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domingo, 24 de abril de 2022

ORACIÓN DE LA MAÑANA DE VIGILIA Y OCTAVA

VIVES Y HAS VENCIDO A LA MUERTE, TU LUZ CENTRO DE MI VIDA




Hemos sido tocados en esta noche, la más triunfante y generosa del año, por la mano poderosa de Dios! Si Jueves Santo fue camino en el amor o Viernes Santo paso obligado por cruz, la Pascua, esta noche, es una puerta que nos lleva a la resurrección.

A ella estamos llamados por Cristo, desde Cristo y con Cristo. ¡Aleluya!

Hemos caminado con el Señor durante 40 días. Hemos sentido sed, hambre, dudas, desencanto. Hasta puede que nos hayamos rebelado. Pero, al final, Dios nos da la vida

Has muerto, pero al morir, nos has enseñado a mirar hacia el Padre a cumplir la voluntad de Dios y no la nuestra a buscar el bien de los demás y no el propio

¡HAS RESUCITADO, SEÑOR!

Y, porque has resucitado, te damos las gracias Contigo, seremos invencibles Contigo, llamados a la vida Contigo, empujados al Padre Contigo, sin temor ni temblor, hasta el final Movidos por la fe, con la fe y en la fe

¡HAS RESUCITADO, SEÑOR…Y NOS BASTA!


 Domingo de Resurrección



Anoche volvimos a escuchar el grito que cambiará para siempre al mundo, ¡Cristo resucitó y está vivo!

Del grano muerto de trigo, brotó el milagro de la espiga nueva. Una vida diferente, sin sombra alguna de muerte, se hizo dueña de la situación dentro de aquel sepulcro vigilado.

Atrévete, hermano a gritar hoy y siempre ¡Cristo vive! Porque es el grito de guerra de los que creemos en Jesús y nos da una clave nueva para entender las cosas de siempre: el tiempo, el amor, la cruz, el sufrimiento, la vida, el otro... ¡Cristo vive! Hay que gritarlo a los cuatro vientos. Qué tristeza tan grande no enterarse de esta noticia: ¡Hay tanta gente necesitando saberlo! ¡Cristo vive en mi! Solo una vida que cruce las fronteras de la existencia terrena merece ser llamada verdadera.

Ahora todo es diferente, ahora vivo de verdad ¡Aleluya! ¡Feliz Pascua de Resurrección!

L

No tengáis miedo, nos dice a ti y a mí hoy y buscamé en medio de este mundo. Señor y me mendas  ir a Galilea a comunicar lo que he visto. Gracias Señor porque tu noticia ha llegado a mi corazón el día de mi bautismo.

Que yo Señor no me canse de comunicar lo que ha sucesido. a todo el mundo , HAS RESUCITADO Y VIVES, principalmente a los que viven alejados  ddeTi

Gracias Señor porque a mi  me das vida.

M

El cristianismo. Doctrina maravillosa centrada en el amor y que, desgraciadamente, la desdibujamos con nuestras conductas mezquinas y rastreras. Señor, quiero vivir amando, quiero hacer del amor el fundamento de mi vida. No quiero ser especialista de nada: ni en ciencias, ni en arte, ni en oficios. Quiero ser sólo especialista del amor y así quemar mi vida amando

X

Aparentemente somos nosotros quienes buscamos estar con el Señor, somos nosotros quienes le pedimos que se quede junto a nosotros porque comienza el atardecer de nuestra vida. ¡Pero no!, en realidad es Él quien sale al encuentro, es Él quien se cruza en la rivera de nuestras vidas.

 Con esta consciencia descubrimos que el Señor siempre está a la puerta y llama; pero el abrirle la puerta es una decisión que sólo nosotros podemos tomar. Él conoce las necesidades de nuestro corazón, Él sabe lo que realmente necesitamos y quiere llenar nuestras carencias de cariño y amor.

 Ayúdame, Madre Santísima, a descubrir la felicidad plena que sólo se puede encontrar en Dios y en el cumplimiento de su voluntad, aunque aparentemente parezca algo doloroso.

J

Al igual que los primeros discípulos, necesitamos que el Resucitado nos abra la mente para comprender las Escrituras. Y eso parece que pide el vivir siempre abierto al Espíritu, en actitud de dejarse sorprender cada día, dispuesto a aprender, a dejarse seducir cada día por Jesús. Termina el Evangelio de hoy invitándonos a ser testigos. A mostrarle a Él con nuestra forma de vivir.

V

e regreso a la orilla, encontraron unas brasas sobre las que Jesús ha puesto pescado y pan. Jesús toma ahora el pan y se lo da, y ninguno le pregunta:"¿Quién eres?, ya saben muy bien que es el Señor. Que no nos deja solos sino que nos alimenta no con los peces pescados sino con su propia vida. En efecto, en el pan compartido han reconocido el Pan de la vida, el Pan venido del cielo, el que da la vida eterna. Ahora es el tiempo de la misión: "no tengas miedo, Simón: desde ahora serás pescador de hombres". Ahora es el tiempo de la misión, de anunciar a todos que Cristo vive, que la muerte ha sido tocada de muerte, que podemos empezar de nuevo. Que la vida se ha instalado para siempre en nuestros corazones: ¡somos eternos!


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