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viernes, 30 de septiembre de 2022

SWMANA XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO

 SABADO

“ Te doy gracias, Padre ”


según san Lucas 10,17,24 

Tiene ante sí a aquel pequeño grupo de hombres y mujeres que lo siguen. Entre ellos no hay muchos poderosos ni inteligentes; son mayoritariamente pescadores, empleados de bajo nivel y, en cualquier caso, personas de clase no alta.

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron con alegría diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». 

Jesús les dijo: «Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. 

Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo». 

En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños.

El reino, efectivamente, es solo para los «pequeños». Es «pequeño» quien reconoce sus límites y su fragilidad, quien siente que necesita a Dios, lo busca y le confía su vida.

El texto evangélico, sin embargo, no pretende despreciar a los «sabios e inteligentes» sino más bien advertir a aquellos que piensan como los escribas y los fariseos, es decir, los engreídos, los que están tan llenos de sí mismos que no necesitan a nadie, ni siquiera a Dios.

 Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». 

Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».




El Señor nos ha elegido para que, a pesar de nuestra pobreza, podamos participar en el gran sueño de Dios por el mundo, que no es otro que reunir a. todos los pueblos alrededor de Él para que vivan en la alabanza al Señor y en paz entre ellos.

VIERNES

“ Quien a vosotros escucha, a mí me escucha ”


La expresión ¡Ay! repetida expresa una lamentación por parte de Jesús, pero no una condena. Jesús ni condena, ni castiga, ni amenaza. Es importante descubrir estos sentimientos tan nobles y profundos de Jesús para cambiar nuestras actitudes de enfrentamiento, de venganza y de rechazo.

según san Lucas 10,13-16 

En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.

 Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. 

 Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. 

Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

Lo importante es la escucha. Con el corazón abierto a Él, a la Palabra que existía desde el principio, a la Palabra que era Dios, a la Palabra que se hizo hombre y acampó entre nosotros

Lo importante es la escucha atenta y humilde: En ése pondré mis ojos: en el humilde y en el abatido que se estremece ante mis palabras


JUEVE

S

“ Veréis el cielo abierto ”

según san Juan 1,47-51 

la figura de Natanael como el hombre sincero, sin trastienda ni fachada, sin engaño. Jesús le alaba porque se siente a gusto con él. Está ya cansado de la postura de los fariseos con su doble vida, con sus argumentos retorcidos, con su afán de ser alabados por el pueblo.

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». 

 Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». 

 Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». 

Jesús le promete: Has de ver cosas mayores. Las cosas mayores prometidas a Natanael y a todo discípulo están prefiguradas en la escala de Jacob (Gen 28, 10). Son cosas que van más allá de lo imaginable.

 Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».

 Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».



 MIERCOLES


“ Tú vete a anunciar el Reino de Dios ”

En el evangelio de hoy vemos a tres aspirantes a seguir a Jesús, con sus matices y circunstancias personales. Jesús no se lo pone fácil. Les exige que le sigan a él radicalmente, el que “no tiene dónde reclinar la cabeza”, y que proclamen la buena noticia del Reinado de Dios.

san Lucas 9,57-62

Recordemos el contexto de estos encuentros: Jesús y sus discípulos siguen el camino de Jerusalén. Se dirigen hacia la cruz y la muerte. Es algo que los discípulos nunca debemos olvidar. 

En aquel tiempo, mientras Jesús y sus discípulos iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas». 

Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». 

A otro le dijo: «Sígueme». 

El respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre». Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios». 

Quien quiere ser discípulo, que no debe buscar garantías ni para hoy ni para mañana. La única garantía se llama Jesús de Nazaret: Sígueme. Sin explicaciones, sin objetivos, sin planes.

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa». 

Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».

Son tres los hombres que acuden a Jesús con la intención de unirse a sus discípulos. Son buena gente, son generosos, son entusiastas. La actitud poco amable de Jesús nos apena. Aquellos tres hombres, en principio vocaciones muy valiosas, volverían desencantados a sus casas.


¿ Por qué Jesús no es un poco más diplomático? 

No; quiere que sus seguidores tengan claro desde el principio que las reglas del seguimiento son cosa suya, no del candidato. Se equivocan quienes, con tanto de generosidad y de buena voluntad, pretenden establecer ellos las reglas del seguimiento porque creen saber en qué consiste el seguimiento.

