DOMINGO II DE PASCUA
Yo, Señor, quiero tu paz: La paz que respeta a todos La paz que nace desde lo más profundo del cielo La paz que es consecuencia del amor La paz que es fuente del calor del corazón La paz que es alegría de tu ser resucitado
DAME DE TU PAZ, SEÑOR Esa paz que, todavía, muchos no conocen
Hoy Señor estas conmigo como estuviste con los Apóstoles y además sin dudar y para que sepa el mundo que mi alegría es por tu Resurrección. Como Tomás diariamente fe digo Señor mío y Dios mío.
Y con alegría celebró tu gran regalo.. la Eucaristía con sabor a vida, triunfo por Tu Resurrección.
L
Jesús y les dijo: Id”. Sin encuentro con el Señor no puede haber misión. Sólo el que ha hecho experiencia de encuentro con el Resucitado está capacitado para ser apóstol. No hay que ir por ir, sino ir a llevar a los hombres y mujeres del mundo un mensaje de ilusión, de esperanza, de vida. Hay mucha gente que se lo pasa muy mal: está triste, no tiene horizontes, no tiene nada claro su futuro. Y nosotros debemos dar testimonio de nuestra fe en Cristo Resucitado.
M
" Yo soy la luz del mundo.... Vosotros sois la luz del mundo ". Así nos define el Señor y así debe ser nuestra vida. Por allí por donde pasemos tenemos que ser sal y luz. La sal que da gusto a los alimentos y que ayuda a conservarlos, sal que, además en Palestina se mezclaba con el estiércol para fertilizar el suelo. Y luz que facilita la vida, que ilumina los rincones de nuestro corazón, que pone calor, pasión y afecto en todo lo que hace y dice.
Señor, Tú sí que has sido LUZ Y SAL.
X
“Dios ama tanto al mundo…” Dios me ama tienes por mí un gran amor apasionado. Esta convicción personal nos daría la fuerza para superarlo todo. Pidamos en esta meditación la gracia de tener la misma certeza de S. Pablo: “Jesús me amó y se entregó por mí”.
¡No hay mayor dicha que corresponder al amor de Dios!. Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él. Para que el hombre tenga vida, vida en plenitud, vida eterna.
Somos hijos de la luz y tenemos que comportarnos como tales, dejando que el amor ilumine nuestras vidas y la de nuestros hermanos.
J
Señor, hoy necesito especialmente la presencia de tu Espíritu para que me haga comprender la inmensidad del amor del Padre, que no ha enviado a su hijo al mundo ni para juzgarlo ni para condenarlo sino para salvarlo. Y no salvarlo con palabras bonitas sino con hechos contundentes. No con un amor cualquiera sino con un amor que tuvo su mejor expresión en la Cruz.
“Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón va de tumbo en tumbo mientras no descanse en Ti”.
V
Señor, te pido que me des un corazón humilde y sencillo, como el corazón de tu madre. Vengo hoy a ti con humildad No vengo a ti desde mi “exigencia” sino desde mi “indigencia”. No merezco que me des nada, pero sí pongo delante de ti mis manos vacías para que me las llenes.
S
Con Jesús viene la luz, y con la luz, la orientación, el sentido de la vida, la alegría. Jesús se pone en medio de nosotros y nos dice: “Soy yo. No tengáis miedo”. Con Jesús desaparecen los miedos, las angustias, las zozobras. Con Jesús recuperamos el derecho a ser felices.
Si Tú eres la Verdad, no tengo miedo a la mentira; si Tú eres la Luz, no tengo miedo a la oscuridad; si Tú eres la Vida, no tengo miedo a la muerte. Gracias, Jesús, “el quita-miedos”
III DOMINGO DE PASCUA
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR!
Echaré las redes de mi vida, para que otros tengan savia y en abundancia Esperaré a que el sol se imponga sobre las tinieblas y comprender que, no hay noche que dure una eternidad
Me desgastaré, en cuerpo y alma, para llevar almas y corazones a tu encuentro para que, el mundo, tan colapsado de cosas como vacío de sentido recupere la alegría que nos ofrece tu ser resucitado
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Mantendré firme mi amor y fe en Ti para, luego, ser ardiente antorcha que irradie luz y paz Mantendré firme mi esperanza en Ti Te amaré hasta el final y, amándote como Tú mereces, sembraré de fraternidad y de perdón mis caminos de alegría y de belleza los corazones de los que te anhelan de regocijo y de seguridad los rostros cansados de tantos caminos retorcidos Amén
L
Hoy, Señor, quiero darte gracias “con todo mi corazón”, porque me has enseñado a orar a fondo perdido, sin esperar nada de Ti excepto el gozo de encontrarte. Quiero decirte: Señor, en este momento, sólo me interesas Tú. Me interesa tu alabanza, tu reconocimiento, tu voluntad, tu reino, tu proyecto personal sobre mí. Tú sabes mejor que yo lo que necesito, lo que a mí me va a hacer feliz. Me fío plenamente de Ti.
