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viernes, 30 de diciembre de 2022

LA NAVIDAD ALEGRIA O LO CONTRARIO

SIN PALABRAS Por Javier Leoz 

Recientemente, en un medio de comunicación social, aparecía la siguiente afirmación: “La Navidad potencia la alegría, pero también la soledad”.

 La Navidad, cuando se entiende y se vive desde un vértice totalmente sentimentalista, puede resultar agobiante y hasta estresante. Pero, si está sustentada en la celebración del nacimiento de Jesús, se convierte en un surtidor de vida que, además de aportarnos júbilo, contribuye a recuperar desdelo más hondo de nuestras entrañas lo mejor de nosotros mismos.

Ese es el secreto de la Navidad: que vino a nosotros, que lo reconocimos, que lo acogimos y que se convirtió, Jesús, en luz y vida. 

 ¡Acampó entre nosotros! Pero en un simple pesebre, lejos de cualquier palacio o conato de riqueza. 

Dios, luz que brilla en la tiniebla, optó por el camino de la pobreza para hacernos tremendamente ricos. Para procurarnos un poco de paz y de esperanza.

Para devolver, a los caminos de nuestro vivir, un rayo de luz en medio de tanta preocupación o llanto. Qué bien lo expresó San Agustín: “Dios se humaniza para hacernos a nosotros divinos”. 

Y lo hace, ni más ni menos, a través de una luz divina, fecunda y celestial. 

2.- Este domingo, en el corazón de la Navidad, es una invitación a meditar más aún sobre el Misterio de Dios Niño. Qué gran paradoja: Aquel que es Palabra, no puede hablar, no puede expresarse. Pero es la PALABRA.

 La revelación más absoluta y fiel de un Dios humanado. ¡Puede hacer alguien algo más por el hombre! Seguramente que no. Dios se emplea a fondo por dejarse ver, acariciar y amar. Y es que, un Niño, sin palabras se convierte en la PALABRA que más esperan los hombres: el amor, la felicidad o la misma vida. Fue la luz que iluminó a los pastores, la luz que guió a los magos y, también, ese destello que desde el día de nuestro bautismo va orientando la vida de los que creemos en Jesús y seguimos sus huellas. No hemos tenido la suerte de ver, cara a cara, al Redentor. Pero lo sentimos en el corazón. No hemos tenido la oportunidad de besar su carne mortal, pero –al hacerlo sobre una imagen- sabemos que, ese beso, va directamente al Misterio, a la Palabra Encarnada, a la Palabra que se dignó habitar en medio de nosotros. 3.- Mientras tanto, porque unos vieron, escucharon y escribieron todo lo que aconteció en aquellos tiempos, nosotros nos fiamos de sus palabras, de su testimonio. Damos gracias a Dios, porque en Navidad, la luz de la fe sigue viva y operante, por la fuerza del Espíritu, y a través de muchas personas –hombres y mujeres- que sienten y tienen a Dios muy cerca. Que, nosotros, además de palabra (pura palabra) seamos obra, personas comprometidas con la causa de Jesús. Que allá donde nos vean, quienes nos observen, puedan afirmar: estos cristianos, como Jesús, además de bonitas palabras se muestran tal y cómo son, como hijos de Dios. Nunca, un Dios sin palabra alguna, dijo e hizo tanto.

EN EL PRINCIPIO, TÚ, SEÑOR Junto a Dios estabas, Jesús y al lado de nosotros te pones ahora, Señor: Para darnos vida y sosiego Infundirnos valor y encanto Nos hablas ya no con palabras, es que, ahora, nos hablas Tú, directamente Tú, sin intermediarios sin acontecimientos extraordinarios, sinmás promesas ni profetas: ahora TÚ, Señor, hablas con tu presencia Brillas, para que nuestros caminos no permanezcan en un túnel sin salida Eres luz, cuando en el mundo abunda la oscuridad, el destierro, las lágrimas, las tinieblas o la incertidumbre. Ahora, Señor, ya no eres sólo Palabra: apareces junto a nosotros, para resplandecer como Aquel que enseña la ruta definitiva que une el cielo con la tierra, al hombre con Dios y a Dios con el hombre. ¿Se puede esperar más, Señor? Hoy, al mirar hacia lo alto, ya no vemos nubes ni tormentas Porque, hoy,una fuente divina ilumina la noche oscura de la humanidad: ¡ES DIOS QUE TODO LO TRANSFORMA! Amé 

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