.

santo evangelio según san Marcos (1,14-20) 

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio». Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». 


Convertirse significa acoger agradecidos el don de la fe y hacerlo operativo por la caridad. 
Convertirse quiere decir reconocer a Cristo como único señor y rey de nuestros corazones, de los que puede disponer. 
Convertirse implica descubrir a Cristo en todos los acontecimientos de la historia humana, también de la nuestra personal, a sabiendas de que Él es el origen, el centro y el fin de toda la historia, y que por Él todo ha sido redimido y en Él alcanza su plenitud. Convertirse supone vivir de esperanza, porque Él ha vencido el pecado, al maligno y la muerte, y la Eucaristía es la garantía.


Convertirse comporta amar a Nuestro Señor por encima de todo aquí en la tierra, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Convertirse presupone entregarle nuestro entendimiento y nuestra voluntad, de tal manera que nuestro comportamiento haga realidad el lema episcopal del Santo Padre, San Juan Pablo II, Totus tuus, es decir, Todo tuyo, Dios mío; y todo es: tiempo, cualidades, bienes, ilusiones, proyectos, salud, familia, trabajo, descanso, todo

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