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miércoles, 11 de diciembre de 2024

vENID A MI, YO OS ALIVIARE

evangelio según san Mateo (11,28-30) 

En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo: «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.



Jesús sabe mejor que nadie que el corazón del hombre necesita ser continuamente encauzado. 

Pero sólo Él sabe también cuál es el camino para ello: su yugo es sencillo, fácil, esencial. 

 Ciertamente la vida cristiana conlleva una carga pero lejos de abrumar al hombre con mil y unas leyes, mil y un consejo, la ley que ofrece Jesús comparada con las cargas que los hombres imponen, es una auténtica liberación ¡La fe no impone otra carga y yugo que el amor! 

 Bastante pesada se hace ya la vida para que ahora la fe venga a complicárnosla. 

Consuela saber que nuestro Dios es "manso y humilde de corazón". Cuando todo te agobie, cuando te sientas sobrecargado por el peso de la ley o preocupado en exceso ante frentes abiertos, piensa en esto y cobra nueva vida: Dios es manso, Dios es humilde. Dios es amor. 

Así es nuestro Dios, va a lo esencial y descarga de obligaciones inútiles a los humildes. Su mandamiento es sencillo y, por lo tanto, la carga que resulta de él es ligera. ¡El dueño de la vida es la fuente del amor!

Hoy, Jesús nos conduce al reposo en Dios. Él es, ciertamente, un Padre exigente, porque nos ama y nos invita a darle todo, pero no es un verdugo. Cuando nos exige algo es para hacernos crecer en su amor. El único mandato es el de amar. Se puede sufrir por amor, pero también se puede gozar y descansar por amor…

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