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lunes, 31 de octubre de 2022

ZAQUEO BAJA, HOY ME HOSPEDARE EN TU CASA

 En el Evangelio de hoy nos aparece la conversión de Zaqueo, el encuentro con Cristo le cambio la vida, – cuantas personas son (o somos) testigos de esa misma experiencia, un antes y un después en sus vidas marcadas por ese encuentro personal con el Dios vivo-, Zaqueo es llamado por su nombre y el Señor se detiene ante él, no pasa de largo, le pide alojarse en su casa.




En nuestro mundo cuanto más subimos de posición mejor nos va....tatus profesional y ganarás más ....prestigio y lograrás ser influyente... Etc

Pero Jesús nos dice lo contrario; ¡baja! 

Si quieres verme baja de tus seguridades y de tu “estar en la higuera”. 

Zaqueo, tal vez muy al contrario que muchos de nosotros, quería ver a Jesús. Tenía todo pero le faltaba el cariño de la gente, la paz del corazón y el conocer cara a cara a Cristo. Poco o nada le debió costar el dar un brinco del sicómoro y presentarse como lo que era, como un pecador, ante aquel personaje del que tantas cosas había oído pero que, por su pobre vida, tan lejos estaba de lo que Jesús predicaba y exigía a sus amigos.

En contra de lo que nos imaginamos, no somos nosotros los que buscamos a Dios; Él es el primero en buscarnos. 

No hemos sido hecho para amar a Dios, aunque también, sino para que Dios pueda amarnos. ¡Somos buscados por Alguien! Ése es el secreto de nuestra fe y de nuestra felicidad: "Zaqueo baja, hoy me quedo yo en tu casa". 




 Zaqueo no había pedido nada y fue Dios mismo el que le suplicó: "quiero hospedarme en tu casa"

Y TU YYO

¿ Donde podemos encontrar a Jesús ? En los necesitados, en la Palabra de Dios  y vivo y cercano en la  Eucaristía.



 ¿Estaremos a la altura de tan singular huésped? Si es así, este encuentro te cambiará totalmente la vida, como cambió la vida de Zaqueo. 

 ¡Baja de ahí! Estamos en un momento delicado en el cristianismo de occidente. Necesitamos despertar y hacer despertar de nuevo el interés por Jesucristo. 

 Han pasado muchos siglos desde aquel suceso. Lo que no ha caducado es la misericordia ni la iniciativa de Dios que, un día y otro, sale a nuestro encuentro para que demos un salto de tantos árboles que el mundo pone delante de nosotros y que, lejos de permitir una visión más nítida de Dios, su frondosidad nos ciega y nos distancia del camino de la fe.

Eso sí, hay árboles sagrados desde los cuales podemos contemplar y vivir muy bien y con abundancia de fruto en la presencia del Señor:

 -el árbol de la eucaristía nos permite contemplar la entrega de Jesús

 -el árbol de la oración nos hace tener visión personal de Dios 

-el árbol de la caridad nos abre los ojos ante la realidad sufriente que nos rodea -el árbol de los sacramentos nos despierta los sentidos para gustar las cosas de Dios 

-el árbol de la iglesia desde donde vemos la grandeza de ser y de vivir como familia e hijos de Dios, etc.



Todos estamos demasiado en el suelo, demasiado preocupados por nosotros mismos, por nuestras cosas, como para poder ver a Jesús pasar y `¿que mas cosas nos alejan de El ¿

Dios viene a salvarnos y perdona nuestras faltas

Nos proponemos cambiar  para agradar a Jesús diciéndole:

SOY UNA  PECADORA WUIERO SER MEJOR




 

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