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viernes, 3 de noviembre de 2023

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO

SÁBADO

“ El que se humilla será enaltecido ”


En este texto del Evangelio Jesús parece interesado en que podamos quedar bien ante los demás, que sean los otros los que nos valoren haciéndonos subir de puesto, del lugar donde nos colocamos nosotros.

según san Lucas 14,1.7-11

 Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: “Cédele el puesto a este”. 

Con la parábola de hoy Jesús quiere hacer ver lo absurdo de una religiosidad dominada por la ambición, la vanagloria y el creerse bueno.

Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. 

Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. 

Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. 

Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».


Jesús nos invita a seguirle y hemos aceptado la invitación. El verdadero discípulo sigue al maestro, pero sobre todo imita al maestro. Jesús nos sienta la pauta. La pregunta obligada es: ¿Estás dispuesto a seguirle?

VIERNES

“ ¿Es lícito curar los sábados, o no? ”

Primero fue el hombre de la mano seca (Lc 6, 6-11); luego la mujer encorvada (Lc 13, 10-17). Ambos episodios sucedieron en sábado en la sinagoga. Hoy es un hombre hidrópico. Sucede en sábado, pero en la casa de uno de los jefes fariseos. 

Los tres casos comparten el mismo telón de fondo: el legalismo inhumano de los fariseos, tan preocupados por Dios y tan despreocupados de los hombres. Jesús trata de hacerles ver que la misericordia está por delante del sacrificio y el prójimo por delante de Dios. Pero no encuentra respuesta a sus preguntas.

según san Lucas 14,1-6 

En sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.

Pero aquí es Jesús el que suscita la controversia, el que interpela a sus interlocutores sobre lo que va a hacer en un momento con aquel hombre abotargado como nosotros mismos estamos hinchados de pecados.

 Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos: «¿Es lícito curar los sábados, o no?». 

Dice el evangelista que los fariseos con los que comía se quedaron callados. Sin respuesta.

Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.

No son capaces de decir si es lícito curar en sábado o no. No porque no se lo dicte el corazón la respuesta, sino porque están atrapados en sus propias redes del precepto y la ley, que les obliga a mantener un discurso tan estrecho que deja fuera al amor.

 Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?». 

Y no pudieron replicar a esto.



 Señor, de nuevo los testarudos fariseos a la carga. ¡Cuánta paciencia tuviste con ellos! Les dijiste una y otra vez que el amor es lo primero, que todo lo que se hace sin amor no sirve; que el obrar con amor nos llena de gozo y que el mero cumplimiento de la ley nos lleva a la tristeza. Se lo dijiste mil veces a ellos y también nos lo dices a nosotros.

JUEVES

 “ Yo soy la Resurrección y la Vida ”





Conmemoramos a los Fieles Difuntos y el Evangelio nos habla de VIDA. No, no es una contradicción, es la realidad que Cristo vino a traer a la tierra.

según san Juan 11, 17-27 

Cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos quince estadios; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano. 

Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». 

Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». 

Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día». 

Allí donde está Cristo está la vida. Donde Jesús mora viven la esperanza y la alegría. Con Él se acabaron las tinieblas y se abrió paso la luz. Si de verdad creyéramos en La Palabra, si la hiciéramos nuestra, la separación de un ser querido sería motivo de gozo puesto que ya vive en presencia de Dios.

Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». 

Hoy es el día para celebrar a los que fueron fieles a Dios, a los que compartieron su paso por este mundo con todos nosotros. Es humano llorar su pérdida pero debemos hacer el esfuerzo de superar la tristeza y ver con los ojos del alma que con Cristo seremos resucitados

Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».


vivir los acontecimientos de la vida, grandes y pequeños, conscientes de estar siendo moldeados como el barro en manos del alfarero. Él solamente nos pide que nos abandonemos a Él con total confianza. Si nos acostumbramos a contemplar el final de Jesús, aprenderemos a hacer lo que Él hizo: inclinar la cabeza y poner nuestro ser en sus manos.

MIERCOLES

“ Bienaventurados... ”



según san Mateo 5, 1-12a

Porque el mensaje de Jesús, el Evangelio, bien asimilado, se pone de manifiesto en una vida abundante en confianza, en sencillez, en luz, en salud interior, aunque la salud física de esa persona no sea buena. Es que cuando una persona vive intensamente la realidad del amor de Dios, entonces esa persona es dichosa y es santa. Como la Madre de Jesús. Ella, consciente de su nulidad, tuvo como única referencia de su vida a quien miró la nulidad de su esclava.

 En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: 

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. 

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. 

Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».


Eran gente normal pero buscaron amar a Dios de una forma fuera de lo normal, de forma extraordinaria. La clave de toda santidad esta en la caridad. El amor es la fuente de todas las gracias, si me falta el amor nada, no me vale, no me sirve. El amor nos ayuda a vivir el Evangelio, el amor nos impulsa a hacer el bien y a perdonar siempre. El amor es el que nos hace renunciar a nuestros egoísmos para servir imitando a Ntro. Señor. Hoy se nos invita a lo verdaderamente importante, el camino de dicha… Dichosos, Bienaventurados, Felices.

