ORACIÓN A TI MADRE
Gracias por tu SI.
En Navidad Señor, remo en tu inmenso mar mirando tanta belleza y en silencio siento tu presencia escucho tu voz
ANTE EL PORTAL Quisiera ser un ángel, para pregonar la presencia del Niño en Belén. Quisiera ser, una y otra vez, pastor para sentirme rico y ofrecer lo poco que tengo al que es, tanto y tan poco, en Belén.
Quisiera ser Rey Mago, y dejar los reinos de mi seguridad llevando oro para Aquel que es Rey incienso para Aquel que es Dios y mirra para Aquel que es hombre. Quisiera ser Rey Mago para observando a María no marcharme sin mirar al Hijo de Dios.
Quisiera ser estrella y alumbrar a los hombres al encuentro con Jesús Quisiera ser José para, con mano firme y sólida, no perder al Dios Enmanuel. Quisiera ser portal, para que, hoy y mañana, el año que viene y siempre Dios se dignase nacer en mí.
Quisiera ser cuna de Jesús para, como María, tener su mismo privilegio: mirarle, contemplarle, cuidarle y hacerle el centro de mi vida. Amén
Oración al Santísimo Sacramento
¡Qué bien se está contigo, Señor, junto al Sagrario!
¡Qué bien se está contigo! ¿Por qué no vendré más?
Hace ya muchos años que vengo aquí a diario
y aquí te encuentro siempre, Amor Solitario,
solo, pobre, escondido, pensando en mí quizás.
Tú no me dices nada ni yo te digo nada;
si Tú lo sabes todo, ¿qué voy a decirte?
Sabes todas mis penas, todas mis alegrías,
sabes que vengo a verte con las manos vacías
y que no tengo nada que te pueda servir.
Siempre que vengo a verte, siempre te encuentro solo.
¿Será, Señor, que nadie sabe que estás aquí?
No sé, pero sé, en cambio, que aunque nadie viniera,
aunque nadie te amara ni te lo agradeciera,
aquí estarías siempre esperándome a mí.
¿Por qué no vendré más? ¡Qué ciego estoy, qué ciego!
Si sé por experiencia que cuando a Ti me llego
siempre vuelvo cambiado, siempre salgo mejor.
¿Adónde voy, Dios mío, cuando a mi Dios no vengo?
¡Si Tú me esperas siempre! Si a Ti siempre te tengo,
si jamás me has cerrado las puertas de tu Amor.
¿Por qué no vendré más si sé que aquí, a tu lado,
puedo encontrar, Dios mío, lo que tanto he buscado.
Mi luz, mi fortaleza, mi paz, mi único bien?
Si jamás he sufrido, si jamás he llorado,
Señor, sin que conmigo llorases Tú también!
¿Por qué no vendré más, Jesús?
¡Si Tú lo estás deseando, si yo lo necesito!
Si sé que no soy nada cuando no vengo aquí.
Si aquí me enseñarás la ciencia de los santos
como aquí la buscaron y la aprendieron tantos,
que fueron tus amigos y gozan ya de Ti.
¿Por qué no vendré más, si sé yo
que Tú eres el modelo único y necesario
que nada se hace duro mirándote a Ti aquí?
El Sagrario es la celda donde estás encerrado.
¡Qué pobre, qué obediente, qué manso, qué callado,
¡Qué solo, qué escondido... nadie se fija en Ti!
¿Por qué no vendré más? ¡Oh, Bondad infinita!
Riqueza inestimable que nada necesita,
y que te has humillado a mendigar mi amor.
Ábreme ya esa puerta, sea ésa ya mi vida,
olvidado de todos, de todos escondida,
¡Qué bien se está contigo, qué bien se está, Señor!
Amén
No hay peligro. Estamos en un momento de repliegue en el campo de la Fe. No resulta fácil dar razón de nuestras convicciones religiosas. Nos parece menos complicado pasar inadvertidos como quien va de puntillas por miedo a ser descubierto.
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