MARTES

“ Dios está con nosotros ”



según san Lucas 9,51-56 

Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tornó la decisión de ir a Jerusalén. 

En el Evangelio de hoy vemos como el Señor no es recibido, no se le acoge,

Y envió mensajeros delante de él. De camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. 

Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén. 

 Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?». 

también contemplamos la reacción de los discípulos, el ser rechazados no lo encajan muy bien, y les sale lo peor de ellos mismos, reaccionan con ira y violencia, solicitan permiso para actuar con violencia: “Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?”, cuánta paciencia tiene el Señor con sus discípulos, vuelve a corregirlos, el mal solo engendra mayor mal, les señala otro camino, vencer el mal a fuerza de bien, saber devolver a la ofensa, perdón.

 Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.


Estamos llamados incluso a amar a los que no nos quieren.
Nos enseña a poner amor donde no se encuentra. El amor que vence al mal con el bien. El Señor eligió la vía del amor como la única y auténtica que es capaz de transformar el corazón y las relaciones con los demás. Ante la ofensa personal: silencio, oración y reparación.

LUNES

“ El más pequeño de vosotros es el más importante ”

Jesús tiene que corregir su afán de superioridad. Siguen empeñados en ser ellos los que controlen el naciente movimiento en torno a Jesús.

según san Lucas 9,46-50 

En aquel tiempo, se suscitó entre los discípulos una discusión sobre quién sería el más importante. Entonces Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mi; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. 

Los discípulos discuten sobre cuál de ellos es el más importante. Jesús llama a un niño, lo coloca junto a sí en el centro del grupo, y nos lo presenta como modelo de vida. Y nosotros llegamos a comprender que así es, cuando aprendemos a mirar a las personas con los ojos de Dios.

Pues el más pequeño de vosotros es el más importante». 

Porque el corazón de Dios siente especial debilidad por los más pobres, los más desgraciados, los más pródigos, los más pecadores. No nos dejemos deslumbrar por lo glamuroso, ni vayamos por la vida tratando de brillar y sobresalir. Los ojos de Dios quedan prendados de la sencillez y la insignificancia del niño.

 Entonces Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y, se lo hemos prohibido, porque no anda con nosotros». 

 Jesús le respondió: «No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro».


¡En cuantas ocasiones queremos ser más que los demás! 
Los más altos, los más guapos, los más inteligentes, los más buenos, en fin, los mejores en todo. Nuestro afán de protagonismo no tiene límite, estar por encima de todo el mundo, y no queremos asumir que lo más importante en la vida es vivirla con naturalidad, aceptando nuestras carencias e intentando superarlas, y poniendo nuestras virtudes al servicio de los demás.

DOMINGO

“ Se abre un abismo inmenso ”




según San Lucas 16, 19-31 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.

Lo malo del rico es que no compartía, se encerró en su egoísmo

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. 

Esta parábola va dirigida a los ricos y a quienes, no siendo ricos, podemos estar demasiado apegados al dinero. Echando mano de la imaginación, vemos salir de su casa a aquel hombre rico, muy bien vestido, muy satisfecho consigo mismo. Este hombre goza de gran prestigio entre sus colegas. Es piadoso y acude asiduamente a la sinagoga.

Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. 

Con la parábola del pobre y del rico el Señor nos está diciendo que lo realmente grave no es la posesión de riquezas, sino la indiferencia y la insensibilidad ante la suerte de los pobres.

Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:

 “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”. 

Pero Abrahán le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. 

Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”. 

Él dijo: “Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”. 

Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”. Pero él le dijo: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”. 

Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».

la Palabra de Dios nos basta. No pensemos que si Dios llevase a cabo milagros espectaculares nuestro mundo se convertiría. No corramos detrás de cosas extraordinarias y milagreras, mientras permanecemos alejados de la escucha de la Palabra de Dios. Es ahí donde encontramos la luz y la fuerza para cumplir el principal y único mandamiento: el del amor.

Todos somos rico en algo
Tenemos  que dar de todo aquello que tenemos, no solo el dinero, don de consejo, alegría , delicadeza. etc...






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