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martes, 18 de abril de 2023

NACER DE NUEVO

 Lectura del santo Evangelio según san Juan (3,5a.7b-15) 

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.»



El fragmento del evangelio joánico abunda en la fe, en la confianza debida a la palabra de Cristo, que es el único mediador entre Dios y los hombres.


"Es preciso nacer de nuevo" Nicodemo está verdaderamente confuso y no comprende este nuevo lenguaje. De hecho, no posee el lenguaje del corazón, el lenguaje de un amor de horizontes infinitos. Jesús no niega el carácter misterioso de las palabras que pronuncia y para iluminarlas recurre a una comparación: el viento también es misterioso, se siente sus efectos, pero no se le puede ver. 

Algo así sucede que todos los que han nacido del Espíritu, se nos puede ver pero por dentro corre el viento del Espíritu que lo invade todo y todo lo sanea y oxigena. 

 Este nacer de nuevo nos lleva a vivir de cara a Dios y dirigir nuestra mirada al Crucificado, verdadero acto de fe que comunica la vida eterna y expresa con total claridad la ley que mueve a los que nacen de lo alto: el amor. El amor diario, el amor que reflejes en las cosas de cada día son destellos de la vida eterna que Cristo con su muerte y resurrección ha recuperado para todos los nacidos de agua y espíritu.

El discípulo aprende que el camino de la gloria pasa inexorablemente por la cruz y eso es lo que Jesús trata de explicarle a Nicodemo, en quien el Espíritu Santo ha suscitado ya la primera duda, la primera grieta en la inconmovible pared contra la que se choca el entendimiento humano de las cosas celestiales.

NOSOTROS



Jesús a nosotros, como aNicodemo, nos invita a tener fe, claro está, pero sobre todo a confiar en su palabra, a fiarse de Jesús como alguien en quien uno puede esperar la sanación.

El encuentro con Cristo renueva nuestras relaciones humanas, orientándolas, de día en día, a mayor solidaridad y fraternidad, en la lógica del amor.

Tener fe en el Señor no es un hecho que interesa sólo a nuestra inteligencia, el área del saber intelectual, sino que es un cambio que involucra la vida, la totalidad de nosotros mismos: sentimiento, corazón, inteligencia, voluntad, corporeidad, emociones, relaciones humanas. Con la fe cambia verdaderamente todo en nosotros y para nosotros,

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