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sábado, 1 de julio de 2023

SEÑOR YO NO SOY DIGNO

 Evangelio según san Mateo (8,5-17): 

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»




En el Evangelio de hoy nos encontramos con dos milagros. En el primer milagro, es el centurión el que acude al Señor para pedir por otro, no es un judio, es un centurión romano, es un extranjero , se acerca al Señor con humildad, con conciencia de ¿quién es él para merecer algo?. 

La fe y la humildad van de la mano, los santos nos han dado ejemplo que cuando uno más se acerca a quien es la luz, cuanto más se acerca a Dios, más percibe la llamada a la conversión ,porque se encuentra muy lejos con sus miserias de lo que agrada a Dios y no puede menos que exclamar como S. Pedro: “apártate de mí que soy un pecador” o bien la aclamación del Evangelio de hoy: “¡Señor, yo no soy digno!”. El hombre percibe el profundo abismo que lo separa de Dios, “no soy digno”, nadie nos lo merecemos, es el inmenso amor de Dios, el que nos capacita para acoger la gracia. 

Nos encontramos también con la oración de intercesión, este oficial no pide para él, tiene en cuenta el sufrimiento de su criado e intercede al Señor por él. 

La oración de intercesión consiste en pedir, suplicar y orar a favor de otro. Esta oración nos une y conforma con la oración de Jesús, que intercede ante el Padre por todos los hombres, en particular por los pecadores, y esta oración debe extenderse también por los que no nos desean bien, por nuestros enemigos.

A continuación muy brevemente nos narra el milagro de la suegra de Pedro, y sigue el pasaje mostrándonos que durante toda la jornada seguía curando a todos los enfermos, nos resalta el poder de sanación, de curación y liberación de Ntro. Señor y como en Él se cumple la profecía de Isaias: “tomo nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades”.

NOSOTROS



Maravillosa afirmación 

"No soy digno que entres en mi humilde morada......

que, desde entonces, continua resonando en la boca de los creyentes, llamados a acoger como huésped al Señor en el misterio eucarístico. 

Jesús, exalta esta actitud de humildad y de fe, y le concede lo que pide, proclamando así que él ha venido para todos, judíos y paganos.

La enfermedad, la fiebre, el pecado, nos paraliza, nos acobarda, nos deja inactivo y nos impide vivir con dignidad. 

Por eso, quien se siente sanado por Dios, no puede agradéceselo de otro modo que poniendo su vida al servicio de Dios y de los hermanos.



 Hoy sábado especial mirada a nuestra Madre la Santísima Virgen María y encomendarnos a ella para aprender en humildad, acoger el regalo de la fe y vivir para los demás en nuestra entrega y servicio.

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