M
Señor gracias, muchas gracias. Gracias por haberme revelado el rostro maravilloso de tu Padre. Gracias por haberme enseñado a orar de una manera tan fácil y sencilla como es presentarse ante Ti con la confianza de un niño que es feliz y se siente seguro con su Papá. Gracias por haberme quitado, de un plumazo, todos mis miedos: el miedo a la vida y el miedo a la muerte.
X
Con tu resurrección Señor nos creas un tiempo nuevo para salvarnos para que yo me salve. Sólo me pides una cosa: creer en el Hijo de Dios. Creyendo gano mucho por eso Señor te digo; aumenta mi fe porque tu Hijo, Dios mio, es el único que puede saciarme plenamente.
La Virgen María, en la cual el Verbo se ha hecho carne, nos ayude a crecer día tras día en la amistad de Jesús, pan de vida.”
J
Muchas personas estuvieron en estrecho contacto con Jesús y no le creyeron, es más, también lo despreciaron y condenaron. Señor¿No fueron atraídos por el Padre? esto sucedió porque su corazón estaba cerrado a la acción del Espíritu de Dios. Y si tú tienes el cora zón cerrado, la fe no entra.
Dios Padre siempre nos atrae hacia Jesús. Somos nosotros quienes abrimos nuestro corazón o lo cerramos.
En cambio la fe, que es como una semilla en lo profundo del corazón, florece cuando nos dejamos “atraer” por el Padre hacia Jesús, y “vamos a Él” con ánimo abierto, con corazón abierto, sin prejuicios; entonces reconocemos en su rostro el rostro de Dios y en sus palabras la palabra de Dios, porque el Espíritu Santo nos ha hecho entrar en la relación de amor y de vida que hay entre Jesús y Dios Padre. Y ahí nosotros recibimos el don, el regalo de la fe”.
V
La Eucaristía memorial de Tu Pasión, Muerte y Resurrección, testamento de tu vida que para mi Señor sea fuerza de Dios , alimento que me levanta, me fortalece y me nutre.
Y que siempre te reciba como Tu Madre te recibía con fervor , emoción y fe.
Gracias Señor yo sin Ti me debilito.
S
Señor , yo como Tu siempre fiel a tu mensaje sin dar marcha atrás, Que yo nunca me sienta decepcionado de Ti y como Pedro diga: solo Tu tienes Palabra de vida eterna.
IV DOMINGO DE PASCUA
MI BUEN PASTOR
Que en tus hombros recoges Lo bueno y lo mezquino de mi vida
Que cargas sobre ti La grandeza que te prometí Y la pobreza en la que me hundí.
Pastor bueno y prudente Que por los mil caminos de mi vida siempre estuviste a mi lado alejandome de los peligros y sobre todo.............me perdí y saliste a buscarme. Y volví a... tenerte como el compañero que nunca falla y como el Dios que siempre espera. ¡Si tu, mi Buen Pastor!
Hoy Señir te presentas con el Bien Pastor, tu voz es motivo para creer, vivir y confiar, Tu bastón Señor como cristiano es seguridad que contigo estamos llamados a una nueva vida eterna.
Esta semana elevo mis oraciones por tus pastores del siglo xxi que lo tienen difícil.
L
Cristo es nuestro Pastor y nosotros somos su rebaño, llamados a participar en su admirable victoria sobre el pecado y la muerte (
A través del bautismo nos integramos en la Iglesia, su rebaño (1 lect.), y hemos vuelto al pastor y guardián de nuestras vidas (2 lect.). Por eso, podemos siempre cantar llenos de confianza en Cristo: «El Señor es mi pastor, nada me falta». Él nos da su gracia en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, cuya mesa abundante nos prepara cada domingo Y, entrando por Él, la Puerta de las ovejas, nos salvaremos.
M
Como cristina Señor, conozco tu voz y procuro hacerlo vida. Puedo trabajo, actuar y confiar porque Tu mi pastor cuidas de mi como cuidaba de tus discípulos.
M
Que el Señor nos permita ser fieles a Él y a su mensaje, que nos ayude a ser instrumentos suyo y antorcha que ilumine el camino que Tu Señor has dejado y entonces toda yo hablará de Ti.
J
Jesús quiere, en el discurso de despedida de sus apóstoles que es amor que toda su vida se basó en el amor y la luz.
Me recuerdas que ellos llevan la luz que Cristo ha venido a traer a la tierra. Nosotros, como seguidores suyos, también somos portadores de esa luz al mundo y su amor, pero no somos más importantes que los que viven en tinieblas, porque nos envía Jesús.
V
Señor, que mi Camino sea el tuyo y no el camino que todo vale. Que vi Verdad nunca sea mentira y que mi Vida
Maria que tu belleza espiritual llena también mi vida, obediencia.. Oracion.. Sencillez...
S
Permanecer en Ti Señor..... seguirte y que nada ni nadie me separé de Ti.
Me eliges para ser testigo de tu amor y misericordia. Amor que acojo e intento corresponder lo que te complace a Ti Señor.
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