Páginas

viernes, 8 de julio de 2022

SEMANA XIV DEL TIEMPO ORDINARIO

 SÁBADO

“ No tengáis miedo ”




según san Mateo (10,24-33)

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. 

Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse. 

Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. 

No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? 

Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones. 

A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos, Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».



Dios está pendiente de ti hasta en los más mínimos detalles de tu vida; como puede ser, que hoy se te haya caído un solo cabello de tu cabeza; no tengas miedo, confía. Confía, no tengas miedo y da un paso más: confiesa públicamente a Cristo Jesús y él confesará ante el Padre, que eres digno de la vida eterna y la salvación.

VIERNES

“ El que persevere hasta el final, se salvará ”

Jesús continúa instruyendo a los apóstoles. No les oculta las dificultades, los peligros y acechanzas que van a encontrar en la misión evangelizadora que les encomendará. Como buen Pedagogo, les da pautas a seguir



según san Mateo 10, 16-23 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. 

Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. 

pero tened valor, si a Mí me han perseguido, también vosotros seréis perseguidos. La misión no es fácil, requiere ir contracorriente, y “¡tened cuidado con la gente!”.

Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Jesús hace saber a los suyos la otra cara inevitable y necesaria de la misión, la de la hostilidad y la persecución. Son palabras duras y es que el Evangelio de Jesucristo no es un simple discurso ni mucho menos un tratado.

 El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. 

Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».

El "Sígueme" significa 'inmediatamente, sin retorno', por eso la misión está indisolublemente unida a la fe y tiene que asumir el peligro y las contradicciones. Los discípulos no serán verdaderos "seguidores" de Jesús en tanto no hayan sido capaces de recorrer todo el camino, hasta llegar a la contradicción, hasta alcanzar el Gólgota.


desde el principio que el ser cristiano no es fácil, que conlleva dificultades, persecuciones y, en algún caso, la misma muerte.

JUEVES

“ Gratis habéis recibido, dad gratis ”

según san Mateo 10, 7-15 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. 

Gratis habéis recibido, dad gratis. No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento.

Tenían que partir sin ninguna otra cosa que la Palabra, el Mensaje, la Buena Noticia, el aliento del Espíritu Santo como único equipaje para el camino. Lo importante en el mensajero no será que su discurso sea hábil, o que use la estrategia o la pedagogía adecuada para que llegue el mensaje a todos, lo importante es que no le puede faltar el ardor del Espíritu, la pasión de la vida que va al encuentro de la vida. El mensajero llevará como única carga la Palabra que porta y la que va a engendrar.

 Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. 

Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. 

La gratuidad y la pobreza en la misión constituyen el testimonio de que el discípulo cuenta con una sola seguridad y tiene un único objetivo, su Señor y su Palabra.

Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies. 

En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquella ciudad».


Recibido el encargo de llevar a todos el amor de Dios, anunciándolo no sólo con palabras, sino con el testimonio concreto de caridad delicada, abierta y universal. Concluye tu oración preguntándole a Cristo cómo puedes corresponderle y trabajar más por Él. 
A Cristo le basta tu pequeñez. Dale tu sí generoso y disponible; el resto lo hace Él.

MIERCOLES

“ Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos ”




según san Mateo 10, 1-7 

Pocas veces, aparece Jesús pidiendo a sus doce apóstoles que prediquen su mensaje, como vemos en ese pasaje evangélico.

En aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.

En esta ocasión, les pide que sean ellos los que proclamen “que el Reino de los Cielos está cerca”. Dios está dispuesto a ser, ya en esta vida terrena, el Rey, el Señor de la sociedad humana y todos sus habitantes. Les pide que de momento vayan solo a los judíos. Ya llegará el momento de ordenarles que vayan a todo el mundo a presentarles esta buena noticia.

 Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó. 

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. 

El núcleo central de la predicación de Jesús es el reino de Dios. Ese es el gran proyecto de Dios sobre toda la humanidad, una sociedad humana donde Dios sea el Rey, y no haya ningún otro rey. Si Dios reina, todo lo que se opone a Dios y al Amor va a ser aniquilado.

Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos»




MARTES

“ Estaban extenuadas y abandonadas ”


según san Mateo 9, 32-38 

En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. 

Esa situación dolorosa e injusta es el pecado, que conlleva alejamiento de Dios.

La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual». En cambio, los fariseos decían: «Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios». 