MARTES

“ ¿A qué se parece el reino de Dios? ”



según san Lucas 13, 18-21 

Es una pregunta complicada, con fácil contestación. El reino de Dios es algo sencillo, algo presente en la vida, en la naturaleza, en el propio hombre. Nosotros somos reino de Dios.

En aquel tiempo, decía Jesús: «A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé? 
Jesús Maestro con sencillez, con claridad, con brevedad y con gran profundidad comparte con los suyos los secretos del Reino. Ambas parábolas, a pesar de su brevedad, son sumamente provechosas. 
Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas». 
Nos invitan a dejarnos impulsar por un doble dinamismo: Uno interior, crecer desde la entrega, como el grano de mostaza, no desde la vanidad de la apariencia y otro, exterior y dirigido hacia fuera: transformar el ambiente como la levadura en la masa, irradiar e influir. 
No son opciones alternativas, desechable la una de la otra. Deben ser simultáneas y obedecen a dos urgencias hoy para el cristiano: a seguir creciendo en profundidad y en sabiduría ¡nos falta tanto por aprender! Y a descubrir la misión que no sólo se reduce a la transmisión de ideas, sino al contagio de la vida.
Y dijo de nuevo: «¿A qué compararé el reino de Dios?
 Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».

Un mensaje de esperanza es lo que nos comunican ambas parábolas. El crecimiento del reino, el crecimiento del bien es tan lento que no lo percibimos la inmensa mayoría de las veces, pero que no lo percibamos no quiere decir que no se este dando


Señor, leyendo hoy el evangelio, me dan ganas de decirte: hazme pequeño, como ese granito de mostaza. No quiero presumir de saber mucho, de tener mucho, de valer mucho. Quiero presumir de mi pequeñez. Y eso es lo que te ofrezco: “eso poquito que hay en mí”. Tú, Dios Padre, sabrás que vas a edificar “con lo poco que soy”.

LUNES

“ Mujer, quedas libre de tu enfermedad ”



según san Lucas 13,10-17 

En el Evangelio de hoy nos aparece el encuentro del Señor con una mujer necesitada de curación y como actúa devolviéndole la salud. Esto da ocasión a reflexionar sobre la acusación presentada a Ntro. Señor como transgresor de la ley.

sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo. 

La mujer representa a las buenas personas que viven enredadas consigo mismas. Son incapaces de levantar los ojos y volar hacia lo alto en alas de la acción de gracias y de la alabanza.

Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. 

Es Jesús quien toma la iniciativa. Nadie le ha pedido nada. Libera a la mujer y la endereza en su cuerpo y en su dignidad. La mujer disfruta ahora de horizontes amplios. Mira a Jesús a los ojos. Y alaba, y canta, y glorifica a Dios.

Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente: «Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado». 

Pero el Señor no quebranta la santidad del sábado, más bien da una interpretación auténtica de la misma: es un día para hacer el bien, es una ocasión para salvar en lugar de destruir. Podemos aplicar esto pensando que Dios nos da cada día como una oportunidad para amar, para servir, para hacer el bien. Nos enseña que la auténtica religiosidad va siempre unida a la caridad.

Pero el Señor le respondió y dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar? 

Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».

Nos enseña que la auténtica religiosidad va siempre unida a la caridad. El amor al prójimo es un mandamiento semejante al del amor a Dios. Él no sólo quiere nuestra alabanza, sino también el respeto por nuestro prójimo. Dios ama a cada persona humana por sí misma, es por eso que toda vida humana es sagrada. Jesús al ver a la mujer encorvada sintió compasión de ella y la curó.

 Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.


 DOMINGO

“ Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón ”



Lectura del evangelio según san Mateo 22,34-40. 

Según él, ese amor es la actitud de fondo, la fuerza clave e insustituible que pone verdad y sentido a nuestra relación religiosa con Dios y a nuestro comportamiento con las personas. ¿Qué es la religión cristiana sin amor? ¿A qué queda reducida nuestra vida en el interior de la Iglesia y en medio de la sociedad sin amor?

 En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»

 Él le dijo: «»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» 

El amor libera nuestro corazón del riesgo de vivir empobrecidos, empequeñecidos o paralizados por la atención insana a toda clase de normas y ritos. ¿Qué es la vida de un practicante sin amor vivo a Dios? ¿Qué verdad hay en nuestra vida cristiana sin amor práctico al prójimo necesitado?

Este mandamiento es el principal y primero.

El amor se opone a dos actitudes bastantes difundidas. En primer lugar, la indiferencia entendida como insensibilidad, rigidez de mente, falta de corazón. En segundo lugar, el egocentrismo y desinterés por los demás.

 El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»




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