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miércoles, 3 de febrero de 2016

 Peralta celebró a su patrón San Blas





El día 2, con las vísperas y la Salve de Mariano García, Peralta inició el homenaje que todos los años regala a su Santo Patrón. 

La aurora al día siguiente, a las 7 de la mañana, y la procesión a las 12,







 seguida de la eucaristía, bendición

de alimentos y veneración de las reliquias, ponían punto y final a la fiesta del santo protector. 



Cientos de personas abarrotaron el templo parroquial y presenciaron el paso de la procesión de una gran talla de 1695 realizada en Madrid. 

Comparsa de gigantes, gaiteros, 16 cofradías, Adoración Nocturna Española (que celebran los 75 años los hombres y los 25 las mujeres), Cofradía de San Blas y maceros precedían al Santo. 



Los párrocos de Funes, Marcilla, Artajona, José Mária Osés, Ignacio Jericó, un seminarista, el párroco de la Villa, la Corporación en pleno con otras autoridades provinciales y militares seguidos de la Banda Municipal completaban el cortejo. 

 En la homilía el párroco de la localidad, Javier Leoz, habló de la desidia y comodidad en la que viven los cristianos. Recordando las palabras de los cristianos en Irak y Siria asesinados por su fe, en las que decían “Nos podrán matar pero a Jesús no nos lo pueden quitar de nuestros corazones”, Javier Leoz recordó que eran “testimonios que contrastan con nuestra vida católica demasiado fácil, acomodada y excesivamente de postureo. Se nos ha metido el relativismo por todas las rendijas y las consecuencias son: que ni tenemos paz, ni tenemos esperanza y, sólo unos pocos, se atreven a dar la cara por Cristo y todo lo que conlleva seguirle”. “Mientras que los mártires llevan hasta las últimas consecuencias su bautismo, de una forma admirable, ¿Nosotros, cómo lo llevamos? Creo que de una forma demasiado abizcochada y poco exigente”, explicó. Y terminó podiendo a San Blas que cure, además de las dolencias corporales, aquellas otras que se encuentran en la garganta de nuestra espiritualidad: “falta de oración, cristianismo sin piedad, sin caridad o sin referencia a la Iglesia, moral a la carta o conciencia individualista”.




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