Dice el evangelista que Jesús se compadecía de las muchedumbres, experimentaba una compasión entrañable, porque se le removían las entrañas de misericordia.

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia. 

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». 

Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Los trabajadores de la mies son las cuadrillas de segadores que pueden acercarlos a la persona de Jesús para que les suelte la lengua y les haga hablar la alabanza del Padre.


Nosotros mismos podemos experimentar esa desorientación en nuestros círculos más próximos, con personas que caminan mudas aunque hablen mucho, alejadas de Dios por el pecado.

LUNES

“ Animo, hija; tu fe te ha salvado ”


Jesús se va haciendo notar y su fama irá creciendo. Una fama que él no busca, pero que tampoco rechaza si resulta favorable para el cumplimiento de su misión. La Buena Noticia, el Evangelio, se va derramando por donde Jesús y sus discípulos pasan, logrando adeptos y despertando envidias y rencores entre sus enemigos.

según san Mateo 9, 18-26 

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá». 

El Jefe de los judíos se arrodilla ante él porque la necesidad le aprieta y tiene algo que pedir: La vida de su hija peligra y sabe que Jesús podrá salvarla. Este hombre tiene fe; tal vez una fe utilitaria, pero cree en Jesús y Jesús ve su fe y se apresta a llevar su ayuda allí donde se la piden. No podría ser de otra forma: Jesús revive a la niña entre las burlas de los asistentes al velatorio.

Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.

La hemorroisa. Es una mujer que se arriesga a ser descubierta y tal vez castigada porque su enfermedad, su impureza contaminaría todo lo que ella tocara o la tocara. De hecho, Jesús quedó contaminado, impuro por haber sido tocado por la mujer.

 Jesús se volvió y al verla le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado». Y en aquel momento quedó curada la mujer. 

No parece que le importara demasiado: sabe que le ha tocado alguien que necesitaba ayuda y se la presta sin dudar. Al igual que tocará a los leprosos y evitará entrar en las ciudades pues es consciente de su impureza legal aunque los evangelistas lo presenten como un rasgo de humildad.

Jesús Llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida». 

Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano y ella se levantó. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

Dos personajes distintos los que reciben la misericordia de Jesús pero con algo en común.... Se acercan con humildad y fe. 
Las manos sirven para hacer daño, pero en Jesús las manos sirven para tocar, para transmitir salud y vida.

Miremos con atención nuestras manos: ¿Han servido para bendecir o para hacer daño? ¿Las hemos usado para ayudar o nos han servido para abofetear al prójimo? Hagamos que nuestras manos sean las manos con las que Dios quiere terminar su obra creadora. Esa es nuestra misión: amar con el corazón y bendecir ayudando con nuestras manos.

 DOMINGO

“ ¡Poneos en camino! ”

según San Lucas 10, 1-12. 17-20 

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 

72, el Evangelio es cosas de todos incluidos tu y yo desde el día de nuestro Bautismo.

Enviados  de dos en dos  para cuidarnos unos a otros.

Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino! 

Jesús los envía, nos envía, porque la mies es mucha y hay que apresurarse por esos campos dorados del verano. Defender el Evangelio en este mundo que esta dando una sociedad sin Dios.

Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa. 

No es momento para lamentarnos de la poca práctica religiosa, de la pérdida de costumbres, de la moral que ya no se respeta y de la tradición que se está olvidando. Nos es cuestión de organizar estrategias que están mas cerca de ser "operaciones de salvamento y recuperación" que alegres testimonios de una noticia que no se puede callar. Parecemos, a veces, un Estado-mayor en tiempos de derrota que un campamento-base de una expedición de descubriendo.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”. Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros.

 De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”. Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad». 

Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Él les dijo: «Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo.

Al buen evangelizador, las estrategias les sobran, las maletas les estorban, los seguros les son inútiles. Mirad a los setenta y dos discípulos partir sin más certeza que la de ser portadores de paz y testigos de una noticia de gracia.

 Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».


Tenemos que hacer por el Evangelio, por Cristo y por su Iglesia.
Una Iglesia que solo tiene una palabra en los labios, un deseo en el corazón: "¡Shalom, paz a vosotros!" La mies es abundante, porque la paz de Dios ha de manifestarse. Y si la Iglesia tiene que vivir el Evangelio, es para salvar la cosecha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario