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sábado, 4 de marzo de 2023

TENEMOS QUE PERDONAR

 Viernes 1º de Cuaresma, Mt 5, 20-26



 Os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.

Escribas y fariseos eran hombres de mucha piedad y de gran rectitud moral. El más ilustre fariseo es Saulo de Tarso. Después de ser convertido por Jesús, llega a decir de sí mismo que, durante su anterior época farisea, era moralmente intachable (Flp 3, 6). 

 ¿Cómo entender la exigencia de Jesús de una justicia superior a la de escribas y fariseos? Nos está poniendo alerta ante la amenaza universal del tan contagioso virus fariseo. La persona contaminada por el virus fariseo establece la ley, la costumbre o la tradición como referentes de su vida, y las cumple escrupulosamente. 

Al verdadero discípulo de Jesús se le queda pequeña la ley, porque si por la ley se obtuviera la justicia, habría muerto en vano Cristo (Gal 2, 21).

A menudo, aferrase a la ley, limitarse a cumplir lo establecido, llevaba al pueblo judío a vivir la fe en unos mínimos que no genera vida. Contentarse con la "justicia de los fariseos" termina impidiendo descubrir la novedad que trae Jesús. 

Jesús nos dice que seamos santos, que lleguemos hasta el final y no nos quedemos a mitad del camino, como los fariseos.


Lo que urge no es tanto cumplir la ley cuanto reconciliarse con el hermano, con tal urgencia que la reconciliación esté antes que el culto; es decir: la liberación del hombre es lo primero en el designio de Dios.

 Jesús se pone al nivel del amor, que es el único camino del futuro humano. Prohíbe nutrir la cólera, insultar o maldecir al otro, para no aumentar el peso de la ley, sino para abrir en nuestras vidas un espacio de amor suficiente que permita avanzar con libertad. Dios sabe que el pecado puede matar al hombre no sólo a causa de la falta, sino mucho más por el peso del remordimiento, de la culpabilidad y del reproche que gravita sobre las espaldas del pecador, por eso, Dios quiere que el hombre viva: quiere que seamos, los unos para los otros, fuente de vida y de futuro. 

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